Ulysses escribió:
Qué importancia le das al libreto?
(y dime tus 3 libretos preferidos, y por qué te gustan).
Me acerqué al mundo de la ópera a través de la música, por lo que ésa es la parte que más disfruto. No obstante, el estilo que se me ha hecho más cuesta arriba hasta ahora (salvo cuando el nivel de las voces es estratosférico) es el bel canto, debido muy probablemente al poco interés de algunos libretos y a las numerosas licencias que se permiten para el lucimiento vocal de los cantantes.
Los tres libretos que elijo:
Wozzeck. Sobrecogedoras la escenas del asesinato de Marie y las posteriores, como la de la taberna, la muerte de Wozzeck intentando esconder el arma homicida o el seco anuncio al niño de la muerte de su madre.
The turn of the screw. El personaje de la institutriz y sus paranoias, la congoja que te provocan los posibles abusos a los niños que se insinúan, las diferentes interpretaciones que se pueden hacer de las apariciones de los fantasmas... Un dechado de tensión dramática.
Don Giovanni. Me encanta el libreto de Da Ponte. Que la ópera se inicie con Leporello cantando algo tan subversivo como "
Notte e giorno faticar per qui nulla sa gradir... Voglio far il gentiluomo" y ese final, tan poco afín a la tradición cristiana, con la estatua del Comendador enviando a los infiernos a Don Giovanni por no arrepentirse de sus pecados: extraordinario.
Le Gouverneur escribió:
Una respuesta muy acertada en mi opinion, una buena síntesis de toda esta problemática. Solo matizaría lo que he puesto en negrita. Los gustos del público afortunadamente se van ampliando, pero que veamos un tipo de voces en el escenario y nos cueste más ver otros tipos más cercanos a las voces del pasado, además de por todo lo relacionado a la enseñanza, en relación a los gustos, yo creo que tiene que ver más con los gustos de unos pocos en posición dominante en los teatros y sin preparación técnica de canto, que con los gustos del público en general.
Lo decía más que nada pensando en que antes era factible ver a una veterana señora de oronda figura plantada en el escenario como un poste represantando a una jovencita saltarina, siempre y cuando fuese capaz de actuar e interpretarlo con su voz y que ahora resultaría casi inconcebible. Luego tenemos el caso de auténticas mediocridades y camelos vocales que cantan en los principales teatros (ROH, Met, Scala...) y son aplaudidos y vitoreados como si de figuras históricas se tratase. Parece que escuchar voces maravillosas ha dejado de ser algo fundamental para un sector del público. O eso, o es que ya nos conformamos con cualquier cosa, que no sé qué es peor.