Ayer asistí a la función del segundo reparto y me sentí tan frustrado que me acabé yendo en el descanso. Norma es una de mis óperas favoritas, la he visto varias veces en vivo. Por otra parte, soy capaz de disfrutar sin que tenga que haber grandes estrellas, pero si no las hay, sí al menos un conjunto coherente o que siquiera me hagan sentir alguna emoción en algún momento. He ido a las funciones de Ópera 2000 y similares y he disfrutado en Alcobendas, en Alcorcón en muchos otros sitios; con medios muy humildes, con cantantes muy limitados, ha habido momentos en los que he sentido la magia de la ópera. Recuerdo que hace años, en el Auditorio Padre Soler de la Universidad Carlos III de Leganés, una compañía de alguna república ex soviética ofreció una Turandot que me encantó, con una prestación orquestal que ya la quisiera para sí la orquesta del Real, y con unos cantantes comprometidos que suplían carencias con oficio y honestidad; en definitiva disfruté; esos honrados músicos y cantantes estaban de gira, viajando en un autobús sin grandes comodidades, y todo ello por un presupuesto que igual no era ni la décima parte de lo que costaría hacer Turandot en el Real.
Digo todo esto, porque si uno llega al Teatro Real, con las expectativas que son razonables tener en un teatro así, y el tedio, el aburrimiento y hasta la indignación de que una obra maestra como Norma te la hagan sentir como un tostón, es lo que se produce en ti, entonces me niego a seguir en el teatro.
Nada más empezar, la obertura fue trazada con brocha gorda, sin la menor emoción. Trámite y nada más. Es verdad que luego la prestación orquestal mejoró. Pero lo que yo me pregunto es ¿Por qué este director no ensaya o prepara mejor la obertura? Esto no hace sino dificultar que conectes emocionalmente con la obra ya desde el principio.
Aunque la prestación de Simón Órfila tenga sus peros como ya se ha dicho, sin embargo me dio mucha alegría comprobar que está mejor de voz de lo que yo pensaba; su Oroveso en Valladolid, de hace no mucho tiempo, en otra función de Norma muy muy complicada, fue preocupante, con la voz mate y fea. Ayer su voz sonaba mucho mejor.
Apareció después Arónica y mostró un estado vocal preocupante, con un timbre leñoso, como si la voz estuviera muy estropeada después de haber cantado otros muchos roles que también le exceden. Sin embargo fue valiente y comprometido, no eludió las dificultades aunque ello a veces nos haga sufrir. Se atrevió a subir al agudo en “rapiti i sensi”, si bien dado de “aquella manera”. Todo hay que decir que luego, en el dúo y el trío, con la voz ya calentada mejoró bastante.
Hasta ahora con estos mimbres habría seguido adelante con la función, a pesar de Abbado sobrino. Pero entonces me aparece la Señora Meade, que se supone, y así viene avalado por personas con criterio y conocimiento, que es una cantante de nivel, con una voz importante, etc, etc. Yo la única vez que la había visto fue en el reciente I Due Foscari del Real, y me produjo ya entonces una cierta decepción. Me pareció una voz “trabajosa”, no bien proyectada, sin el esmalte ni el brillo esperado. Pensé que había tenido mala suerte y que tenía que seguir insistiendo. Pues bien, ayer, su “Sediziose voci” me pareció paupérrimo y emocionalmente ajeno, sin implicación, pero lo peor vino en el Casta Diva, que resultó prácticamente inaudible.
A todos los demás cantantes los escuché perfectísimamente, con buena proyección de la voz. Pero en el Casta Diva, a mi parecer, la voz de la señora Meade parecía áfona, sin brillo, sin proyección, como si estuviera marcando en un ensayo general. El último Casta Diva, con cabaletta, se lo escuché a Devia en Mayo en Oviedo y estuvo inmensa, antes, también a Devia le había escuchado la Norma entera en Les Arts; yo estaba en la otra punta del teatro pero la voz de Doña Mariella (a pesar de que se criticó entonces su interpretación) me llegó perfectamente emitida y proyectada. En el Devereux del Real, estaba sentado en la misma butaca que ayer y escuché a Devia de maravilla. ¿Cómo puede ser que Meade que se supone que es una voz de más anchura, de más fuste, no se pueda permitir un Casta Diva mínimamente audible? Entiendo que si hubiera estado indispuesta lo habrían anunciado.
En el Ah bello a me ritorna, mejoró bastante, entre otras cosas porque se puso en la embocadura del escenario. Luego volvió la rutina sin que su dúo con Adalgisa, que es una joya, me emocionara mínimamente.
En el trío Pollione, Adalgisa, Norma seguía con la desconexión emocional, es verdad que resolvió mejor de lo que pensaba los ataques al agudo en el terrible “trema per te fellon”, pero seguía sintiéndome frío y ajeno a lo que acontecía en el escenario. Y por fin en el “Vanne si mi lascia indegno” empecé a sentir por primera vez que Meade es una buena cantante de ópera, otra vez al borde del escenario, porque en cuanto se iba un poco atrás no se la oía, y la voz pudo escucharse con cuerpo, proyectada, y se atrevió a rematar yéndose al agudo. A pesar de todo esto, tenía la sensación de desconexión total con lo que allí estaba ocurriendo, de no sentir emoción y me dije que qué pintaba allí aburriéndome cuando estaba muy cansado del trabajo y al día siguiente tenía que darme un madrugón de miedo. La escena final de Norma me conmueve profundamente, me estremece, pero si me volvían a destrozar el final, como hicieron en Valladolid, no estaba por la labor. Así que me largué.
Es curioso que en Valencia el punto más flojo a mi parecer de la actuación de la Devia fue el trío mencionado, donde pasó “de puntillas”, quizás sabiendo que no tenía nada que hacer salvo desgañitarse y prefirió centrarse en los momentos más afines a su vocalidad. En este sentido es como si la Devia de Valencia y la Meade de ayer hubieran sido complementarias, pero la diferencia es que al final lo que te da la Devia te salva la función y lo de Meade de ayer no. Yo prefiero para Norma una voz de más fuste y más posibilidades dramáticas, como por ejemplo Radvanovsky.
Y yéndome a otras Normas que he escuchado en vivo como Urmana también en el Real y Cedolins en el Liceo, cada una también con sus limitaciones, me parecieron muy superiores a lo que ofreció ayer Meade en la primera parte.
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