Magnífico recital de Mariella Devia, leyenda del canto dónde las haya, y máximo exponente del belcanto italiano. Nunca creí que tendría que decir lo de "Después de Gruberova y Devia, la nada belcantista", pero no me queda más remedio.
Se anunció de entrada, por megafonía, una indisposición, debido a un proceso viral de la italiana (todos nos temíamos la cancelación del recital), pero cantó por respeto al público, cosa que a día de hoy, solo hacen los veteranos. Abrió boca con una selección de canciones de Chopin, estupendísimas, muy bien cantadas, calentando y ya dando lecciones de canto a más de uno.
Es un repertorio que no estamos acostumbrados a escucharla (en mi caso, la primera vez, en directo), pero es una delicia. Nos brindó un
Depuis le jour, arrebatador, desplengando sus encantos, regulando y fraseando con incisividad y buena dicción, con un canto delicadísimo y sutil. Después, vinieron unos Lizst, de Gounod y el
Adieu notre petite table, cantado con gran elegancia. En el último Gounod (antes del
Je veux vivre que cantó al finalizar la II parte), hubo un pequeño problema en sala, parece ser que un desmayo, y tuvieron que parar la función, con una Devia, aparte de indispuesta, asustada (tuvo que parar de cantar de golpe), pero eso no repercutió en el recital.
Lo mejor, sin duda, la segunda parte, dónde dió clases de gran belcantista. La escena completa de
Norma, cabaletta incluida, que nadie nos esperábamos, haciendo gala de un dominio de la respiración, apabullante y un canto sul fiato, ensoñador, como casi nadie hace a día de hoy. El
Com'e bello, quale incanto, sencillamente glorioso, terminando la parte belcantista con la escena completa de
Maria Stuarda (
Oh nube...nella pace del mesto riposo), que ya nos dejó a la mayoría con la boca abierta. Una voz, que aunque no posea el timbre más hermoso del mundo, es inaudita. Una voz que llena el recinto completo del Teatro de la Maestranza, ya Auditorio, lo cuál pocos hacen. Un alarde de vocalidad, de los que ya no quedan. Messa di voce, smorzature, pianos, trinos interminables, ect...
Terminó el recital con el
Non fu sogno, llevado a su terreno. Es cierto que no huele ese Verdi más pesado, pero lo canta de maravilla, haciendo alarde de sus coloraturas, sobreagudo incluido en la transición timbrado, potente y penetrante. De propinas,
Signore ascolta, de
Turandot, cantado con gran lirismo, delicadeza y emoción y el
Quando m'en vo, espectacular como colofón. Si no fuera por las condiciones en las que se encontraba (si canta así indispuesta, no me quiero ni imaginar como lo hará en plenas facultades), hubiera dado alguna propina más, pues el poco aforo del teatro, se resistía a abandonar el recinto, otrogándole largas ovaciones y bravos. Yo me quedé sin voz (Sharpless puede corroborar,
).
Lo dicho, lección de canto. Puro belcanto!! Cuando encuentren a una soprano que cante un tercio de lo que hizo Devia ayer, que me avise.