Primera escucha de esta tetralogía que proviene de tomas del MET neoyorkino de enero y febrero de 1951. No hay una apuesta clara por un reparto uniforme de tetralogía y así, hay dos Wotan, dos Brünnhilde, pero eso sí, ¡vaya voces!
Comenzando por
Das Rheingold, imponente Hans Hotter como Wotan, libidinoso Set Svanholm (Loge) y algo ligero el Alberich de Lawrence Davidson. La parejade gigantes (Ernster y Hines) está muy bien y muy poderosa la Fricka de Margaret Harshaw. En términos generales el reparto del prólogo es de muy alto nivel.
Die Walküre tiene un Siegmund de prestigio, Günther Treptow, aunque he de reconocer que su timbre nunca me ha resultado atractivo. Imponente Kirsten Flagstadt como protagonista y no menos el Wotan de Ferdinand Frantz o la Sieglinde de Astrid Varnay. En esta ópera hay un cambio de tensión en el sonido del acto III demasiado evidente.
El protagonista de la segunda jornada es un Set Svanholm bastante mejor en el dúo final que en sus momentos con Mime. En realidad hoy en día pagaríamos oro por escuchar una voz así pero lo cierto es que en sus encuentros con el enano su voz que algo velada aunque en el momento final se recompone y acaba como un campeón. Helen Traubel tiene una voz de color precioso pero en la franja aguda las pasa canutas y unas veces omite las notas peliagudas y otras desafina de forma clamorosa; eso sí, muy artistaza a sus 52 años. La amplificación del Fafner de Deszö Ernster queda bastante chapucera y muy extraño –a mí no me ha gustado- el color de la Erda de Karen Branzell.
De
Götterdämmerung apuntar que el papel principal, Hagen está servido por Deszö Ernster con cierta modestia; le falta ese punto de maldad infinita que desprende el personaje. Helen Traubel vuelve a tener problemas en la zona aguda durante la ecena final de la tetralogía, con problemas de afinación demasiado evidentes pero tiene mucha inteligencia para solventarlos o al menos disimularlos. Un veterano Herbert Janssen, a la sazón con los sesenta cumplidos, es un lujo en el Gunther, impecable la Gutrune de Regina Resnik y Set Svanholm, a pesar de que no es un tenor específicamente heroico, es un Siegfried muy bien plantado.
La partitura tiene bastantes cortes y cabe en una versión de 11 CD; la obra más afectada por las amputaciones es la última, sobre todo en su primer acto. Finalmente, Fritz Stiedry (desconocía que había sido colaborador del Gustav Mahler director en Viena), aquí ya septuagenario, tiene momentos de gran belleza y ritmo –la
Trauermusik de la última jornada, por ejemplo- junto a otros de una morosidad difícil de entender, sobre todo en el prólogo. Las tomas, supongo que radiofónicas, tienen momentos de audición poco agradables y algunas caídas de tensión pero en términos generales se escucha muy bien. Esta tetralogía no estaba en mi radar hasta que la encontré por el mundo virtual a un precio irrisorio y aunque tenga sus limitaciones, e alegro de haberla adquirido.