A Godly Hero: The Life of William Jennings Bryan, de Michael Kazin.
Ahora que el populismo se ha encumbrado en la política americana (aunque sea un populismo bastante extraño, que defiende postulados aislacionistas y proteccionistas que han defendido los grandes partidos del sistema americano en diversas épocas de la historia), parece oportuno leer una biografía de un gran personaje histórico asociado a un populismo de verdad.
Los Trumpistas se dicen seguidores de la estirpe de Andrew Jackson, pero parecen olvidarse convenientemente del verdadero antecesor de Trump, que es Bryan. Quizás porque Bryan no llegó nunca a ser presidente (aunque lo intentó tres veces, y, en la primera, fue el candidado más joven a la presidencia que jamás haya presentado ninguno de los dos grandes partidos) y porqué hay cosas de Bryan difíciles de defender, como su integrismo religioso y poca simpatía con los derechos civiles de los negros.
Byran fue a la vez el campeón y el verdugo del poderoso movimiento populista que (junto con su movimiento gemelo: el prohibicionista) marcó la política de los EEUU a caballo entre los sigloes XIX y XX. El campeón, porque se reclamó candidato populista por el Partido Demócrata de los EEUU. Verdugo porque contribuyó poderosamente al fin de dicho movimiento.
En realidad, del partido populista Bryan sólo aceptó una idea fuerza: el bimetalismo. Sí, la gente basaba su voto en esa época en un concepto tan esotérico como ese. Los campesinos menos acomodados del país creían que una moneda sostenida no sólo en el oro, sino también en la plata, favorecería la expansión del crédito y el aumento del poder adquisitivo en las grandes ciudades, principales compradores de los productos agrícolas.
Pero Bryan no llevó al programa del Partido Demócrata propuestas que eran mucho más importantes para los populistas que el bimetalismo, como la nacionalización de la banca (para ampliar el crédito) y de los ferrocarriles (para acabar con las tarifas de extorsión que imponían los grandes barones de la industria del ferrocarril al transporte de productos del campo).
Así pues, Bryan convirtió el programa verdaderamente radical del partido populista en un programa populista superficial, maquillado.
Pese a todo, los populistas, deslumbrados por la oportunidad de poner a uno de los suyos en la Casa Blanca, apoyaron a Bryan, abandonando muchos de sus principios. Y Bryan perdió. Y comenzó la decadencia del partido populista.
Los amantes del viejo cine USA recordaran la película la Herencia del Tiempo, en la que Fredich March encarna a un trasunto levemente disfrazado de Bryan, ya en su decadencia.
Bryan, colosal orador (a diferencia de Trump) era autor de uno de los discursos más famosos de la historia de los EEUU, que se puede escuchar en youtube (aunque ya era mayor cuando lo grabó, y posiblemente había dejado de creer en lo que predicaba):
https://www.youtube.com/watch?v=UV2wRCcWJa8y que termina con estas palabras, tan de la vieja escuela de la oratoria inflamada:
"...you shall not press down upon the brow of labor this crown of thorns. You shall not crucify mankind upon a cross of gold. (...no hincarás en la frente del trabajador esta corona de espinas. No crucificarás a la humanidad en una cruz de oro.")