!Mon dieu¡. Revisando el índice me he dado cuenta de que no están las
Chansons madécasses (
Canciones malgaches) de Ravel. Estas tres canciones, (
Nahandove,
Aoua,
Il est doux) compuestas para voz (barítono o mezzo) flauta, violoncello y piano, están basados en poemas en prosa de Évariste Parny, publicados en 1787 (traducidos de documentos malgaches anteriores al siglo XVIII). Los poemas 1º y 3º, escenas bucólicas y sensuales, idealizadas, de la vida de los nativos malgaches, enmarcan un alegato contra el colonialismo europeo.
Aquí, cantadas por Dame Janet Baker:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=H0njfUICwcE[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=XP0LmLEOS74&feature=related[/youtube]
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ZLF9hSVWZqw&feature=related[/youtube]
El texto:
http://www.recmusic.org/lieder/assemble_texts.html?SongCycleId=248
Aventuro una traducción (que me perdonen los francoparlantes):
1. Nahandove
Nahandove, oh bella Nahandove !
El ave nocturna comenzó sus gritos,
La luna llena brilla sobre mi cabeza,
y el rocío que nace humedece mi cabello.
Es la hora: quién puede detenerte,
Nahandove, oh Nahandove hermosa!
El lecho de hojas está preparado;
Esparzo flores e hierbas aromáticas;
es digno de tus encantos.
Nahandove, oh bella Nahandove!
Viene. He reconocido la respiración
entrecortada que provoca un paso rápido;
Oigo el susurro del paño que la envuelve;
es ella, Nahandove, la bella Nahandove!
Retoma el aliento, mi joven amiga;
descansa en mi regazo.
Qué hechicera es tu mirada!
Qué vivo y delicioso el movimiento de tu pecho
bajo la presión de la mano!
Sonríes, Nahandove, oh bella Nahandove!
Tus besos penetran en el alma;
tus caricias inflaman mis sentidos;
Detente o moriré.
Se puede morir de placer,
Nahandove, oh bella Nahandove ?
El placer pasa como un relámpago.
Tu dulce aliento se debilita,
tus ojos húmedos se cierran,
tu cabeza se inclina pesadamente,
y tus arrebatos languidecen.
Nunca fuiste tan hermosa,
Nahandove, oh bella Nahandove!
Partes, y yo me consumo en el recuerdo y el deseo.
Languidezco hasta la noche.
Volverás esta noche
Nahandove, oh bella Nahandove!
2. Awa
Awa! Awa! Desconfiad de los blancos
habitantes de la costa.
En los días de nuestros padres,
los hombres blancos llegaron a esta isla.
Se les dijo: Tomad estas tierras,
Que vuestras mujeres las cultiven;
Sed justos, sed buenos,
y seréis nuestros hermanos.
Los blancos prometieron, y sin embargo
hicieron trampas.
Se elevó una fortaleza amenazadora;
el trueno fue encerrado
en bocas de bronce;
los sacerdotes quisieron darnos
un Dios que no conocemos,
Finalmente, hablaron
de obediencia y esclavitud.
Más bien de muerte.
La carnicería fue larga y terrible;
pero a pesar del los truenos que vomitaban,
que aplastaron ejércitos enteros,
todos fueron exterminados.
Awa! Awa! Desconfiad de los blancos!
Hemos visto nuevos tiranos,
más fuertes y más numerosos,
plantar sus pabellones en la costa:
El cielo ha luchado de nuestro lado;
ha hecho caer sobre ellos las lluvias,
las tormentas y los vientos envenenados.
Ya no están, y vivimos,
y vivimos libres.
Awa! Desconfiad de los blancos
habitantes de la costa.
3. Es dulce
Es dulce acostarse, durante el calor, bajo un árbol frondoso, y
esperar a que el viento de la noche traiga su frescor.
Mujeres, aproximaos. Mientras descanso aquí bajo un árbol frondoso, entretened mi oído con vuestros acentos prolongados. Repetid la canción de la doncella, cuando sus dedos tejen la alfombra o se sienta junto al arroz, espantando a las ávidas aves.
El canto agrada a mi alma. La danza es para mí casi
tan suave como un beso. Qué pausados vuestros pasos, cómo imitan las poses del placer y el abandono de la voluptuosidad.
Se levanta la brisa del atardecer, la luna empieza a brillar a través de
los árboles de la montaña. Id, preparad la comida.