El domingo pude disfrutar de la segunda entrega del homenaje a Domingo en la Royal Opera House, con un programa compuesto por 3 actos de 3 óperas distintas del maestro Verdi. Inicialmente aparecían anunciados en este orden: 3º acto de Rigoletto- 3º acto de Boccanegra y 4º acto de Otello pero finalmente Otello se ofreció en primer lugar y Boccanegra en el último. Antes de nada decir que lo del señor Domingo es realmente asombroso
. Su primera palabra, el "si" de Otello ante la somnolienta Desdemona, resonó por el teatro con una majestuosidad y frescura apabullantes, INCREIBLE. Su "Niun mi tema" emocionante hasta el extremo, con un "O Gloooooriaaaa" que dio varias vueltas al ruedo. Una vez más no podía dejar de pensar que una sola frase del sonido que emite Domingo a sus más de 70 años vale más que las carreras enteras de la mayoría de los que pueblan actualmente los escenarios. Y después llegó el Rigoletto, donde tenía mis mayores dudas pero que se disiparon a la primera frase: "e l'ami?". La voz no suena a barítono pero puedo asegurar que las notas son densas y fuertes y el color oscurecido naturalmente por el paso de los años y no por el engolamiento del que pecan la mayoría de colegas se escucha emitido con gran naturalidad. Puedo incluso afirmar que el Rigoletto fue lo que más me gustó, con una escena final inolvidable, y me quedo con ganas de escucharle el rol entero en algún teatro (cosa que el propio Domingo no descartó cuando se le preguntó por ello
...). El Boccanegra ya me sorprendió menos al tenerlo más escuchado aunque me sirvió para comprobar cómo se siente cada vez más cómodo en la tessitura baritonal, con graves realmente sonoros (más que la mayoría de barítonos) y un centro que sigue pareciendo una autopista descongestionada por la que el sonido sale a sus anchas sin ningún obstáculo. Memorable actuación. Como dato a futuro me confirmó que va a hacer el Doge del Foscari verdiano...
Del resto de colegas constatar lo totalmente sobrevalorada que está Marina Poplavskaya y lo interesante del material tenoril de Francesco Meli, al que no había podido escuchar en vivo aún, y que, exceptuando algún engolamiento a partir del si bemol, me pareció de notable alto. Interesante también la Gilda de Aylin Pérez y rústico y sonoro, como siempre, el veterano Paata Burchuladze. Suntuosa la dirección orquestal de Pappano, con una memorable tormenta Rigolettiana, un soberbio preludio a la entrada de Otello y unas cuerdas delicadas hasta el extremo, casi inaudibles, en el "Ave Maria"