Rupert de Hentzau escribió:
En los ejemplos que sirve Siddharta, yo no no creo que lo que hace Leyla Gencer en el primer caso sea "flautato", sino simplemente aligera la emisión, sin perder plenitud, para darle un color más inocente y más juvenil acorde con el personaje. Es uno de los recursos típicos de las grandes actrices vocales, con Callas a la cabeza, y con Gencer de dignísima sucesora (hay quien ha sostenido que la voz real de Gencer era precisamente ésa, la de lírico-ligera, y que ella la ensanchó conscientemente para afrontar el amplísimo repertorio que abordó
). Quizá se podría hablar más propiamente de "flautato" cuando Gencer sube al agudo apianando, o cuando recoge la voz en el ejemplo de
Forza. Curiosamente, aún aligerando la emisión en el primer caso, Gencer no consigue salvar las agilidades, ya que se va dejando la mitad de las notas por el camino
.
Y qué diferencia hay entre aligerar la emisión hasta ese punto y el registro flautato? No creo que la frontera sea tan clara. Precisamente la torpeza en la agilidad en ese ejemplo que comentábamos demuestra lo artificioso del recurso. No es un terreno conquistado de su voz.
Por cierto, a veces tengo la sensación de que algunos compositores escribían pensando en el registro flautato de sus sopranos y mezzos. Siempre me ha chirriado en Casta Diva, esos La ondulantes sobre el pasaje (en
sembiante), escritos en crescendo culminando en forte, que a la mayor parte de las sopranos dramáticas que han ido construyendo la vocalidad moderna de Norma les pilla en el pasaje, y suenan casi siempre abiertas y agrias y rompen el lirismo recogido del aria. Tal vez la clave no era atacarlas con voz plena, sino en un registro mixto. Sobre todo teniendo en cuenta cómo parece que era la vocalidad de Pasta. En grabaciones sólo me han satisfecho en este momento las sopranos ligeras (con un pasaje más alto y por tanto cómodas en el la) y las cantantes híbridas que aligeran la emisión ahí (no quotation required).
Escuchando atentamente los papeles escritos para cantantes excepcionales (en el verdadero sentido de la palabra) como Nourrit, Rubini o Pasta, cada vez me parece más evidente que las vocalidades del belcanto se han reconstruido a lo largo del siglo XX sobre paradigmas heredados de final del siglo XIX y cristalizados por el canto grabado, homogeneizando
a contrario lo que seguramente era una realidad vocal más diversa, compleja y heterodoxa de lo que creemos.