¿Cómo he podido vivir tantos años sin este Otello? Gracias!
Cossutta hace un Otello impresionante. Es cierto que el timbre es común, pero el extraordinario cantante lo convierte en baza. En el I Acto oimos a un hombre normal, de maneras nobles y sentimientos honestos, sin apenas oscuridad (salvo ese che temo temo, de vibrante acento heroico aupado por el trémolo de las cuerdas). Teme perder lo que tiene, pero no es un monstruo. Es un Otello que realmente se va envenenado tras la mordedura de Iago. Y la progresión es perfecta. En el crucial duo con Iago siente más sorpresa y vergüenza que ira. En su duo con Desdemona lucha creíblemente contra la incredulidad, hasta que abandona resignado toda esperanza en la segunda parte del dui. Increíble cómo las últimas frases, esquizofrénicas en casi todos los intérpretes (ahora te creo, ahora no, ahora te doy la mano, ahora te abofeteo), en él son de una tristeza opaca, de escalofriante altura trágica. El derrumbe del Dio mi potevi es de los más conmovedores que he oido, sostenido en un canto legato impecable (sí, se puede cantar
todo el Dio mi potevi). Impasible pero no sádico en la escena pública. Y de pronto vuelve el hombre en la escena final, haciendo creíble como pocos (y qué duro es ésto) el arrepentimiento. Una CREACIÓN.
Con Bacquier tienes la sensación de que está todo el rato marcando. O
cantando en la ducha
Margaret Price (salto renglón. Ya es mucho que compartieron estudio, como para tener que compartir fila también) es una Desdemona cristalina, virginal además de inocente. Lírica pero teatral cuando debe serlo, como en el intenso segundo duo con Otello. La escritura es demasiado grave para ella pero lo salva bien.
Bueno, esto son unas primeras impresiones, lo pienso escuchar muchísimas veces.