sanan escribió:
Cuando digo que obras como La Boheme o como, La Traviatta no me llenan demasiado lo digo con toda humildad. Cuando leo o escucho a gente decir que ya en la escena inicial de La Boheme se echan a llorar “conmovidos por la pobreza de sus protagonistas”, me digo si yo no seré un idiota insensible
Aquí viene al pelo una frase muy sabia, dicha hacia el siglo V a. C., si mi memoria no falla, y atribuida a Atolóntolón de Basilea:
"pa' gustos loj colores"
Dicho lo cual, más perlas de sabiduría sanchopancesca: en la vida hay de todo, como en botica. En este mismo foro pueden encontrarse eclécticos (como MarttiT) e integristas (jeje, aquí no pongo nombres) tanto de la ópera decimonónica como de la del siglo XX. No es necesario que a uno le guste todo
Ahora bien, empecemos con las "confesiones"
Yo estoy con MarttiT: Wagner me parece el compositor más grande de la historia de la ópera (lo cual no impide que haya otros también geniales, por supuesto).
¿Me gustó a la primera? No exactamente. De hecho, recuerdo que me asustaba bastante enfrentarme a mi primer Wagner (tantas horas, la fama de música extraña, etc.), pero compré las entradas porque... ejem, venía Plácido Domingo a cantar La Walkiria y no me lo podía perder
Preparé la ópera a conciencia, libreto en mano... No estaba mal, pero había ratos en que, francamente, me daba pereza la cosa...
Hasta que la vi en escena. Algo hizo "click" en mi cerebro (supongo que también en mi sensibilidad). Aquella música que te golpea y te acaricia tiene algo visionario, tan verdadero y tan sensual que casi duele
en tu propio cuerpo.
Tienes razón: eso que intuyes tan grande detrás de una música que aún se te antoja hermética, existe. ¡Existe! Jaja, ¡Aleluya!
P.D.: Tres cuartas partes del mérito de mi conversión la tuvo esa profetisa llamada Waltraud Meier. No sé si podrás estar el año que viene en su Walkiria en concierto del Liceu, pero si es así, date por bautizado y confirmado