La Traviata
Producción creada por VALENTINO GARAVANI y GIANCARLO GIAMMETTI y el Teatro dell’Opera di Roma
Dirección Musical Ramón Tébar Dirección de Escena Sofía Coppola Escenografía Nathan Crowley Vestuario Valentino Garavani Iluminación Vinicio Cheli Videocreación Lorenzo Bruno Coreografía Stéphane Phavorini
Cor de la Generalitat Valenciana. Director Francesc Perales
Orquesta de la Comunidad Valenciana
Violeta Valéry Marina Rebeka Alfredo Germont Arturo Chacón Cruz Giorgio Germont Plácido Domingo El Doctor Grenvil Alejandro López Flora Bervoix Anna Bychkova Annina Olga Zharikova Gastón de Letorières Moisés Marín El Barone Douphol Jorge Álvarez El Marés d’Obigny Andrea Pellegrini Giuseppe Antonio Gómez Un Mensajero Boro Giner Un Criado de Flora Bonifaci Carrillo
Representación con tres descansos, el primero tras el primer acto, el segundo después de la escena primera del segundo acto y el tercero después de la escena segunda del mismo. Necesarios para los cambios de decorado.
Después de muchas y acertadas actividades: charlas, presentaciones, asistencia a ensayos, exhibición de los vestidos, sin ninguna cancelación, con el teatro lleno presidido por SM Doña Sofía, se levantó el telón y allí estaba Violeta con un traje negro –y verde- de pié en la escalera, mayestática, sin estorbar esos maravillosos acordes primeros de la obra.
Así empezó esta tercera entrega de Traviata en Les Arts. La Primera, fue de Maazel con aquel espejo tan aplaudido como reprobado y el tempo lento lentísimo que imponía el maestro. La segunda fue de Metha e hizo historia por su incidentado estreno sin cover, cancelaciones de sustitutos y con tropiezo hasta la última representación. El maestro Metha salvó todas las representaciones y en particular el estreno. Y esta tercera ¿de quien es? ¿De Sofía Coppola, de Valentino, de Placido? En distinta medida de todos y quizá esto eclipse el verdadero amo de esta Traviata: el maestro Ramón Tébar y la Orquesta.
Y espero que no sea La Traviata “en rose” aunque es de respetar que se pase por aquí todo el que quiera y le venga bien. Incluso es de agradecer.
Pues como decía con una iluminación “triste” “recogida” aparece Violeta coincidiendo la subida del telón con los primeros compases de la obertura. Ni reloj, ni médico con gabardina, ni niña con globo, sólo ella quieta, majestuosa, con la mirada perdida en el infinito durante todo el preludio para, de repente: la luz y todo el cuerpo escénico apareciendo por las tablas con el jolgorio correspondiente y Violeta uniéndose a ellos. Escena clásica y movimiento clásico, precioso. Y ya se notaba la orquesta, con tan pocas notas.
La primera impresión sobre los protagonistas, bueno acaba de empezar la función, Chacón cortito pero caramba, se le oye más que a Rebeka y pese que Tébar lleva a la orquesta muy matizada y está muy pendiente de los cantantes. Pues de momento se le oye lo justito. Por cierto, no sé si es que Tébar me ha obnubilado pero creo que le han subido la tarima del foso. Sobresalía mucho –después no me pareció especialmente alto- y creo que esta buscado de propósito para ser visto mejor por los de arriba del escenario.
Bien pues enseguida llegamos al brindis y Chacón sube un peldaño y en el godiamo Rebeka se empieza a venir arriba. En “ah si da un anno” correctos pero el final cortito. Están reservones, pensamos. Sin embargo la orquesta que llevaba un ritmo mas bien alegre, en este aria se detiene sacándole color a cada nota, a cada instrumento. Para acabar en perfecta conjunción con el coro.
En “e strano” y “sempre libera” algunos esperábamos mas, los agudos potentes pero algo estridentes, a bocajarro, los graves cortos y las transiciones rápidas. Aquí Chacón “soto il balcone” esta mas potente y afinado. No es que hayan estado mal pero este primer acto no ha sido notable, salvo para la orquesta, bueno tampoco porque la orquesta ha sido de sobresaliente. Sin embargo el segundo y tercer acto han sido espectaculares, ya esta dicho, que parece que no me haya gustado y si me ha gustado. Además ambos protagonistas dan mucho en el papel y han interpretado muy bien, con mucho sentimiento, sobre todo Chacón. Finaliza Rebeka con un silencio antes del sobreagudo, también cortito, pero que complace al público que responde con una ovación. Este primer acto ha sido de la orquesta –y coro-.
En”lunge da lei” y “Oh mio rimorso” Chacón arriesga un poco mas y le sale bien, como he comentado la falta de volumen lo “compensa” con sentimiento. Lamentablemente en esta última aria suprime la segunda cavatina, cosa que sólo parece jorobarme a mí, pero tras el silencio preparatorio coloca un “laveró” largo, bueno larguito, que gana a todo el personal, si es que quedaba algún disidente.
Por fin sale a escena Placido y aquí se produce el milagro. Señalar que Tébar ha declarado que iba a ser riguroso con la partitura frente a la tradición de los cantantes, en la medida que pudiera ser –no es literal-. Declaró que la entrada de Germont no iba a ser triste sino en “alegreto”. El pájaro que me soplo los ensayos me contó como el ayudante de dirección que estaba al frente de la orquesta indicaba a Luis Cansino –Germont del día 22- como este pasaje lo debía cantar más vivo. No imagino a nadie corrigiendo a Placido. En fin, como fuera la orquesta seguía envolviendo el teatro.
Pues bien, el milagro, Placido exultante de facultades –quizá el alegreto- contagió a Rebeka. Ella más exultante si cabe, agudos graves, zona media, silencios, que voz preciosa, hizo lo que quiso perfectamente sincronizada con un Placido también sobrado. Y la orquesta. Y Rebeka muy expresiva, Placido ni que decir tiene. No sabría que pasaje destacar todos fueron de diez o mas. Nos pareció que esa voz de barítenor ha sido la de Germont de siempre y que no puede haber otra Violeta que la Letona. Voces y orquesta. El “adio” paterno/filial nos arranco el corazón.
Rebeka siguió con esa dimensión dramática en su encuentro con Chacón y este la asumió y Placido no la soltó deleitándonos con “Di Provenza” seguida del “no non udrai” (que mi amigo Jose Luis sólo ha oído en vivo en Les Arts). Tal era el éxtasis que Placido, creo, que canto un “un padre et una suora” de mas en lugar de “t’afretta a consolar” pero salió del paso bastante bien.
Y después de otro descanso a la Fiesta de Flora. Rebeka sigue en estado de gracia y Chacón -con su nivel- también.
Aprovecho esta escena para indicar que el coro como siempre, sobresaliente. Y el ballet muy bien. Pocas veces me gusta pues las referencias pseudo taurinas no me parecen acertadas o directamente me parecen de mal gusto. No fue el caso. Todo muy elegante, se notaba la factura Valentino. Los bailarines, sólo tres, vestían una especie de chaquetilla de torero y los pantalones con el final un poco de campana (seguramente no he acertado en nada, pero mas o menos era así). Todos de negro. Muy elegante.
Y Violeta de rojo. Dijo el maestro Valentino, que para crear su rojo se inspiro en la mujer española. También dijo que Violeta no puede ir vestida con un impermeable. Pues ahí queda. En este inexistente duelo gana Rebeka de nuevo, muy bien ambos en “mi chiamaste”. La entrada de Placido corta la respiración. La regista y/o la dirección escénica hacen cantar a Rebeka tirada en el suelo el “Alfredo di questo core” pero como he dicho, podría haberlo cantado haciendo el pino/puente, estaba en estado de gracia y resulto increíble como el “Oh quanto peni”, muy aplaudido.
Último acto. Parece que se oiga cada uno de los violines. Aparece una Violeta trasformada, enferma (Rebeka no tiene hechuras de tuberculosis) parece que le cuesta cantar. Un “adío del pasato” con dos estrofas lento y matizado, desgarrador. Rebeka en perfecto dialogo con el oboe (creo que es el oboe) y la orquesta a veces como si no estuviera. Hasta que por el fondo del ventanal de Violeta se ven unas luces y… “Amato Alfredo, Parigi o cara, Gran Dio” y todos pañuelo en mano. Cuando aparece Placido para finiquitar la tragedia, vuelve a sacar los mejores registros de la moribunda del tonto de Alfredo y de todos los demás y los suyos propios. Y la orquesta claro.
Señalar que los coprimarios son alumnos del Centro de Perfeccionamiento y/o algún miembro del Coro. Todos han cumplido con nota –no me atrevo a comentar ya uno por uno-.
Tanto en la escena del campo como en las fiestas detrás se ven bien nubes, pájaros, un castillo de fuegos artificiales, etc.. pero hay que fijarse. Estas son las proyecciones.
Todos muy aplaudidos naturalmente Placido junto con Rebeka, Tébar y el coro los que mas. Ha sido un "dejá vu" a los mejores años. También subió Valentino y todo el equipo que se recibieron una ovación.
Cuando cayó el telón el público se giró hacia el palco principal y aplaudió a Doña Sofía que correspondió con saludos y sonrisas.
Y ahí acabo la cosa.
Magnifica esta tercera Traviata de Ramón Tébar.
Espero repetir y contar alguna cosa más.
|