Siguiendo el ejemplo de Tunner, citaré, para compensar, algunos intentos de defensa de Don Ottavio:
Los Massin, en su monumental biografía: "Y Ottavio, el absurdo Ottavio, la refleja (la constancia del corazón de Doña Ana) con una ternura perennemente ardiente. Cada vez que cantan, la acción se interrumpe [...] Justamente esto es lo que Mozart necesitaba para no desesperar; ¿cómo no lo hemos comprendido?.
Teatralmente, este lirismo está fuera de lugar; pero hay algo en el hombre que le hace superar la tentación del instante, afrontar el transcurrir de la existencia hacia la muerte: es la fidelidad de Ana, es el amor de Ottavio. Es ineficaz en apariencia, pero siempre trágica, la invencible santidad de los sentimientos del corazón. Y Mozart no sería Mozart si la realidad de la ternura no hubiera brillado con luz propia en el seno del más angustiado de sus dramas".
Rémy Stricker dedica un extenso epígrafe ("Defensa de Don Ottavio") dentro del capítulo dedicado a Don Giovanni de su
Realidad y ficción en las óperas de Mozart a defender lo indefendible
: "Don Ottavio no es en modo alguno el antihéroe que se ha venido diciendo. Apostamos lo que sea a que al considerarle así se realiza una proyección sobre el héroe ideal, DG, que hay una identificación con él, superhombre de nuestros sueños; intentando lavar a Ottavio hasta que pierda color y consistencia. Ottavio, tan "normal" como DG es lo contrario. [...] Considero que Don Ottavio significa la norma y que la naturaleza de DG supone librarse de ella. Al hacerlo no hay un solo personaje de la obra al que no arrastre fuera de lo normal. Salvo Don Ottavio. Este punto de referencia es tan necesario al equilibrio mozartiano como la parte del último
finale que sigue a la muerte de DG [...] Ottavio no e es ni un santo ni un cobarde, es un personaje, dignidad que se tiene cierta tendencia a negarle. Que este personaje es necesario para el equilibrio del drama es mucho más evidente de lo que se suele admitir, y al mismo tiempo está fuera de discusión que Mozart haya hecho una caricatura de ello, facilidad en la que nunca cayó. Más bien ha conseguido el prodigio de hacerle querer -y no sólo de Anna-, a pesar de encarnar virtudes tan poco excitantes como el orden y la razón, nimbándolo de ternura. Es un excelente recurso del genio, wen mi opinión, para que no escuchemos con tan mala conciencia su emocionada voz".
Hocquard, en su alucinada hagiografía místico-filosófica-musical (
Mozart. L'amour, la mort.), menciona primero algunos comentarios desfavorables sobre Don Ottavio: E.T.A. Hoffmann "Octavio, ese hombre frío, afeminado, vulgar"; E.J. Dent: "Esa lamentable envergadura de Ottavio es realmente el punto débil de toda la ópera." "El ganso de Ocatavio", se burla Reynaldo Hahn. P.J. Jouve: "Octavio es siempre fiel, siempre virtuoso, y noble de forma continua; sin embargo, no ocupa más que un pequeñísimo estado de ánimo. Si lo que canta debe proporcionar un retrato estricto, será el retrato del impotente"
El pobre Hocquard, para justificar a Don Ottavio, se refiere al aria
Il mio tesoro (pero podría referirse también a
Dalla sua pace): Pero, ¿de dónde proceden esas críticas sino de la forma en que ordinariamente se ejecuta ese canto? Pensando dar más expresión dramática a esa aria, se le hace contrastar ingenua, y groseramente, con un exceso de suavidad a los impulsos, no menos excesivos, de ardor guerrero. Escúchese a Jozsef Réti: borrando esos efectos demasiado fáciles de contraste, transforma completamente el espíritu de esta aria. Es un mismo ardor, completamente interiorizado, el que entonces atraviesa de forma continua todo el fragmento, que debido a ello suena muy preciso y se vuelve tan emotivo". Aunque poco después reconoce: "Sin embargo, estas críticas no deben dejarse a un lado con un encogimiento de hombros, porque bien podrían hacernos tocar una falla en la dramaturgia de Mozart. Su inspiración musical no puede ponerse en cuestión, pero en el plano teatral se diría que le ha costado mucho situar esos personajes en la acción dramática".
Si es que cuando hay que dar tantas vueltas para justificar dramáticamente a un personaje...