Como vivo a 20 km fuera de Madrid, fue misión imposible disfrutar de la Donna Anna de María José Moreno, una cantante que me gusta mucho; la escena de la locura que cantó en el Teatro Casyc de Santander hace unos pocos años, fué así mismo de locura de lo bien cantada que estuvo, dominando tanto los resortes belcantistas como dramáticos. Sus Neddas del Teatro de la Zarzuela también me gustaron mucho, demostrando una gran versatilidad. Es una pena que una voz como la suya, que tiene tanto que ofrecer, no esté cantando con mucha más frecuencia por nuestros teatros.
A pesar de lo que valoro casi siempre las apreciaciones de Gruberoviano, con quien coincido casi siempre en las extraordinarias temporadas que organizan los Amigos de la Ópera de A Coruña, y a quien siempre es un placer saludar y hablar de música, me pasa lo mismo que lo que dice Tunner. Entiendo que sobre gustos no hay nada escrito, pero algunas de las funciones que he visto en el Real de Las Bodas, a pesar de que es una ópera que así mismo me encanta, se me han hecho, casi casi soporíferas, porque he asistido a un plantel, no ya de mini voces, sino de microvoces. Recuerdo la Susanna de la Sra. Kurzak, que aunque está evolucionando muy favorablemente, de lo cual me alegro, aunque con frecuencia asumiendo retos que la exceden, no me puedo olvidar de una de las Susannas cantadas más "bajitas" que he escuchado. Y el resto así, así. En estas funciones de Don Giovanni, y hablo de los dos repartos, los cantantes me han parecido muy audibles, con voces que se escuchaban perfectamente por todo el teatro. Evidentemente nada parecido repartos como los que escuchamos en las archifamosas versiones de Giulini o Krips, o las de Mitropoulos o Furtwangler (descubrir a Elizabeth Grümmer en disco hace años fue increíble!!).
Don Giovanni es una ópera que ha fascinado a intelectuales como Stendhal y Kierkegaard, entre otros muchos. Recuerdo hace bastantes años en un curso de verano en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, que la científica Margarita Salas me contaba cómo a Severo Ochoa, y a ella misma, les fascinaba esta ópera. La síntesis entre lo dramático y lo jocoso, entre lo germánico y lo italiano (napolitano...), lo apolíneo y lo dionisíaco, etc, es algo que con frecuencia fascina e interpela a las audiencias. Los personajes muestran contradicciones, los buenos parecen muchas veces patéticos y absurdos y los malos tienen su punto de fascinación. En este sentido Don Giovanni es una ópera de mucho más carácter y contraste que Las Bodas, que insisto que me encanta, pero que es un poco.... "moñas"?
El Rapto, ya se ha dicho hasta la saciedad, que tiene una chispa, una frescura y una espontaneidad, que no se volvería a dar de igual manera en el Mozart maduro.
Pero insisto que todo es cuestión de gustos.
Quería comentar muy brevemente confrontando ambos repartos lo siguiente (asistí a las funciones del día 27 de Diciembre y del 4 de Enero):
Del segundo reparto me sorprendió la Donna Anna de Adela Zaharia, pues su voz me pareció que tenía un "metal", una consistencia que no es habitual últimamente en este personaje. Aunque Brenda Rae tiene una voz con menos peso vocal, a mí me gustó mucho su Non mi dir; para mí un momento que vocalmente me llama mucho la atención es como una soprano resuelve el peliagudo momento en que dice "Abbastanza per te mi parla amore" y ese "Abbastaaaanzaa"... fue realizado por Brenda Rae con una regulación que casi casi llegó a Messa di Voce.
Ambas Donnas Elviras me parecieron muy a la par, aunque quizás me inclinaría un poco más por Lombardi, en particular por el Mi tradi, porque se notó más peso vocal y más facilidad para las agilidades.
En cuanto al Don Giovanni, fué muchísimo mejor sin duda, Maltman. Por ejemplo, en el aria del champagne, Adrian Eröd simplemente no podía. y Bolton la llevó no lenta, sino extremadamente lenta, y aún así hubo un momento en que Eröd se quedó por detrás de la orquesta, aunque enseguida recuperó el tempo. A su voz le falta más autoridad y fuerza para este papel.
También el Leporello de Schrott me gustó mucho más que el de Mimica, y que conste que el de Mimica no estuvo mal, pero el uruguayo tiene una gran experiencia con este papel y se nota. Me pareció, así mismo, que Mimica también se quedó por un momento "atrás" en el Madamina, que insisto, no estuvo mal.
El Don Ottavio de Aram Hernández me gustó un poco más que el de Mauro Peter, porque me pareció que Hernández tiene una voz de más consistencia que la de Peter, que es más clara y con menos vibrato, pero Peter tampoco me disgustó.
Los Masetto los encontré muy a la par y, en cuanto a Zerlina, aunque me gustó más la materia vocal, por timbre, belleza de voz, etc, de Marina Monzó, Louise Alder, con voz menos atractiva, le dio más relevancia dramática; Monzó hizo una Zerlina más naif, con menos retranca y picardía.
En cuanto a los Comendadores, como espero muy poco a priori, no me han desagradado; evidentemente me gustaría escuchar una voz tonante y con mucho impacto vocal al estilo de Gottlob Frick, pero ya asumo que eso no pasará nunca.
En cuanto a la dirección, aunque yo siempre me quedo con hambre de una dirección un poco más "intensa", más "germánica" (me gustan mucho Klemperer y Furtwangler, a pesar de que Giulini hace la mejor síntesis, la mejor cuadratura del círculo), me pareció mejor que otros Don Giovanni anteriores que fueron más "descafeinados", para mí fueron funciones bastante disfrutables, para lo que es el nivel esperable del Real; es decir, que aunque vocalmente son evidentemente limitadas, sin voces extraordinarias, el Real nos ha ofrecido Mozarts con voces de mucho menos peso y enjundia- Ojalá en un futuro volvamos a ver a cantantes de primer nivel haciendo Mozart. Es verdad que cantantes como Garança y Netrebko lo han cantado mucho en el pasado, pero son la excepción.
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