Amo Don Carlo, la ópera, Verdi y el chocolate y si estas cuatro pasiones se unen durante casi 5 magníficas horas… puede una estar en el teatro, en el cine o en cielo… según se mire.
Una ópera con mayúsculas es este Don Carlo que Verdi nos plantea lleno de dramas: psicológicos, políticos y musicales.
Los grandes temas: el amor, la venganza, la libertad y la opresión, la religión, la política, la amistad… marcan la intensidad de los personajes y de la historia situada en el centro de una sociedad dominada por el poder político y vigilada por la Santa Inquisición.
Y para darle vida y calor nada mejor que este francés impulsivo y valiente que es ROBERTO ALAGNA que dio vida y emoción al rol de nuestro título, una voz de tenor que fluye con facilidad aunque llegue al agudo un poco forzada. Maneja el escenario con soltura y se hace creíble en su papel de príncipe enamorado y consumido. ALAGNA manda en el escenario: desde su optimista entrada por el bosque francés, hasta sus decisiones sobre la causa flamenca. Se consume de amor por la reina, se inquieta por la fidelidad de su amigo Rodrigo y se duele por el hacer de su padre. Hombre, no es Laurence Olivier, pero gusta y convence…en general.
Un papel poco agradecido que en el Don Carlo de Bilbao gracias al Sr. ARONICA se convirtió en una pobre caricatura de lo que puede dar de si el rol.
Y aunque ambos tenores sean actualmente discutidos y hayan tenido mejores horas, elijo la opción francesa porque me gusta su centro, su color y su temperamento.
Dicen de POPLAVSKAYA que en escena no mueve músculo, la tachan de sosa, de ingrávida, de falta de emotividad…pues yo la encuentro contenida y regia, su ELISABETTA DE VALOIS enseña una voz fresca y musical, matizada y expresiva, con los graves interesantes, y algunos agudos irregulares, que se adapta perfectamente a este papel de casada por conveniencia política y a petición de su pueblo, manejando la responsabilidad de su comportamiento como madre y como reina, frente a la juventud del príncipe Carlos, con la austeridad en el gesto que denota su posición y su deber.
Y aquí vuelvo a elegir la opción rusa en este caso frente a la italiana que escuchamos, poco, por cierto en nuestro Don Carlo de inicio de temporada: RASPAGLIOSI, que yo recuerde tenía una voz…. ¡tan pequeña!
Para las voces graves no hay problema, este FELIPE II de FURLANETTO es impresionante: nuestro bajo del MET llena de matices la complejidad de su rol que explotan en el soliloquio del tercer acto. La crisis de su matrimonio de conveniencia, desposeído del amor que nunca le profesó la reina y pensando en acabar con su hijo por mor de la Santa Inquisición, marcan en su gesto la amargura por un lado y la furia por el otro. Este es un bajo, bajo, de graves grandes y profundos, muy rotundos, cavernosos. Su emisión es más dura que la de SCANDIUZZI, que resulta mucho mas matizada y elegante, sin embargo me vuelve a ganar el frío FURLANETTO con su peligroso caminar escénico, sus estudiados, hieráticos y elegantes movimientos y sus ademanes proclives a la intriga, que nos muestran ese FELIPE II de carácter introvertido, ausente siempre, lleno de dudas y sospechas, manejado en múltiples ocasiones por el GRAN INQUISIDOR.
Elegir uno y/u otro ha de ser una cuestión de gustos, supongo que los puristas y entendidos se quedarán con el interprete de la ABAO, yo en este viaje voy a elegir el del MET.
Y antes de comenzar con la PRINCESA DE EBOLI tengo una pregunta… ¿Cuándo perdió su ojo? Porque yo, a EBOLI siempre la he imaginado tuerta, y en el montaje del EUSKALDUNA, CORNETTI así figuraba, sin embargo en el METROPOLITAN la EBOLI de ANNA SMIRNOVA lucia sus dos ojos.
Es una equivocación: DOÑA ANA DE MENDOZA Y DE LA CERDA, nuestra PRINCESA DE EBOLI estaba tuerta desde aproximadamente los 8 años de edad cuando según cuentan los anales de la historia se empeño en practicar el arte/deporte de la esgrima sin máscara ni protección alguna, a florete desnudo y abierto con un sirviente.
Así pues se vislumbra el carácter de esta mujer a la que se pinta frívola, extraña, poco femenina y a la postre…seductora.
SMIRNOVA tiene una voz enorme, potente y poderosa, que aunque maneja con alguna dificultad su volumen me llena de satisfacción porque sus graves y su centro son dignos de las mejores AZUCENAS. Un cañón.
Pero también MARIANNE CORNETTI estuvo bien en Bilbao, una voz bien italiana con buen cuerpo aunque algo simplona a la hora de transmitir emociones. Por arriba iba bien y posee los graves necesarios, así que nada que objetar.
Pero a SMIRNOVA le quedan tantísimos años por delante….
Dentro de los registros graves de este operón hay que hablar del GRAN INQUISIDOR Y DEL FANTASMA DEL CEMENTERIO, roles secundarios pero no por ello menos importantes. A mi me gustó mas el monje, le encontré oscuro, contundente y negro envuelto en las soledades de la tumba del REY CARLOS V en el monasterio español. EL GRAN INQUISIDOR, ciego y parquisoniano tampoco estuvo mal, pero me impactó menos.
Dos cosas me quedan para terminar, por una parte hablar de algunos detalles escénicos como los colores empleados:
El bosque de FONTAINEBLEU: camino y árboles, plata y hielo, nieve que era un truco maravilloso hecho con un telón por el suelo que al estirar desaparece: ¡tan sencillo y tan efectista! ¡Me encanta!
Grana y oro para las escenas españolas: típico y tópico.
Negro para el resto de personajes (salvo la reina, a la que matiza en sus estados) que los sume directamente en la desesperación que vive en sus papeles.
Un auto de fe poco organizado (como casi todos - ¡que difíciles son los movimientos de masas! - ), pero con un truco interesante el de volver el telón transparente revelando los muñecos atados ardiendo entre llamas.
Y finalmente este barítono ingles, SIMON KEENLYSIDE, al que no había escuchado nunca y con el que me preguntaba como es que cantando BILLY BUDD se hacía también con el POSA de DON CARLO.
Hombre, lo saca adelante y escénicamente lo trabaja, primero desde la pasión: con el Marqués joven y después desde la prudencia, en esa línea de sospecha que invade muchas veces la mente de su amigo el príncipe. En la escena de la muerte esta convincente y soberbio, muy bien, pero vocalmente, aunque le considero un buen cantante, con intención y buenas maneras, le falta rotundidad y empaste a este lírico para ser un autentico barítono verdiano (si es que los hay): en Bilbao a STOYANOV le pasó lo mismo: que elaboró un buen POSA vocal, sin tacha alguna…para lo que hay por el mundo adelante. No obstante el ingles es más actor e imprime otro carácter al personaje. Recuerdo a STOYANOV muy plano y excesivamente frío, sin expresión. De momento….apuesto por el ingles, mas adelante, ya veremos.