2. Interés verdiano por la obra de Shakespeare. Pormenores de la composición.
Como adelantaba en la entrada anterior, cuando Verdi se puso manos a la obra en la composición de su
Macbeth parecía tener muy claras las ideas. En todos los sentidos: la evolución musical y dramática que quería lograr con este nuevo título, las exigencias vocales -que comentaremos aparte-, y sobre todo la consistencia del libreto. A este respecto, en no pocas fuentes se indica que el propio Verdi redactó el libreto de este
Macbeth. Hasta donde yo sé no es así. El asunto es más complejo.
Grosso modo sucedió lo siguiente: Verdi encargó el libreto a Francesco María Piave. Este intentó satisfacer las exigentes demandas del compositor, como ahora repasaremos. Sin embargo, el texto final entregado por Piave en enero de 1847 seguía sin satisfacer a Verdi en al menos dos terceras partes del drama. Verdi se reunió entonces con su amigo Maffei y revisaron a conciencia el manuscrito. El libretista oficial, el que figura en todas las ediciones y discos del Macbeth verdiano es Piave, pero sin embargo no pocos fragmentos del texto pertenecen a la redacción de Verdi y Maffei. Se vieron afectadas radicalmente las partes corales, esto es, todas las intervenciones de las brujas y el coro de los exiliados escoceses, según apunta el citado Milza en su biografía (
Op. cit., p. 166).
Sea como fuere, la composición del
Macbeth se acometió en un tiempo realmente breve y con un Verdi realmente entusiasmado con este proyecto, al tiempo que cumplía con el compromiso de I Masnadieri. Dos testimonios de su correspondencia dan cuenta de este estado de cosas:
El 25 de marzo de 1847 escribe a Antonio Barezzi:
“(…) Desde hace mucho tiempo tenía en mente dedicarle una ópera a usted, que ha sido mi padre, benefactor y amigo. Era un deber que tendría que haber satisfecho antes, y así lo habría hecho si las imperiosas circunstancias no lo hubiesen impedido. Ahora aquí está este
Macbeth, que amo con preferencia sobre mis otros trabajos, y que estimo digno de serle dedicado”.
El 27 de junio de 1847 escribe a Clara Maffei:
“(…) Por otro lado, necesito un reposo absoluto. El
Macbet (sic.) y estos
Masnadieri me cuestan una fatiga que mi físico no puede soportar en modo alguno”.
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Sea como fuere, veamos ahora en qué consistieron las irritantes exigencias de Verdi a Piave, las que he venido aludiendo:
En carta del 4 de septiembre de 1846 escribe a Piave:
Aquí tienes el borrador del
Macbet (sic.) ¡Esta tragedia es una de las más grandes creaciones humanas!... Si no podemos hacer algo grande busquemos al menos hacer algo fuera de lo común. El boceto está claro: sin convenciones, sin privaciones, y breve. Te ruego que los versos sean breves: cuanto más breves sean más efecto encontraran. (…) En los versos recuerda bien que no debe haber palabras inútiles: todo debe decir algo, y hace falta adoptar un lenguaje sublime a excepciones del coro de las brujas: éstas deben ser triviales, pero extravagantes y originales.
(…) Te ruego que no descuides este
Macbet (sic.), te lo pido de rodillas; cuídalo por mí y por mi salud, que ahora es óptima pero que se torna enfermiza si me inquietas…Brevedad y sublimidad (…)”.
Tras recibir las primeras pruebas de Piave, Verdi se muestra muy descontento y, literalmente, vuelve loco a Piave con sus matizaciones y correcciones sobre cada línea del libreto. Así, el 22 de septiembre de 1846 escribe a Piave un carta donde, en mayúsculas, puede leerse: “(TEN SIEMPRE EN MENTE QUE HAY QUE DECIR POCAS PALABRAS…POCAS PALABRAS…POCAS PERO SIGNIFICATIVAS) (…) (TE REPITO: POCAS PALABRAS)”. Y pocas líneas después, de nuevo en mayúsculas: “(…) ESTILO CONCISO…POCAS PALABRAS…has entendido?”.
Supongo que la amistad da margen incluso a un trato tan insultante como el que Piave recibió de Verdi. En una larga misiva del 3 de diciembre de ese mismo año, Verdi revisa punto por punto varias partes del libreto. Lo interesante es como termina su escrito: “Date prisa si no quieres que me enfade”. Alucinante. Pero lo mejor está por venir, no crean. En la primera línea de la carta del 10 de diciembre a Piave Verdi escribió lo siguiente: “De ahora en adelante le daremos siempre la razón a Usted, Señor Poeta: sí, sí, tienes razón, tienes razón, tienes razón siempre siempre…”.
Obviamente, no tenemos acceso a las cartas de Piave para ver qué le respondía a Verdi, y en qué tono. Probablemente el trato que recibe del compositor estuviera en mayor o menor medida justificado por las respuestas de Piave, pero no deja de ser curioso e irritante este intercambio epistolar.
* El siguiente punto que quiero repasar concierne ya al estreno del primer Macbeth. Introduciré ya ahí una valoración del significado de esta ópera en la evolución de la composición verdiana.