Comienza 2022, tras un 2021 que prometía ser el año de la vuelta a la normalidad y al final se ha quedado empañado por una variante ómicron que ha puesto en jaque a toda Europa. Aun así, nos resistimos a perder lo poco de normalidad, de tradición que nos queda. Hoy 1 de enero, el mundo entero vuelve a mirar, una vez más, a Viena y a su Concierto de Año Nuevo en la bella e inmensa Musikverein, interpretando los valses de la familia Strauss.
Este año, la Orquesta Filarmónica de Viena ha estado dirigida por Daniel Barenboim, quien por tercera vez se pone al frente de la fabulosa orquesta, a la que dirigió en las ediciones de 2009 y 2014. El año pasado, Riccardo Muti dirigió una Musikverein vacía, con unos aplausos grabados desde diferentes partes del mundo. Este año, hay un público reducido (en un momento de la pandemia complicado en Austria), de unas 1000 personas, entre las que llama la atención ver a varios (y muy afortunados) niños presenciando algo que recordarán todas sus vidas.
El programa de este año ha estado formado por piezas de carácter simbólico, y hasta mitológico. Ya de por sí la pieza inicial fue la Marcha Fénix de Josef Strauss, pero a lo largo del mismo se han encontrado piezas tan célebres como la Polca de las Ninfas y la bellísima Música de las Esferas. Barenboim ha dirigido con su habitual vigor, y con una agilidad que suponen un soplo de aire fresco en medio de lo que estamos pasando. La Filarmónica de Viena es la orquesta de Strauss. La opulencia que despliega en Mahler, Wagner, Beethoven o Mozart, se convierte en alegría, belleza y brillo en la música de la Familia Strauss. La riqueza de su sonido y los timbres de sus instrumentos hacen que en manos de los vieneses esta música suene como en ninguna otra agrupación.
La primera parte terminó con una apoteósica versión del Morgenblätter u Hojas de la Mañana, que la orquesta concluyó con un Tutti tremendo. En la conocida Obertura de la opereta El Murciélago, Barenboim estuvo sublime, dirigiendo a la orquesta con viveza pero al mismo tiempo opulencia. Aquí la orquesta anduvo sin pausa pero sin prisa, recreándose en la belleza de las cuerdas y de los fagotes, antes de retomar el famoso pasaje de vals, con un tiempo más majestuoso. Onírica, hechizante, casi mahleriana la interpretación de la no menos hermosa Música de las Esferas, y de nuevo el Tutti espectacular de la orquesta, con un lucimiento de la sección de viento metal, especialmente las trompetas, en la polca A la caza. Uno se pregunta si los músicos tienen formación también en canto, porque como un coro profesional sonaron en la Polca del Champán, donde cantan y silban al son de la orquesta, como un coro estudiantil.
Es necesario mencionar las filmaciones durante las piezas, este año comenzaron con una atractiva pareja rubia paseándose y romanceándose por las señoriales calles de la ciudad mientras sonaba la Morgenblätter, durante el descanso un vídeo de músicos de la orquesta acompañando diferentes monumentos y tradiciones austríacas Patrimonio de la Humanidad al son de autores como Schönberg, quien compuso en su época tonal algunos valses, Mozart o Schubert, entre otros. En la segunda parte, al son del vals de las Mil y una Noches, el Ballet de la ópera de Viena realizó su tradicional coreografía en el Palacio de Schönbrunn, y ocho caballos de la Escuela de Equitación danzando al son de la polca de las ninfas.
Tras el consabido saludo en alemán de toda la orquesta, Barenboim se dirigió al público en un emotivo discurso en inglés. El director argentino recalcó la importancia de la música, tan necesaria en estos tiempos que corren, reivindicando la necesidad de una educación musical en las escuelas, algo de capa caída (por no hablar de los países hispanos, donde es inexistente en el currículo escolar), porque el mundo sin música no es mundo. Y añadió, que es en estos momentos donde la orquesta se convierte en un único instrumento. Después vinieron las propinas obligatorias : el famoso vals del Danubio Azul, que se inicia con el brillante, hermoso sonido de las trompetas de la orquesta, que le da a esta popular pieza la categoría de gran pieza sinfónica que merece. El concierto terminó con la consabida Marcha Radetzky, en la que el público da palmas al son de la batuta. Aquí Barenboim, ya visiblemente fatigado tras dirigir el mismo concierto anoche, se mostró afable y divertido con el público. Por otra parte, La orquesta ya ha anunciado que Franz Welser-Möst dirigirá la edición de 2023.
Como bien dijo el presentador de TVE Martín Llade, tras el final del concierto ya se puede dar por comenzado el año 2022. Un año en el que esperamos avanzar más hacia la normalidad, volver a nuestras antiguas vidas y un año en el que esperamos grandes momentos musicales. Que la magia de la música sinfónica y la ópera nos den mucha felicidad.
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