La versión que ha llegado hasta nosotros de La Favola d’Orfeo, es una versión con un lieto fine. Quizá no tan feliz desde un punto de vista actual, donde sería conveniente que Orfeo y Euridice acabaran juntos, pero un final feliz al fin y al cabo, con Orfeo subiendo al cielo en vez de acabar destrozado por las Ménades.
Pero lo cierto es que cuando se representó la ópera por primera vez, Francesco Gonzaga, el hijo del duque y principal promotor del evento, hizo imprimir el trabajo poético de Alessandro Striggio para que fuese distribuido entre el público del evento. Esta versión impresa, difiere en algunos aspectos del texto que acompaña a la partitura, editada en Venecia dos años después del estreno, en 1609. La diferencia más notable es en el final: la partitura acaba con el final feliz que conocemos, mientras que en el texto inicial, después de la violenta crítica que Orfeo hace de las mujeres en el acto quinto, ve llegar a las Bacantes y se va, perseguido por ellas que ocupan la escena, y acaban la ópera con un coro de alabanzas a su señor Dionisio. Se supone, que Orfeo es muerto por ellas en su salida de escena, ya que en la época, no se consideraba de buen gusto presentar la muerte en escena (de hecho, la muerte de Euridice también pasa fuera de escena).
La existencia de este doble final abre un mundo de hipótesis. Por un lado, a Monteverdi no le gustaban los finales tristes. Es posible que tuviese la creencia que una ópera necesitaba de un final festivo y no uno de trágico. En una carta, explica que se niega a poner música al Narciso (1608) de Ottavio Rinuccini, por encontrarlo poco variado y por tener un final trágico y triste. También es cierto, que en el sitio (desconocido, pero ubicado en principio en estancias del palacio de Mantua) donde debía desarrollarse la acción, probablemente era imposible el final que observamos en la partitura, que requiere la aparición de un deus ex machina, que desciende del cielo, por incapacidad de colocar allí la maquinaria necesaria para el efecto. Por tanto, el texto con el final trágico, se utilizó en el estreno, pero al publicar la partitura, Monteverdi, no limitado por las necesidades escénicas concretas, hubiese optado por publicar el final original. Pero y la música para el final de las Bacantes?
La hipótesis de la concordia, sería dar la razón a ambas fuentes (texto y partitura) pero teniendo en cuenta la identidad diferenciada de cada obra artística: así, en el momento, se publica el texto tal y como el poeta lo concibió, ya que se otorga al texto literario la importancia debida; por el otro, este texto, una vez confiado al músico está sujeto a modificaciones para alcanzar una finalidad de placer y diversión escénica, y en éste caso, la partitura representaría también la versión realmente interpretada del Orfeo en el momento de su estreno. En este caso, pues, no existió jamás una música compuesta para el final impreso.
En todo caso, a la luz de los datos existentes, es imposible afirmar la veracidad de ninguna de estas hipótesis.
Adjunto a continuación el texto original del final original del texto de Striggio, con su aproximada (mis conocimientos de italiano son limitados) traducción al castellano. Cualquier corrección, será bienvenida:
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ORFEO
Ma ecco stuol nemico
Di Donne amiche à l’ubbriaco Nume,
Sottrar mi voglio à l’odiosa vista
Che fuggon gli occhi ciò che l’alma aborre.
CHORO DI BACCANTI
Evohe padre Lieo
Bassareo
Te chiamiam con chiari accenti,
Evohe liete e ridenti
Te lodiam padre Leneo
Hor c’habbiam colmo il coro
Del tuo divin furore.
BACCANTE
Fuggito è pur da questa destra utlrice
L’empio nostro avversario il Trace Orfeo
Disprezzator de’ nostri pregi alteri.
UN’ALTRA BACCANTE
Non fuggirà, che grave
Suol esser più quanto più tarda scende
Sovra nocente capo ira celeste.
DUE BACCANTI.
Cantiam di Bacco intanto, e in varij modi
Sua Deità si benedica e lodi.
CHORO DI BACCANTI
Evohe padre Lieo
Bassareo
Te chiamiam con chiari accenti,
Evohe liete e ridenti
Te lodiam padre Leneo
Hor c’habbiam colmo il coro
Del tuo divin furore.
BACCANTE
Tu pria trovasti la felice pianta
Onde nasce il licore
che sgombra ogni dolore,
Et à gli egri mortali
Del sonno è padre e dolce oblio de i mali.
CHORO DI BACCANTI
Evohe padre Lieo
Bassareo
Te chiamiam con chiari accenti,
Evohe liete e ridenti
Te lodiam padre Leneo
Hor c’habbiam colmo il coro
Del tuo divin furore.
BACCANTE.
Te domator del lucido Oriente
Vide di spoglie alteramente adorno
Spr’aureo carro il portator del giorno.
BACCANTE
Tu qual Leon possente
Con forte destra e con invitto core
Spargesti & abbattesti
Le Gigantee falangi, e al furore
De le lor braccia ferreo fren ponesti.
Allhor che l’empia guerra
Mosse co’ suoi gran figli al Ciel la Terra.
CHORO DI BACCANTI
Evohe padre Lieo
Bassareo
Te chiamiam con chiari accenti,
Evohe liete e ridenti
Te lodiam padre Leneo
Hor c’habbiam colmo il coro
Del tuo divin furore.
BACCANTE
Senza te l’alma Dea che Cipro honora
Fredda e insipida fora
O d’ogni human piacer gran condimento
E d’ogni afflitto cor dolce contento.
CHORO DI BACCANTI
Evohe padre Lieo
Bassareo
Te chiamiam con chiari accenti,
Evohe liete e ridenti
Te lodiam padre Leneo
Hor c’habbiam colmo il coro
Del tuo divin furore.
</td>
<td>
ORFEO
Aquí llega la tropa enemiga
de mujeres amigas del dios borracho
Quiero perder a las odiosas de vista
Que rehuyen los ojos aquello que el alma aborrece
CORO DE BACANTES
Evohe! padre Lieo,
Bassareo
te llamamos con voz clara,
Evohe felices y riendo
te alabamos padre Leneo
Ahora que tenemos el corazón lleno
de tu furor divino.
BACANTE
Ha huido de nuestro brazo vengador
nuestro impio adversario, el tracio Orfeo
aquel que desprecia nuestro valor.
OTRA BACANTE
No huirá, que peor
suele ser cuando más tarde cae
sobre el culpable la ira celeste.
DOS BACANTES
Cantemos a Baco mientras, y de distintas
formas loemos y bendigamos su deidad.
CORO DE BACANTES
Evohe! padre Lieo,
Bassareo
te llamamos con voz clara,
Evohe felices y riendo
te alabamos padre Leneo
Ahora que tenemos el corazón lleno
de tu furor divino.
BACANTE
Tu encontraste primero la feliz planta
donde nace el licor
que se lleva todo dolor,
y es para los enfermos mortales
padre del sueño y dulce olvido de los males.
CORO DE BACANTES
Evohe! padre Lieo,
Bassareo
te llamamos con voz clara,
Evohe felices y riendo
te alabamos padre Leneo
Ahora que tenemos el corazón lleno
de tu furor divino.
BACANTE
Tu, domador del lucido Oriente
fuiste visto adornado con espuelas
sobre el carro dorado del Sol.
BACANTE
Tu potente como el león
con brazo fuerte e invicto corazón
esparciste y derribaste
las falanges de Gigantes, y al furor
de su férreo brazo pusiste freno.
Cuando, en guerra impía,
movió el Cielo con sus grandes hijos la Tierra.
CORO DE BACANTES
Evohe! padre Lieo,
Bassareo
te llamamos con voz clara,
Evohe felices y riendo
te alabamos padre Leneo
Ahora que tenemos el corazón lleno
de tu furor divino.
BACANTE
Si ti el alma divina que Chipre adora
sería insípida y fría
Oh, condimento de todo placer humano
y de todo corazón afligido dulce alegría.
CORO DE BACANTES
Evohe! padre Lieo,
Bassareo
te llamamos con voz clara,
Evohe felices y riendo
te alabamos padre Leneo
Ahora que tenemos el corazón lleno
de tu furor divino.
</td>
</tr>
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