Prescindiendo de la movilidad interna y de la inhabitual elaboración instrumental, el Lucio Silla de Mozart presentaba en su configuración externa ciertos rasgos sorprendentes, sin que fuera posible reconocer una orientación inequívocamente nueva de la ópera seria. En cualquier caso es evidente el desplazamiento del punto de gravedad a la música. La contracción del proceso a algunas escenas o series de escenas importantes determinó la ruptura del claro equilibrio existente en la disposición dramática de las arias y de los recitativos. Eran casi siempre situaciones límite en las que desembocaba la acción y en las que asimismo culminaba la música de Mozart, quien se interesaba claramente menos por el drama en cuanto a tal que por tales situaciones concretas.
Obertura
Su obertura se inicia con un “Molto Allegro” de carácter marcial, según lo subrayan los timbales, siguiendo la forma de sonata, que se define dentro de los moldes del personalísimo teatro de Mozart, resultando definitivamente risueños. Lo contrastará sabiamente, el inmediato “Andante”, calmo y melódico. Su final, es un nuevo “Molto Allegro” en ritmo ternario, brillante y festivo, de muy corta extensión y sentido ya vituoso.
Acto I
El centro del acto I lo constituye una serie de escenas que se inicia con al entrada de Giunia y musicalmente con el aria de ombra en la significativa tonalidad de Mi bemol mayor “Dalla sponda tenebrosa”, para llegar, tras unos breves compases de recitativo secco “E tollerare io posso”, al accompagnato de Silla “Mi piace! E il cor di Silla” y a su aria de venganza en Re mayor “Il desio di vendetta”. Un interludio orquestal (Andante) hace posible el cambio de escena y conduce a la escena de gran pathos de Cecilio “Morte, morte fatal” sobre un fondo de escenografía heroica que pertenece al tipo de escena de ombra (Un atrio espléndido, ligeramente oscurecido, que corresponde a los subterráneos en que se alzan los suntuosos monumentos de los héroes de Roma). Esta impresionante escena, presidida por el signo de la muerte, comprende un monumental accompagnato de Cecilio (“Morte, morte fatal”), un gran coro elegíaco en Mi bemol mayor con el que Giunia entra en escena con todo su séquito, la invocación solemne y fonológica del padre muerto (“Fuor di queste urne”), a la que el coro responde en estado de agitación y por fin el encuentro de los 2 amantes, que finaliza con el dúo en La mayor (“D´elisio in sen m´attendi”) transido por la exaltación y la transfiguración sobrenatural.
De este modo, aproximadamente la mitad del acto I constituye un complejo de escenas formado por 4 unidades, pero construido coherentemente y sobre todo conformado a través de la música. Únicamente el cambio de escena (“Morte, morte fatal!” de Cecilio) origina la cesura. A partir de ese momento no debe perderse de vista la concepción unitaria de la estructura músico-dramática. La misma se refleja en la sucesión de las piezas y en la disposición de las tonalidades, que permite apreciar una simetría y al mismo tiempo una gradación relacionada con el final:
La menor- Mi bemol mayor- Sol menor- Mi bemol mayor- La mayor.
Desde el punto de vista de la tonalidad el accompagnato de Cecilio (“Morte, morte fatal”) se mantiene en suspenso, pero empieza en La menor rebosante de tristeza. El postludio orquestal pasa del Do mayor (tonalidad paralela del La menor) y del Do menor al coro elegíaco en Mi bemol mayor (“Fuor di queste urne”), tonalidad de ombra heroica. El melodioso canto en Sol menor de Giunia constituye el núcleo de la escena de antes de que el coro recupere el elevado pathos en Mi bemol mayor. Los pilares que soportan este “cuadro” son los 2 fragmentos corales en Mi bemol mayor. La conjuración de la “ombra adorata” del amado en el accompagnato siguiente (“Se l´empio Silla”), que carece de autonomía formal, determina la aparición de Cecilio, que hasta entonces se había mantenido oculto. De este modo se produce el encuentro insospechado de los amantes bajo el signo de la muerte. Con la confirmación de la relación amorosa en el dúo final en La mayor (“D´elisio in sen m´attendi”), se tiende, por una parte el arco hacia el comienzo en La menor de la escena y, por otra, a través del luminoso La mayor, se alcanza el punto del acaecer más alejado del inicio. En este dúo adquiere una forma musicalmente arrebatadora la esperanza alentadora y transida de un impulso joven y jubiloso en una existencia hermosa y unida.
De estos comentarios hay ejemplos sonoros en casa de Mozart.
La versión es la de Harnoncourt, con el siguiente reparto:
Lucio Silla: Peter Schreier
Giunia: Edita Gruberova
Cecilio: Cecilia Bartoli
Celia: Dwan Upshaw
Cinna: Yvonne Kenny
El problema es que hay muchos recitativos cortados, algún aria (sobre todo el "Parto, m´affretto" de Giunia del acto II
) ha desaparecido y no está el personaje de Audifio
.
Si tengo tiempo dejaré las 2 mejores del acto III, pero de momento esto es todo