El timbre baritonal de Domingo está conseguido a base de hinchar los sonidos de manera espuria y muy fea para oscurecerlos. Cada vez tiene más
vibrato (que resulta especialmente molesto porque se desarrolla a partir de un color de voz que no es el suyo). La falta de aliento en muchas ocasiones le impide cumplir con uno de los principales requisitos del repertorio verdiano al que ahora quiere servir: el canto
legato. Asimismo, la imposibilidad de emitir ciertas notas graves (ver, por ejemplo, el comienzo de
"Abasso le spade" y algunos momentos del
"Eri tu", que carece por completo de la fuerza dramática que la pieza exige) le obliga a desguarnecer los sonidos, abrirlos y terminar arrastrándolos, dando como resultado un efecto plebeyo muy feo.
A pesar de todo, quien tuvo retuvo, y es cierto no sólo que Domingo frasea con gusto e intención (condicionado por las limitaciones, claro), que se oyen algunos sonidos hermosos (se ve que el cantante está en buena forma, aunque al ser un registro de estudio habría que ver cuánta responsabilidad cabe al ingeniero de sonido) y que aún quedan rastros de la belleza de su timbre, pero el conjunto no es, precisamente, un buen homenaje a la voz baritonal en Verdi. Y mucho menos un producto que demuestre esa "conversión" de la que habla el autor del artículo y que ofrezca gran calidad al potencial comprador. Las dos lecturas que me han parecido más interesantes --ambas del
Don Carlo-- son el
"per me giunto" y la muerte de Rodrigo. El carácter menos dramático, más intimista y recogido de los pasajes parece que favorecen la liviandad del sonido "baritonal" de Domingo (que, además, se muestra muy expresivo y ajustado en ambas). Por esta misma razón el
"Di Provenza" tampoco está mal.
Y voy concluyendo: el problema, como siempre que hablamos de esta cuestión, radica en saber hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar las premisas planteadas por el propio tenor y por algunos de los aficionados --reconocimiento explícito de que no es un barítono y de que se trata de un cantante mítico que se está divirtiendo--, o si, por el contrario, consideramos que este tipo de producto no le hace honor al compositor de Bussetto y además transmite una imagen no diremos que completamente equivocada, pero sí espuria y "peculiar" de lo que debe ser un barítono verdiano. Circunstancia que se hace especialmente grave cuando pensamos que el
disco, casi con toda seguridad, acabará en las estanterías de un montón de personas que no entienden demasiado de canto, pero que se ven atraídas por el nombre y el prestigio del intérprete.
Hay que reconocer, no obstante, que el producto está muy cuidado y que el sonido (estupendo) le da gran empaque al conjunto.
Por cierto: ¡hay que ver cómo ha ensanchado la voz de Machado!