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Franz Peter Schubert (1797–1828) Nació en Viena, Austria. Hijo de una familia de procedencia humilde, era el duodécimo de catorce hijos. Residía en el barrio de Liechtental en Viena, donde su padre ejercía de maestro. A los once años entró como cantor en la capilla imperial, consiguiendo una beca que le permitió estudiar gratuitamente en la escuela municipal de Stadkonvikt. Allí fue alumno de Antonio Salieri y gracias a la orquesta de la escuela, para la que escribió sus primeras sinfonías, se familiarizó con la obra de Franz Joseph Haydn y Ludwig van Beethoven. A los catorce años crea sus primeros lieder y antes de cumplir los dieciocho ya había creado una de sus obras maestras, Gretchen am Spinnrade, el primero de los muchos lieder inspirados en poemas de Johann Wolfgang von Goethe. A los diecinueve años había escrito ya más de 250 lieder. Pese a sus dotes musicales, su padre pretendía que Franz se dedicara a su misma profesión y ejerciera de maestro. Esto motivó el enfrentamiento entre ambos y el abandono de Franz de la casa paterna.
Fuera del hogar paterno y decidido a ganarse la vida con la música, Schubert se refugió en la casa de su amigo Franz von Schober. Este fue el inicio de un largo peregrinaje, ya que nunca consiguió mantenerse sólo con sus composiciones y sobrevivió gracias a la generosidad de sus numerosos amigos, que lo fueron acogiendo sucesivamente en sus respectivas casas. En Viena Schubert llevó una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas y de los ambientes populares, alejado de los salones y de la etiqueta de la nobleza. De este entorno procede el famoso término de schubertiadas: reuniones de artistas de todos los ámbitos que formaban un círculo brillante y animado dedicado a la música y a la lectura. Admiraba profundamente a Beethoven pero a pesar de vivir en la misma ciudad, se negó siempre a entrar en aquellos círculos de la alta sociedad. Esto repercutió tanto en su obra como en su vida ya que nunca llegó a conocer la fama o el éxito. A pesar de ello, Schubert con Beethoven, establecen las bases de lo que será la música del romanticismo. Podríamos decir que Schubert representa la esencia del primer romanticismo: el lirismo, la melodía y las pasiones.
Durante sus últimos años escribió piezas magistrales, fruto y reflejo de sus experiencias personales y siempre con el sello inconfundible de una inagotable inspiración melódica. Por ejemplo, una tensa profundidad marca la Wanderer-Fantasie (1822) o Die schöne Müllerin (1823). En 1824 escribiría Der Tod und das Mädchen, uno de sus cuartetos más conocidos y ya hacia el final de su vida, el intenso dolor y el aislamiento dejaron su impronta en el ciclo de lieder Winterreise (1827). Así mismo en 1827 compuso la Fantasía para piano y violín en Do y los dos Tríos para piano. 1828 fue el último año de vida de Schubert y su enorme producción en esa etapa da a su muerte un aspecto abrumador y trágico. El continuo pedido de sus editores por trabajos cortos para piano, unido con el deseo de encontrar un mercado en Alemania, pudo ser la razón por la que Schubert produjo tantas piezas de este tipo en estos meses. Estas obras son eminentemente líricas y presentan diversos estados de ánimo, siendo dramáticas, meditativas o apasionadas, presagiando el desarrollo más libre que tendrían las formas pianísticas en manos de aquellos compositores del romanticismo.
Quizá los mejores ejemplos en este aspecto de su producción lo constituyen sus Momentos Musicales y sus Impromptus. También aparecen en ese período obras tan trascendentes como la Novena Sinfonía, las tres últimas sonatas para piano o las canciones publicadas póstumamente con el nombre de Schwanengesang, que sin ser un verdadero ciclo de canciones, mantiene unidad de estilo entre las distintas canciones, entre la profunda tragedia y lo mórbidamente sobrenatural. Sin duda, se trata de una etapa en el cual el músico se desarrolló enormemente, concibiendo partituras desbordantes de ideas, ampliamente grandiosas y orientadas hacia nuevas direcciones. Y ninguna revelaba signos de declinación a pesar de que su salud se deterioraba progresivamente. Por aquel entonces, Schubert tenía solamente 31 años y acababa de matricularse para estudiar fuga. Pero una sífilis, complicada finalmente con una fiebre tifoidea, lo llevaron a la muerte.
El último deseo de Schubert, ser enterrado al lado de Beethoven, muerto un año antes, es finalmente una realidad, ya que actualmente, Schubert reposa en el mismo lugar, reservado a músicos ilustres, donde también se encuentra la tumba de Beethoven, en el Zentralfriedhof de Viena. Así como demostró un notable caudal melódico y un interés casi espontáneo por los detalles, Schubert fue un pionero en ciertos aspectos tonales y armónicos que, lamentablemente, no pudieron ejercer mucha influencia sobre los compositores que le siguieron. Por la época en que se hicieron conocidas sus principales obras, tales avances ya formaban parte de un arte musical que se desplazaba por otros rumbos. Sólo las décadas finales del siglo XIX revelaron toda su genialidad a un ámbito más amplio e, inclusive, su estilo encontró seguidores tan eminentes como Brahms, Dvorak, Bruckner y Mahler. Esta mayor difusión de su creación ayudó también a profundizar el poco conocimiento que se tenía de los diversos aspectos de su corta vida.
Wikipedia/Radio Beethoven
Die Verschworenen, ópera en un acto (1823). Romanze, Ich schleiche bang' und schrill. Ensemble, Eifrig wollen wir beraten.
Última edición por Zelenka el 23 May 2014 4:18, editado 3 veces en total
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