Lacrymosa Giuseppe Verdi
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Sección conclusiva del Dies Irae, segundo movimiento de su Misa de Requiem.
Sé que la obra es conocida, y mucho, pero el fragmento en particular, tiene una interesante historia, que la enlaza con una de las grandes óperas del Maestro. Mi favorita, para más señas.
Bueno, sin más preámbulos, inicio la presentación con un poco de historia, y un breve análisis del Requiem en su totalidad. Ya nos concentraremos, luego, en la sección que quiero presentar.
"El fallecimiento de Gioacchino Rossini, acaecido en Passy el 13 de noviembre de 1868, causó enorme pesar al pueblo italiano. Al aproximarse el primer aniversario de la muerte del destacado músico, Giuseppe Verdi concibió la idea de rendirle un homenaje póstumo. Su proyecto consistía en la creación colectiva de un Requiem, en la que cada parte de la Misa iba a estar a cargo de diferentes compositores; él se autoasignó el "Libera me Domine" conclusivo, invitando a sus colegas más importantes del momento para participar con el resto de las secciones. Razones sobre las que no vale la pena explayarse hicieron fracasar el proyecto de Verdi y el maestro se abocó a la composición de "Aída", iniciada en 1870. Luego del triunfal éxito de ésta, el compositor albergaba el plan de retirarse a un merecido descanso en su villa de Sant' Agata, donde únicamente trabajó en la escritura de un Cuarteto de cuerdas. Sin embargo, el 22 de mayo de 1873 se sintió profundamente conmovido con la muerte de uno de los intelectuales italianos que más admiraba, Alessandro Manzoni, autor de la novela costumbrista "Los prometidos".
De inmediato, Verdi pensó en escribir una Misa de Requiem a la memoria del escritor; esta vez actuó en forma independiente y, de ese modo, la partitura pudo recibir su primera ejecución pública el día en que se conmemoraba el primer aniversario del fallecimiento de aquél. El acontecimiento tuvo lugar en la Iglesia de San Marcos, Milán, bajo la batuta de su creador; entre los solistas vocales figuraban Teresa Stolz y María Waldmann, primeras intérpretes de Aída y Amneris, respectivamente. Tan triunfal fue el recibimiento dado al Requiem, que al poco tiempo éste ya era conocido en las más importantes ciudades europeas.
Siete son, en total, los movimientos que conforman la obra. El primero, "Requiem" y "Kyrie", se inicia con un suave tema en La menor, confiado a los cellos con sordina; éste pasa enseguida al resto de las cuerdas, mientras el coro hace su primera intervención con un canto de factura un tanto monótona. Poco más adelante, cuando el coro entona las palabras "et lux perpetua", los violines ejecutan una bella frase cuya luminosidad se ve acentuada por el paso al modo mayor, manteniéndose el La como tonalidad. Al término de esta primera parte, el coro prosigue con la sección "Te decet hymnus", concebida en estilo imitativo y "a cappella". Verdi vuelve a repetir el inicio del movimiento antes de dar la entrada a los solistas, quienes intervienen entonando el "Kyrie" sobre un acompañamiento cromático descendente en la orquesta.
El segundo movimiento, "Dies irae", es el más largo de la obra y consta de varias secciones unidas sin solución de continuidad. La impactante descripción sonora del día del Juicio Final comienza con cuatro agresivos acordes de Sol menor, los que son seguidos por un convulsionado tema en la orquesta y dramáticas intervenciones del coro, reforzadas por secos golpes de bombo. Uno de los momentos más espectaculares de esta parte se produce cuando Verdi acalla coro y orquesta, para escribir un pasaje confiado a ocho trompetas (4 en el escenario y otras 4 detrás de él). Tras un súbito silencio, se oye una especie de marcha fúnebre complementada con nuevos golpes de bombo, mientras el bajo entona las palabras "Mors stupebit"; a continuación, viene un apasionado solo para la mezzosoprano, "Liber scriptus", que el coro acompaña con quietos susurros del "Dies irae". Breves compases de la parte inicial separan la sección anterior de un inspirado trío, "Quid sum miser", para mezzo, tenor y bajo, sobre un acompañamiento del fagot solista. Esta suave página es seguida por una imponente intervención del coro masculino con las palabras "Rex tremendae majestatis", inmediatamente antes que comience la oración del "Salva me, fons pietatis". Siempre sin solución de continuidad, vienen un hermoso dúo para las solistas femeninas -"Recordare, Jesu pie"- y los solos para el tenor ("Ingemisco tanquam reus") y el bajo ("Confutatis maledictis"), para continuar con una nueva reaparición del "Dies irae"; el movimiento concluye con la sección "Lacrymosa dies illa", iniciada por la mezzo para pasar al bajo, y luego de un breve dúo con éste, al resto de los solistas y el coro.
"Offertorio", tercer movimiento de este Requiem, es un fragmento en el que no participa la masa coral; la música comienza con un cálido tema expuesto por los cellos y desarrollado más tarde por las voces. El discurso musical cobra mayor vigor cuando se entonan las palabras "Quam olim Abrahae", que preceden la que quizás sea la más inspirada página de la partitura: "Hostias"; iniciada por el tenor, la bella melodía pasa luego al bajo y los demás solistas. Después de una repetición de la sección "Quam olim Abrahae", el unísono de las voces solistas hace oír el tema que los cellos ejecutaban al comienzo; en una breve Coda orquestal, este tema volverá a escucharse cuatro veces más, dos en las cuerdas, una en el clarinete sobre un tremolo de las cuerdas y, por último, en cellos y contrabajos.
El movimiento más corto de la partitura es la doble fuga entonada con las palabras "Sanctus Dominus, Deus Sabaoth", que va precedida de una brillante fanfarria a cargo de las trompetas. Se trata de un fragmento en el que Verdi demuestra su notable destreza en el arte de la escritura contrapuntística, producto de su estudio de las obras de Palestrina.
Un plácido Andante en Do mayor es la sección "Agnus Dei", cantada por soprano y mezzo en octavas paralelas sin acompañamiento antes de la repetición por parte del coro. Las voces solistas vuelven a entonar el tema, ahora en modo menor, recibiendo los últimos compases el eco del coro. En la tercera parte, para solistas y coro, escuchamos el fluido contrapunto de tres flautas.
"Lux aeterna" es un movimiento confiado a los solistas, con excepción de la soprano; la luminosidad del inicio, en la voz de la mezzo, es contrastada con los oscuros timbres de la orquesta y la voz del bajo entonando las palabras "Requiem aeternam". Un lírico segundo tema, acompañado por una ágil figura en los violines, domina el resto del movimiento.
Si bien Verdi ocupó gran parte de la música que había escrito para el Requiem colectivo a la memoria de Rossini, el "Libera me, Domine" con que finaliza la obra fue objeto de reelaboración, según lo demuestra la incorporación de material temático antes oído en la partitura. Comienza esta sección con un dramático recitativo acompañado para la soprano, con las palabras que repite el coro antes que la solista inicie su única intervención sin otras voces. "Tremens factus", precedida por severas intervenciones de los fagotes. Cuando ha finalizado este "solo" se vuelve a oír una parte del "Dies irae" y luego el tema que abre esta partitura, ahora con la voz de la soprano entonando las palabras "Requiem aeternam"; este conmovedor fragmento, al que se suma posteriormente el coro, culmina con un Si bemol pianissimo de gran dificultad para la soprano. Esta última volverá a repetir un recitativo con el "Libera me, Domine" antes que Verdi dé comienzo a una animada fuga sobre las mismas palabras. El Requiem termina con un solemne susurro para soprano y coro, adecuadamente apoyado por oscuras armonías de la orquesta."
Última edición por Wozzeck el 02 Oct 2007 1:25, editado 6 veces en total
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