En este punto voy a ser "brevísimo" (que después me animo y os duermo) por respeto a Sidd.
2. Introducción a “Death in Venice“ de Britten.
“Death in Venice” se estrenó el 16 de junio de 1973 representando Peter Pears a Aschenbach.
2.1. Soliloquios y diarios.
La ópera es la adaptación de “Der Tod in Venedig” que como comentamos era una novela con narrador omnisciente, para suplir este narrador Piper (la libretista) y Britten deciden utilizar a Aschenbach como “narrador” mediante soliloquios/monólogos/partes narrativas,… En ocasiones Aschenbach piensa en voz alta y en otras escribe en su diario y nosotros oímos lo que escribe.
2.2. Aschenbach (master-writer/elderly fop) como transfiguración de Britten.
Ya hemos visto como Aschenbach tiene una clara relación con Mann, y su vida, pero en el caso de Britten la relación era incluso mayor.
Britten era un trabajador incansable, con gran constancia y una clara propensión apolínea; ya tenía cierta edad y le habían diagnosticado problemas cardíacos, era consciente de que no tenía demasiado tiempo (murió en 1976) fue su última ópera, pero no su última obra.
No pretendo polemizar pero también sentía atracción por los jovencitos (para más información en la mula estaba “Britten’s children” un documental sobre los chicos que compartieron momentos con Britten) si bien nunca se ha podido probar (y mira que lo han intentado) que hubiera algo más.
Pero a diferencia de Aschenbach Britten no ignoraba su parte Dionisíaca sino que la disfrutaba (todo lo que sus convicciones moralistas británicas de la época post-victorianas le permitieron).
2.3. Apolo vs. Dionisos: el destino.
Para rellenar aquellos huecos del narrador omnisciente que el papel de Aschenbach dejaba se decidió utilizar las figuras de Apolo (contratenor) y Dionisos (barítono, que también representa a los distintos personajes dionisíacos de la ópera).
A pesar de la lucha entre la razón y la emoción Aschenbach va en busca de su destino y a él se abandona, no sólo no le importa morir, sino que va hacia esa muerte.
Sidd, espero no haberte pisado demasiado la presentación
Saludos,
M.