Carl Tunner escribió:
Pero vamos a ver, Sr. Gruberoviano, usted cuántos Parsifales ha visto? Apuesto doble contra sencillo que no más de tres.
Y Manon, parecido, pues no se hace tanto.
Deje el snobismo, que no le favorece.
Manones he visto 5. Plastifal solamente una. Me aburrí como una ostra. Me lo pensaré MUCHO antes de darle una segunda oportunidad. No hay que avergonzarse por esto. Es responsabilidad conocer cuanto más repertorio mejor, pero no puede interesarnos toooooooodo el repertorio.
Carl Tunner escribió:
Qué es ser comprometida con el lenguaje contemporáneo. La música actual y no digamos la ópera es de una variedad amplísima y no creo que Raquel García Tomás se encuadre en una rabiosa vanguardia. De hecho, fui a ver Je Suis Narcissiste con una persona que no soporta la música contemporánea y salió encantada.
Estar comprometido con lo contemporáneo es escribir desde un lenguaje de hoy, sobre temas de hoy para el público de hoy, que es el público del futuro; el que debe llenar los teatros cuando el público más carca ya esté
chupando gladiolo que dirían en Colombia. De nada me vale que el público de 60-70-80 años pague un pastizal por venir a la ópera, porque a ese público le quedan los años que le quedan. Lo fundamental es afiliar AL PÚBLICO JOVEN, que tiene más recorrido. Por eso creo que es a ese público al que debe dirigirse la creación.
García-Tomás es un elemento excelente a la hora de valorar cómo captar a un público amplio: es vanguardia
ma non troppo.
Je Suis Narcisiste fue un éxito, me encantó. Es positivo que una persona que repudia la música contemporánea entre fácil a
Je suis..., dice mucho de por qué apostar por García-Tomás y no por otro tipo de compositor más
snob a la hora de presentar una ópera contemporánea.
Carl Tunner escribió:
Un teatro, a la hora de programar 20 funciones, -y con ello sanear las arcas-lo hará con Traviata o Bohéme, no lo va a hacer con un estreno porque sería un suicidio financiero.
La función de un teatro financiado con fondos privados es, en efecto, ser rentable. Cuando, como en el Liceu, hay fondos públicos en juego, lo principal no es tanto ser rentable; sino dar un servicio a la comunidad. Y como parte de ese servicio a la comunidad entra hacer pensar al público, crear un componente intelectual que haga al público más elevado, que lo haga pensar. La función primera del Liceu no es (o no debería ser) estrictamente ser rentable.