Acabo de terminar de ver/oir esta maravilla.
La puesta en escena, que retoma la del espectáculo original de hace 25 años, es una de esas bellísimas reconstrucciones de época a la que nos hemos malacostumbrado respecto a las tragedias líricas de Lully (
Cadmus,
Le Bourgeois,
Persée) que guarda todavía el atractivo (clásico, no kitsch) de antaño, con una delicadísima escena del sueño de Atys, con Agnew
como Dios del Sueño y unos ballets de una notable elegancia clásica.
Los cantantes están estupendos, sobre todo Richter como el protagonista, y un poco a la zaga, pero más que digna, la Sangaride de de Negri. Una mención muy especial para Deletré, que lo borda en su papel serio y solemne, como El Tiempo, y resulta abiertamente cómico y divertido como el río Sangar, y que ya acompañó a Christie en estos mismos papeles en su anterior aventura..
Lo de Stéphanie d'Oustrac es caso aparte: es la diosa Cybèle y una diosa del barroco francés. El dominio del idioma de la Tragedia Lírica es absoluto, y tanto en su papel de dulce enamorada como mujer ultrajada y vengadora arrasa cada vez que sale escena, construyendo maravillosamente uno de los grandes personajes de la ópera francesa.
Christie y su orquesta estupendos, como siempre, aunque afirmaría que la grabación del '87 es más pujante, con más nervio. Y es que los años (benditos años) no pasan en balde.
Un festín para los amantes del barroco francés.