Aún desde las bellas Islas Canarias, dejo mis comentarios de la función de ayer, 6/05/11 de
L'Elisir d'amore en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas.
En definitiva, no solo me lo pasé muy bien, sino que olvidé en un suspiro, la función del día anterior, del
Król Roger en el Teatro Real.
Mi razón fundamental, por la que yo me trasladé a Las Palmas, fue por escuchar de una vez por todas, a
Celso Albelo en ópera representada. Y lo disfruté mucho, porque este chico tiene talento, es joven y va mejorando a pasos agigantados. Tiene indudable clase belcantista, frasea con intenciones, la línea de canto es correcta, el timbre bellísimo y fresco. Sumado a un volumen suficiente, para el repertorio que frecuenta, su capacidad de regular la voz, de recogerla, de ser ágil en las coloraturas y una subida al agudo considerable, pegando arriba y cascándose los agudos con expansión. Sí que es cierto, que durante el primer acto y más concretamente, durante los concertantes, la voz se perdía, pero en los momentos solistas y en los dúos, se disfrutaba enormemente. Me gusto muchísimo el
Quanto è bella...quanto è cara y se creció tanto en su aria (merecidísimamente ovacionada), con en el dúo con Belcore (pepinazo arriba, incluido, espectacular) y sobre todo, en el dúo final con Adina. No me arrepiento en absoluto de haber ido a verle.
Fabulosa
Mariola Cantarero como Adina, una chica que canta muy bien, con un registro homogéneo y una voz de calidad. Crecida en las ornamentaciones y bien arriba (no me gustó en cambio, la forma de cerrar el sobreagudo del final de la primera parte, estridente). Lo único que se puede achacar, es su vibratto, no siempre preocupante, pero fa gusto oir una voz con ese gusto belcantista y que sepa cantar. Además, en escena es salerosa y ese punto pícaro y juvenil, le va muy bien.
Lo de los barítonos y bajos...es más preocupante. No obstante, no cantaron mal. El Belcore de
Giorgio Caoduro tenía voz y presencia, se le escuchaba y sonaba italianísimo. Sin embargo la voz estaba tremolante, aunque era relativamente agradable de escuchar. Por su parte
Paolo Bordogna hizo un Dulcamara de trazo grueso, siempre haciendo más "gracia", que cantando, aunque canta, no como otros que marcan. Y es belcantista, puede con las agilidades y en el aria final, estuvo correcto.
Me gustó
Judith Pezoa como Gianetta, con una voz amplia y potente, que sin duda apunta maneras, si sigue perfeccionando.
La orquesta estuvo dirigida de manera eficaz por
Eric Hull. Ni que decir tiene, que le da sopas con honda, a la pobre orquesta Sinfónica de Madrid. Dirigida de manera algo más sobria, la primera parte, pero con brío y pulso la segunda, que hizo que el público disfrutara, se riera, escuchara buen canto y saliera entusiasmado del teatro. El coro muy bien cantado, con un volumen apreciable, sin gritar ni subir el volumen para crear impacto.
La puesta en escena es agradable y muy divertida. Llena de localismos (los plátanos, las pinturas de fondo, las casas típicas con sus balcones, el burro, los trajes (medio inventados por Néstor) y alguna frase de los solistas. No molestaba, era bonita a la vista, no tenía pajas mentales, sino que se relacionaba con el libretto (menos en la ubicación claro), el Elixir, era un elixir, y no "polvitos"
.
En fin, que como dije a todos los presentes durante la cena, se agradece esto, más aún cuando en Madrid no se puede disfrutar casi de nada últimamente. La función de ayer, me valió casi por toda la temporada del Real, vista hasta ahora. Si esto es lo que llama Mortier "compositores de segunda, música pachanguera y cantantes españoles sin estilo", que no se preocupe, que yo le doy buena cuenta rápidamente.
¡Y vivan los españoles! Tenía que haber visto la función de ayer, esto es estilo y no los repartos pésimos que nos trae él.