Un trimestre veraniego lleno de lecturas. Destaco las tres últimas que me traigo entre manos, alternándolas:
Como consecuencia del reciente estreno del
Hadrian, de Rufus Wainwright, se me ha hecho imprescindible revisitar esa obra maestra de la literatura que es
Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. La leí de jovencito y luego, durante la carrera, en la asignatura de latín clásico nos obligaron a realizar una reseña crítica que me fue muy provechosa para aprehender y hacer más mía esta bellísima obra. Han transcurrido los años, "querido Marco", y la impresión ya no es tan fuerte como la primera vez que accedí a él, pero sigue resultando un libro imprescindible para mí.
Todo lo que veo de grande, hermoso, inspirado y lleno de aciertos en
Memorias de Adriano resulta deslavazado, soso y poco evocador en
Opus Nigrum, otra conocida novela de la citada novelista francobelga... La miríada de personajes, la evocación del ambiente de la época (el mundo de la Reforma) y la enorme erudición están ahí, ciertamente, pero el resultado es una obra que parece caminar sin rumbo, ni destino, como la propia vida del médico, erudito y alquimista Zenón que protagoniza el relato. Me está costando acabarla, de hecho. En resumen: que si he de elegir entre el viaje introspectivo del emperador romano y el real del médico flamenco, me decanto claramente por el primero. Una gran desilusión.
Mi última (y espero que no definitiva) incursión en el estudio de uno de los mitos más poderosos y evocadores de la civilización humana. Acabo de empezarlo y promete bastante. Aunque ya veremos... La verdad es que la editorial Desperta Ferro está sacando cosas interesantísimas...