Yo he esperado al último día para acudir a ver Manon, y realmente, poco puedo añadir a lo que habéis estado contando, porque opino igual que vosotros.
Siendo yo un fan confeso de Nadine Sierra desde que la escuché en directo por primera vez en el Liceo hace tres años cantando Lucia junto a Camarena, tengo que decir que su Manon no me pareció tan redonda como esperaba. Quizá estaba yo tan acostumbrado a verla desplegar sus habilidades bel cantistas que me ha chocado verla en esta ópera romántica francesa tan diferente estilísticamente. Probablemente la producción no jugara a su favor y estuviera cansada de tantas funciones, pero sobre todo en la primera parte, la encontré un pelín pequeña de voz (cuando jamás me lo había parecido), quizá reservada y conservadora, algo mate por momentos (como si un fino velo blanquecino recubriera su voz) y sin la sensibilidad o delicadeza que se le supone al personaje (culpa esto de la dirección, sospecho). Pero llegó la segunda parte y… ¡ay! ¡Qué segunda parte! Deliciosa en la escena de Saint Sulpice, radiante en el cuarto acto (concluído con estruendoso re bemol sobreagudo cantado con tanta fuerza que nos dejó a todos pegados al asiento) y exquisita en el último (pese a la terrible e irreal escenificación de su muerte). Se merece absolutamente todos los halagos y éxitos que tiene. Aunque trasteando en su agenda tengo la sensación de que en el reparto del pastel de la próxima temporada la que está llevándose el gato al agua es su colega Pretty Yende, que se está quedando con muchísimos contratos en los que en principio Sierra no sólo encaja perfectamente, sino que además domina. Quizá haya decidido bajar un poco el ritmo.
Por el contrario, tenía tan mala opinión de Fabiano que empeorar era difícil. Para mi gusto, yo creo que el principal problema de este tenor es que tiene una voz fea. No me gusta. Lo siento, pero no me gusta. Así que cuando ya la voz no te agrada… Ahora bien, siendo justo he de decir que es cumplidor. Con los defectos que ya habéis comentado todos, pero cumplió con el papel. Nunca había visto Manon en directo, sólo en grabaciones, y una vez visto en vivo lo exigente que es el papel, tengo que decir que tampoco veo mucho a Camarena haciéndolo. Aunque me fastidiara los planes, probablemente retirarse fuera una decisión acertada. Qué pena no haber podido ver la función con Sierra y Pati (pese a que originalmente estaba planeada para el día 22, y que finalmente ocurrió tras la faringitis a Edris).
Ayer, última función, falló Minkowski por enfermedad. Por lo visto, había sido operado recientemente de alguna articulación en el brazo y tanto esfuerzo le había pasado factura, por lo que tomó la batuta su asistente, siendo muy aplaudido en los saludos finales.
En cuanto a la puesta en escena, tampoco tengo nada más que añadir. Suscribo todas y cada una de las palabras dichas por Tip. El primer acto, que en mi opinión es el más aburrido de todos, fue extremadamente confuso con tantas situaciones simultáneas repartidas por el escenario (además de su falta de sentido. ¿En qué momento llega Manon y su primo lo primero que hace es darle un camisón de lamé que ella se pone sin rechistar ni preguntar para qué?). En el segundo, yo fui uno de los cegados por el destello de la boda de discoteca que hacía las veces de mesa (no sólo absurdo por el concepto, sino porque en el acto tercero sí que sacan una mesa que no pinta nada). El ballet… una excusa para enseñar pechos femeninos y lucir jovencitos de torso apolíneo. Elenco de muy buen ver. El cuarto acto es el más coherente con la historia, y el quinto, directamente ni se entiende. Al menos hay un hilo conductor, ciertos medios en la escenografía, y una amplia dirección de actores. Pero lo siento, es estéticamente fea. Y me da mucha pena, porque no hace justicia a la maravillosa partitura de Massenet. Es como poner un cuadro de Velazquez en el cuarto de baño.
Y antes de concluir, me gustaría comentar un pequeño detalle que me chirría un poco. Muchos habéis puesto de manifiesto la proximidad de Nadine Sierra con el público, principalmente a través de sus redes sociales (y comprobado en persona hablando con ella a la salida ayer por la noche, que atendió a una fila enorme de seguidores), alejándose del concepto de diva de la ópera. Sin embargo, me parece que tan forzado es el divismo como el antidivismo. Objetivamente, Sierra es una primera fila entre las sopranos lírico-ligeras (si no la mejor de todas entre las exitosas, en mi opinión) por lo que cierto punto de divismo no sólo se le perdona, sino que incluso se le espera. Pero en cambio, ella se empeña en parecer ajena a todo eso de una manera casi forzada. No hace falta saludar en los aplausos como si fueras una niña pequeña en su fiesta de cumpleaños. Esa actitud infantiloide, tan alejada del trabajo que acaba de realizar, me resulta casi más molesta que si actuara como una diva complicada.
En fin, para tener como que añadir... ¡cómo me he enrollado!
Sin más, me despido del Liceo por esta temporada, sospecho. No tengo tablas para un Parsifal, y el resto no me llama mucho la atención. Sumado a la floja temporada que viene…
¡Un saludo!
PD: en la última función del cast Edris-Pati fallaron las pantallas individuales de los subtítulos durante toda la primera parte. Se encendieron a 5 minutos del entreacto. Convencí a 4 compañeros de trabajo totalmente profanos en la ópera para que se estrenaran con Manon… y no se enteraron absolutamente de nada de la primera parte. Los subtítulos principales no sirvieron de mucho, puesto que están en catalán, y ninguno de ellos lo habla. Por otro lado, me di cuenta ayer de que la primera fila de los pisos tampoco tiene pantallas individuales, salvo los palcos del proscenio. No entiendo el motivo, ni menos que no avisen. Mi acompañante ayer tampoco se enteró del argumento, que se lo tenía que ir explicando poco a poco.
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