La serva padrona y Livietta e Tracollo, Boston Early Music Festival, New England Conservatory's Jordan Hall, 17-VI-2017 Uberto - Douglas Williams Serpina - Amanda Forsythe Livietta - Erica Schuller Tracollo - Jesse Blumberg Boston Early Music Festival Chamber Ensemble Dirección escénica - Gilbert Blin y Melinda Sullivan
Cada dos años, Boston se sumerge durante una semana en el barroco con su Early Music Festival, con un intensísimo programa de conciertos (desde la mañana hasta pasada la medianoche), conferencias, mercadillo, exposición de instrumentos antiguos y feria de instrumentos artesanales. Aprovechando un congresillo en una de las muchas universidades bostonianas, me he dejado caer por ahí.
Cada año el festival tiene como centro la representación de una ópera barroca, en este caso la ópera-ballet Le carnaval de Venise de Campra. En lugar de ello, yo he optado por un interesante programa doble de intermezzi de Pergolesi: La serva padrona (que me encanta) y la rara Livietta e Tracollo (que no conocía). Esta última ha resultado ser muy interesante, con un par de buenas arias para sus protagonistas, pero lejos del nivel de conjunto de su más famosa hermana. Es más una sucesión de escenas simpáticas, pero no crea unos personajes con la humanidad y el encanto de la astuta Serpina y el sufrido Uberto. Este programa es, por cierto, reposición de la producción de 2014 para ell BEMF (con el mismo elenco).
Gilbert Blin nos presentó las óperas semiescenificadas. En su propuesta, dos compañías de teatro se pelean por subir a un miniescenario colocado detrás de la orquesta. En el choque, las partituras se les caen al suelo y mezclan, para desesperación del empresario teatral (esto sucede durante la obertura). A raíz de ello, en lugar de presentársenos una obra primero y luego la otra, intercalarán una escena de cada, con los intérpretes de la que no se está cantando bailando y haciendo travesuras por detrás y en general con los cantantes moviéndose por todo el escenario, detrás, delante e incluso entre la orquesta (Tracollo y Facenda llegan a intentar robarle la cartera a algún músico). Mucho movimiento, por lo tanto (incluso demasiado a veces), coordinado por Melinda Sullivan. Me dio la impresión de ser un episodio de sitcom estadounidense en la tradición de Seinfeld, con varias subtramas independientes que acaban convergiendo (en este caso, con todos los intérpretes bailando juntos al final). El invento no me convenció del todo, la intención era buena pero creo que a veces se llegó a distraer de la música y del (mínimo) argumento. De hecho, creó confusión entre algún miembro del público que, al llegar al descanso, no sabía si se había acabado ya la cosa. Muy divertida, eso sí.
El aspecto musical estuvo bastante bien servido con un reparto en general de voces pequeñitas pero resultonas. En general la típica representación en la que se respira el entusiasmo y da la sensación de que los intérpretes se están divirtiendo, lo cual en este tipo de obras hace bastante. Amanda Forsythe, soprano especialista en barroco y muy querida y habitual en Boston, estuvo muy bien como Serpina. Se trata de una cantante muy ligerita, pero con buena entonación y agilidad. Encarna perfectamente a Serpina, que tiene que ser a la vez astuta y déspota, pero también generarnos simpatía en su «A Serpina penserete». Douglas Williams fue un buen Uberto, bien metido en el papel. No me convenció del todo en su divertidísimo número de entrada («Aspettare e non venire») pero estuvo más atinado en el resto de la obra y en particular en el «Son imbrogliato io già». Por cierto, tanto él como los demás cantantes con bastante correcta dicción italiana, algo que por estas tierras no se puede dar por hecho. Sin conocer el libreto de Livietta e Tracollo pude seguir todo perfectamente sin necesidad de los sobretítulos.
Erica Schuller (Livietta) tiene seguramente la mejor voz del elenco (y desde luego la de más volumen y resonancia). Por desgracia, su gran momento («Cara, perdonami») quedó algo deslucido, en parte por alguna carencia ténica de la soprano, pero también a causa de la recargada didascalia, que buscó (y consiguió) arrancar alguna carcajada extra, pero a expensas de la música en este caso. El barítono Jesse Blumberg demostró una gran vis cómica como Tracollo. De hecho, durante su largo y divertido fingido lamento «Povero Tracollo» hasta llegó a hacer reír al concertino (quien afortunadamente se recompuso inmediatamente y no se perdió). También se rio una de las trompas, pero este, como no tenía mucho que hacer en ese momento, no puso mucho empeño en disimular su sonrisa. Vende bastante bien el personaje y sale airoso, aunque la voz es algo seca y no tiene todos los graves.
Estupenda la BEMF Chamber Ensemble, liderada por el concertino Robert Mealy y los codirectores artísticos del festival Paul O'Dette (archilaúd y mandolina) y Stephen Stubbs (tiorba y guitarra barroca). Muy bien en los recitativos y en general cumpliendo con la tarea de dar vida a los personajes mudos de estos intermezzi (Vespone, Facenda, Fulvia).
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