Pues yo tengo la sensación de que entre los oyentes tenemos más diferencias de lo que pensamos en el aparato auditivo, y que, aunque es de perogrullo, lo que unos oyen como squillante puede que para otros no sea así. Y por otro lado está el tema de las salas y las acústicas, pues en un mismo recinto la sensación sonora puede ser muy diferente según qué zonas. Po ejemplo, Violeta Urmana me ha parecido una voz carnosa y cálida pero poco squillante, con notas agudas con poca punta, cuando la he escuchado en el Real, y también en su Kundry del Liceu, donde estaba en al patio de butacas, y sin embargo creo que el impacto sonoro mejora según ganas en altura. Sin embargo, le escuché a Urmana un concierto wagneriano en Valladolid, es verdad que en la sala de cámara, donde casi salgo sordo por el volumen y la potencia tan grandes. No parecía la misma cantante. A Mariella Devia, que es una cantante que siempre la he escuchado de maravilla en recintos grandes, sin embargo, en un recital que dio en unos salones, creo que del Instituto Italiano de Cultura de Madrid, me pareció que el sonido carecía de brillo y squillo, lo cual como sabemos no es así, pues sus sobreagudos en las numerosas ocasiones que la escuché en vivo me parecieron de un impacto extraordinario, al contrario de lo que ocurre, en general, con las jóvenes sopranos lírico ligeras actuales.
Tenores que realmente me han parecido squillantes han sido Gregory Kunde en el Guillermo tell de A Coruña o el Otello de Les Arts, de hace bastantes años (luego la cosa decaería lógicamente) o John Frederick West en su Sigfried del Escorial de hace más todavía.
Pero cuando he escuchado a Xavier Anduaga sí me ha parecido que su voz, para un tenor lírico ligero, era razonablemente squilante. No estuve en su último recital de A Coruña, pero sí en el que dio anteriormente con Jessica Pratt, y desde luego, en la famosa Ah mes de La Fille, hubo squillo, sonidos con punta y una voz radiante y potente. Me cuesta imaginar hoy en día una interpretación tan apabullante como aquella. Estábamos muchos foreros en aquella función que pueden confirmar lo que digo. Sin embargo, en los Puritani también en A Coruña, ya no encontré esa facilidad y ese estado vocal apabullante.
Ayer estuve en los International Opera Awards del Teatro Real, y prometo no volver a asistir nunca más a un acto de este tipo, que se me estaba haciendo eterno, salvo por Anduaga y Barno Ismatullaeva, por lo que me fui en el descanso. En la sala de control del Real no paraban de hablar, ni siquiera durante las intervenciones de los cantantes, por lo que resultaba muy irritante no poderte concentrar en la escucha, y el público era muy peculiar y tampoco paraba de hablar. El caso es que a Anduaga le encontré en buen estado vocal, con una voz muy bien proyectada, que corría con generosidad por todo el teatro. Quizás lo único más negativo es que ahora determinados sobreagudos los resuelve en falsete. En el dúo de Lucía (Verranno a te…) que hizo con Sabina Puértolas, hicieron la versión en la que el tenor se va al agudo, en el penúltimo gran ascenso de la sección final, y lo atacó en un falsete con falta de carne, quizás precavido de no arriesgar en un acto de este tipo. Pero su voz la encontré rica, timbrada y penetrante en casi todo el registro.
Justamente el domingo me escapé al Liceu a la premier del Trittico, gracias a que empezaba a las 17:00 y me daba tiempo a coger el último AVE de vuelta a Madrid, y escuché el Rinuccio de Iván Ayón-Rivas, que me pareció correcto pero no deslumbrante, y teniendo en cuenta que Anduaga y Ayón-Rivas son tenores lírico ligeros de edades próximas, y los escuché en muy corto espacio de tiempo, puedo decir que la voz de Anduaga me pareció más squillante y de más impacto. También es verdad que en ese Trittico, después de escuchar a la apabullante voz de Lise Davidsen, lo demás sabe a poco. Os aconsejo a quienes podáis que no os perdáis disfrutar de estas funciones. Además de la plenitud y poderío de Davidsen, a Ermonela Jaho la encontré en estado de gracia, nos dejó a todo el teatro completamente conmovidos y mostró una capacidad de hacer filados, de regular, impresionantes, una sensibilidad y una musicalidad fuera de lo común, y fue capaz también de hacer justicia a los momentos que exigen más dramatismo, con una voz que corrió impactante por todo el teatro. Mucho mejor vocalmente que en su Mimí de Madrid, donde estuvo ultra sensible, pero con un instrumento que no mostró la robustez y poder que sí mostró el pasado domingo (Davidsen debe de ser contagiosa….)
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