Yo acabo de estar en la función del día 24, ya ayer.
No veía "La Flauta Mágica" desde julio de 2005. En aquellos lejanos días, Mark Minkowski dirigió una versión personalísima del título de Mozart, la Fura dels Baus hizo un montaje provocador, sustituyendo los diálogos por poemas abstractos de Rafael Argullol. Y provocando el día del estreno que una alarma parase la función en el segundo acto durante unos minutos. Y con un equipo vocal bastante corriente para mi gusto, si no recuerdo mal.
En 2016, el Teatro Real se atreve de nuevo con la obra maestra de Mozart, con un montaje celebradísimo y original. Ya íbamos a tener la sobria producción de Carsen en 2013, pero ya sabemos que no había medios. Y creo que con esta sustitución, hemos salido ganando.
La celebrada producción procedente de la interesantísima Komische Oper de Berlín lleva la autoría de
Barrie Kosky y
Suzanne Andrade. A su vez, Andrade forma parte de la compañía teatral
1927, que nos presenta el singspiel por autonomasia como una película muda. Un homenaje al cine mudo y todo su mundo de magia y fantasía. Los que amamos el arte silente con pasión irrefrenable sabemos que ese mundo tiene mucho de onírico y cautivador. El programa de mano tiene la imagen de Buster Keaton y sus peliculas, y esa esencia parece estar presente en el personaje de Papageno. Pero hay más ejemplos. En Pamina podemos ver alguna evocación de Louise Brooks o Colleen Moore con ese peinado garçon o la conversión de Monostatos en Nosferatu. O las tres damas convertidas en señoronas abrigadas o Papagena vestida como ¿Mae Murray?. No obstante, vemos muchas animaciones en color, quizá deudoras de "Las aventuras del príncipe Achmed" de Lotte Reiniger. Están muy logradas, todo hay que decirlo. La entrada de Tamino, las apariciones de la Reina "araña" de la noche (otra reina araña, como el Devereux de Talevi-Devia; y cómo nos la recordaba), la huída de Papageno y Pamina, la presentación de Tamino en el templo y la figura que representa al Orador; o los sueños de Papageno con una esposa, por no mencionar que casi todas las proyecciones son momentos de gran alegría visual.
No obstante esta vez tampoco vemos fidelidad total a la obra. Me explico: un homenaje al cine mudo como este los sustituye por sugestivos rótulos en alemán que parecen salir del expresionismo. Evocadores de rótulos de películas como "El gabinete del Doctor Caligari", "y otras. Se siente uno en una placentera sesión de cine mudo, acompañado por música de piano. Y casi que me alegro porque agiliza la duración. Y que cuando la vea la próxima vez, seguramente ya con diálogos quizá me aburra un poco echando esto de menos
Además el juego de acondicionar la sala del Real para sesión de cine mudo parece sustentarse en la supresión de los palcos, al taparlos de negro. Pero en las escenas de coro éstos relucen puesto que los coristas (vestidos de blanco y negro) aparecen en ellos, en las escenas del templo.
La producción de Kosky era el principal reclamo de esta Flauta, y no es para menos. Muchos hablan bien de ella y de cómo la presenta dinámicamente como un cuento fascinante y sugestivo. Incluso a los que no les gusta el cine mudo les encanta esta Flauta "muda". He de reconocer que sin llegar a salir en éxtasis es la mejor producción en lo que llevamos de temporada y creo que poco más lo superará en lo que quede de ella, esperando ver el Parsifal y el Moses, que contarán con maestros de la escena.
Ivor Bolton dirige esta Flauta ya como director titular de la orquesta del Real. Pues bien, ha sido el otro gran triunfador de la noche. Después de oirle en 2014 unas Bodas y un Alceste con altibajos; en esta Flauta ha estado inspirado. La obertura la empezó con unos tempos un poco rápidos al principio aunque luego la cuerda remontó. No obstante en esos momentos en que el viento toma la palabra, no sé si acostumbrado a las grabaciones discográficas, me pareció que las trompetas eclipsaban al resto y eso me dio algo de pena porque es precioso oír como la flauta y demás viento suenan esas notas tan solemnes. Pero inmediatamente la cuerda remontó notablemente. Toda la ópera sonó con una dirección agil y vivaz, que si bien acompañaba a los solistas también sonaba con entidad propia. Muy bella también la introducción orquestal del segundo acto. Una sorpresa.
El coro estuvo muy bien.
El equipo de cantantes era bastante joven y adecuado para las exigencias de la puesta en escena, y muchos de ellos debutan en el Real. No obstante cantar una ópera de Mozart es muy complicado en estos días, y me pasa mucho en las óperas del austríaco en que la mayoría de las voces no me parecen suficientes. Me parece que aún dentro de los que destacan todos han brillado más en conjunto que por separado.
Joel Prieto fue en mi opinión de lo más destacado de la noche, en lo que a protagonistas se refiere. Su voz era de las más destacadas del conjunto y se dejaba oir por la sala. Su Tamino sonaba lo suficientemente dramático y aceptable en el aria "Dies Bildnis ist bezaubernd schön" y como actor bastante ágil.
Joan Martín-Royo fue un Papageno igualmente bueno y muy divertido en "Ein Mädchen oder Weibchen".
De
Sophie Bevan me hablaron muy bien pero la encontré digna y poco más si bien supo lucirse en la bella "Ach, ich fühl's", mejorando en adelante.
Christof Fischesser hizo un doble papel como Sarastro y Orador que le salió aceptable y rotundo. Bien estuvo en la bellísima "In diesen heil'gen Hallen".
Ruth Rosique fue una notable Papagena.
Personalmente, tengo que decir que en
Ana Durlovski tuve muchas esperanzas tras oirle una impecable Olympia en esos Cuentos de 2014 -de triste recuerdo- pero como bien he leído cantar bien un aria no equivale a cantar un personaje entero y tan difícil de cantar. Tampoco es mucho más extenso, pero esta vez la emergente soprano macedonia me ha parecido cumplidora sin más. Me ha pasado con muchas Reinas de la Noche de la actualidad que al acometer su papel suenan con timbres que a veces rayan la guturalidad. ¿Quizá se note la dificultad de la soprano de turno? Ya tuve en 2005 una sensación parecida con Erika Miklosa, a la que no pretendo quitar mérito. Volviendo a Durlovski, en el primer aria sonó correcta sin más. Ya en "Der hölle rache" sonó mucho mejor (en contra de lo que había oído) y acometió la coloratura de manera digna. Pero no vi especial emoción.
Mikeldi Atxalandabaso fue un gran Monostatos y quizá la mejor voz masculina de la noche. La voz sonaba idónea para el papel y tiene un precioso timbre de comprimario. Si sigue así ¿tendremos al nuevo Gerhard Siegel, seguidor de la legendaria trayectoria de los Reiss, Laufkötter,Kuen, Stolze, Wohlfart, Zednik y Clark? Yo lo espero y tengo mucha fe. De hecho ha sido de lo mejor del reparto. Bravo.
Las tres damas han estado a cargo de destacadas mujeres. De
Elena Copons me han hablado bien.
Nadine Weissmann es la Erda de los anillos de Bayreuth en estos años, si bien en los roles que ha cantado en el Real como comprimaria me pareció regular. Los tres niños han estado igualmente bien.
El teatro estaba lleno. El público entusiasmado con la obra aplaudía feliz. Incluso antes de que acabara algún aria. No había ido al Real desde la Alcina y finalmente vi las enormes colas que se agolpan ahora en la puerta principal pasando por los tres controles que desde el Rigoletto se han convertido en la única entrada. Y personalmente entré más rápido de lo que esperaba. Aunque no quiero dejar de manifestar cierta preocupación por la falta de acomodadores (yo no veía ninguno en mi zona) en las zonas superiores del Teatro y de la duplicidad de localidades: conmigo iban dos amigas, las cuales tras superar los controles y llegar a su zona se encontraron con este problema, siendo situadas en una zona errónea durante el primer acto por los pocos que estaban por allí. Menos mal que tras reclamar en el descanso los acomodadores encontraron el sitio adecuado. Y ya desde la era Mortier el Real adolece de este problema.
Una función entretenida como ésta me ha hecho reflexionar de nuevo sobre la necesidad de ver los clásicos cada cierto tiempo. Once años sin ver una Flauta no son pocos y no creo que el que escribe sea el único; si bien una parte de mí la toma como un bonito reencuentro. En cualquier caso nuestra casa lírica favorita se ha vuelto a apuntar un éxito.