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José Padilla Sánchez (1889-1960) Nació en Almería. Se cuenta que en el momento de nacer, una banda de música pasó bajo el balcón de su casa, situada en la almeriense plaza de San Pedro. Al parecer, la partera auguró que el niño sería músico, y acertó de pleno. El padre se lo llevó de ayudante a su sastrería, pero al joven Padilla no le gustaba este trabajo y, afortunadamente, apareció pronto un personaje decisivo para él que modificó el curso de su vida: Eugenio Lloret, director de la banda de música de Infantería de Marina, quien, adivinando sus aptitudes, le propuso estudiar música con él. En Almería actuó en el Casino y, ya por entonces, siendo tan pequeño, empezó a componer. Él mismo dirigió una obrita suya al frente de una pequeña orquesta, quedando claro que su vocación definitiva era la música.
Su primer desplazamiento a Madrid tiene lugar con 15 años, cuando su profesor de música, Lloret, recomienda el viaje a sus padres. Comienza sus estudios en el madrileño Real Conservatorio Superior de Música y pronto destaca su trabajo bajo la influencia de los grandes profesores que tuvo la suerte de conocer. Visita los lugares de moda de esta época y se hace amigo de las personas que frecuentan estos lugares: militares, toreros, músicos, artistas. En 1906 lo contratan como director del teatro Barbieri y presenta su primera obra de teatro: Socorro o la hija de Chispa, que se estrenó en Almería. De este mismo año es la zarzuela en un acto ¡Mala hembra!, con letra de D. Ventura de la Vega, estrenada en el Barbieri y en la que Padilla utiliza un tema popular de Andalucía: «el garrotín». Dirigirá igualmente el teatro Martín, pero su gran ilusión es estrenar en el prestigioso Apolo, tan de moda por aquellos días, consiguiéndolo el 28- XI-1910 con su obra Pajaritos y flores. Realizó varios viajes sucesivos a Barcelona, donde llegó a tener residencia permanente durante largas temporadas. Descubre la ciudad gracias a su amigo Amadeo Vives, compositor; asiste a reuniones de ambientes teatrales, conoce al poeta Muntaner, al músico Pahissa, a grandes personajes como Ramón Casas, Pablo Picasso y otros, que luego se convertirían en admiradores suyos.
Viajó por distintos lugares de Europa y América, que le ayudaron en su creación musical, ya que se relacionó con artistas de distintos ámbitos: escritores, músicos, pintores, artistas que forman parte de la Historia Universal del siglo XX. Ciudadano del mundo, sus canciones son adoptadas por distintos pueblos, se universaliza. Buenos Aires, donde realizó numerosos viajes, también ejerció una fuerte influencia en su obra. Primero, como director de orquesta en la compañía de Úrsula López y alternando este trabajo con sus composiciones. La inspiración en Buenos Aires le sirvió para componer unos tangos: Porteñita, Vidalita y El taita del arrabal, entre otros; este último, con letra de Manuel Romero, alcanzó tal éxito que es considerado como una tradición; lo han cantado distintos artistas, entre ellos, el gran Carlos Gardel. En la ciudad porteña estrena la zarzuela La corte del amor, en el Teatro de la Comedia (1916), con el tenor Tito Schipa. Allí conoció a los empresarios Emilio Losada, Fernando Rey y a los artistas de una compañía que venía contratada por estos empresarios, el matrimonio Ibáñez Menta con su hijo Narcisín (7 años). Dedicada al pequeño, compuso la obra El príncipe Cañamón. Sigue relacionándose con grandes personajes del mundo artístico: Miguel Ligero y Carlos Gardel, quien interpretaría varias canciones de Padilla. De su etapa americana también podemos destacar Las burladoras, en la que, en un pequeño papel, actuó una jovencita que más tarde se convertiría en una gran vedette: Celia Gámez.
dipalme
La bien amada, zarzuela en dos actos (1924). Comienzo.
1916
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