Ni casa natal ni ná: el Maestro se olió que allí estaba el número uno de los cuarenta pincipales: click

Si seré tarado que acaba de empezar Tip su artículo y ya estoy lamentando prospectivamente su fin.

Un poco de Historia...

Sí, sí, me voy a poner un poco serio y pesadote con la Historia pero es esencial para entender Nabucco...
Bueno, vale, no es esencial pero tengo ganas de escribirla. Que aquí no venimos sólo a hablar de ópera y de música sino a formarnos como personas humanas y ser en el futuro gente de provecho (que no aprovechada)

Y ya que ponéis mala cara, un poco de etimología: se cree que Babilonia procede del acadio bãb-ilãn, "puerta de los dioses" y Nabucodonosor del mismo idioma Nabû-kudurri-uṣur, algo así como "Oh Nebo, defiende mi reino".


3. BABILONIA, ¿LA GRAN URBE O LA GRAN RAMERA? (con perdón)

La gran Babilonia, ubicada en el actual Iraq, contaba entonces alrededor de un millón de habitantes de todas las partes del mundo conocido, entre las cuales no estaba Bélgica. Era una ciudad cosmopolita famosa por los Jardines colgantes que asombraron a los griegos, amén de otras maravillas arquitectónicas, como el Gran Zigurat identificado en la Biblia como la Torre de Babel, la Puerta de Ishtar, que daba entrada a la Via Procesional y que se puede ver (algo reconstruida pero con los zócalos originales) en el Pergamonium de Berlín. Es sin duda la gran ciudad de la Antigüedad.

Estaba rodeada por el río Éufrates y bien amurallada para evitar invasiones. Fue capital del imperio más poderoso de la Tierra en dos momentos diferentes, el primero hacia los siglos XVIII-XVII a.C. y un milenio más tarde, en el llamado Imperio Neobabilónico (siglos VII-VI a.c.), que es donde se ubica la acción de la ópera.

La vida allí no llegué a conocerla pero era una urbe de vida muy relajada, algo así como Ibiza. Por eso los hebreos allí deportados sufrieron un importante shock y no sólo por la inmensidad de una metrópoli de proporciones colosales. Pronto sus costumbres empezaron a mezclarse con las del crisol babilonio, a pesar de los intentos de los profetas Jeremías, Ezequiel, Baruc o Daniel por mantenerlos a raya. En el Apocalipsis es llamada “la gran ramera” porque aglutinaba todos los pecados posibles. De hecho, se dice que la prostitución nació allí, cuando las mujeres, ligeras de ropa, bailaban al son de la música a cambio de unas monedas. Luego continuaban con un maromo el ritual bajo techo.

Sirva esto último para derribar esa leyenda sobre la profesión más antigua del mundo, que no era la prostitución. Al menos se sabe que la danza, los textiles y la metalurgia la antecedían.

4. NABUCODONOSOR II EN LA BIBLIA.

Los profetas se hartaron durante años en anunciar a sus paisanos que si no se acercaban de nuevo a Yavé les esperaban tiempos difíciles. Isaías ya hablaba del “peligro de oriente” (algo así como el hombre del saco) y que padecerían un duro “cautiverio de setenta años”. No hicieron mucho caso y al final vino el tío Nabuco con las rebajas. Fueron dos invasiones, la última de las cuales terminó con la destrucción del Templo de Salomón, el saqueo de los objetos sagrados y la deportación casi total del pueblo hebreo.

Este exilio dejó profunda huella en la memoria judía, a pesar de que no fueron setenta años sino 58 para los primeros prisioneros y 47 para los últimos. La profecía nunca fue una ciencia exacta. Pero fue el invasor que destruyó su identidad física y casi la espiritual.

Aunque se nombra al rey caldeo en varios libros de la Biblia, en donde más se habla de él es en el del profeta Daniel. Un libro más apocalíptico que profético, muy simbólico y hasta poético, realmente uno de los más apasionantes de Antiguo Testamento. En él aparece Daniel como un protegido del rey, gracias a haberle adivinado e interpretado un sueño que los magos del lugar no supieron hacer.

En uno de esos sueños, Daniel le aseguraba a Nabucodonosor que Yavé iba a castigarle por su arrogancia y que durante siete años se comportaría como un animal, enloquecido y viviría entre las bestias, olvidando su grandeza. Y así fue. Pasado ese tiempo, recobró la cordura y rindió pleitesía a Yavé. Precisamente algo de esto ocurre en la ópera, ya lo veremos en el argumento.

Ah, tanto Abigaíl como Ismaele y Zaccaria, que salen en la ópera, son personajes bíblicos pero no aparecen en la época neobabilónica: la primera fue una esposa del rey David, el segundo hijo de Abraham y hermano de Isaac y el tercero un profeta.



5. NABUCODONOSOR II EN LA HISTORIA.

Todos lo que no hemos estudiado en la ESO, incluso alguno que sí lo haya hecho, sabe quién es Nabucodonosor. Y si no, lo sabe por Matrix. Fue el rey más importante del segundo Imperio Babilónico o Imperio Neobabilónico (siglos VII-VI a.C.) Aunque la Biblia lo pone como un soberano cruel y sanguinario, que arrasó Jerusalén y confinó a los hebreos a una terrible esclavitud en Babilonia, la Historia nos cuenta otra versión algo más amable, más condescendiente con sus súbditos y esclavos, que eliminó algunos privilegios de las clases funcionariales y sacerdotales, como el pago de tributos. Además, embelleció Babilonia con jardines, canales, puentes, acequias y obras monumentales. Incluso la nobleza hebrea llegó a ocupar cargos de relevancia en la Administración Nabuco.

Su imperio abarcó Asiria, Mesopotamia, Palestina, hasta las mismas puertas de Egipto… Para evitar revueltas en estos lugares, que aunque ya propios se consideraban extranjeros, Nabucodonosor ejecutó una política de deportaciones, sacando a las personalidades más notables de sus respectivas ciudades (políticos, sacerdotes, generales) confinándolas en ciudades babilónicas. Precisamente la gran capital fue el destino, por dos ocasiones, de los hebreos (años 597 y 586 a.C.), tras destruir su templo y la ciudad de Jerusalén. Sólo quedaron allí las clases más bajas: agricultores, ganaderos, artesanos, directores de escena…

A su muerte, en el año 562 a.C. el imperio empezó a tambalearse hasta que cayó en el 539 por las tropas del rey persa Ciro el Grande, que permitió a los hebreos volver a su tierra de origen. Y tan impresionado quedó con Babilonia que no la destruyó.

Bueno, ya pasó.

Qué majo, muchas gracias.
Hala, te has ganado mi voto.

Con razón todo lo de Zeffirelli tiene regustillo antediluviano

Interesantísimo, Tip

Y me apunto lo de Daniel, que el Antiguo Testamento lo conozco regular.

Si no pasesen estas cosas no estaríamos en pleno Romanticismo.

Una exposición interesantísima. De las de aprender. Al contrario que gakugeki, yo la estoy disfrutando intensamente mientras se desarrolla. Cada post lo leo dos veces, y alguno incluso más.

Genial Sr. Tip.

También magníficos, por supuesto, Loge y Ulysses. Beatrice era una ópera de ésas que había escuchado una vez (el aria de Benedict sí lo había frecuentado en diversos discos de tenores) y dejado en la estantería porque no me había dejado huella. He vuelto a ella con la exposición del Sr. Ulysses y la voy cogiendo el gustillo.

Gracias, Tip, por tu inextinguible buen humor y tu vivaracha sapiencia.

Yo también he vuelto a mi denostada Béatrice con Nelson (este director ha recogido con bríos renovados la antorcha de Davis) y he de decir que me lo he pasado de miedo. Cierto que es una obra con algunas imperfecciones, como prestar demasiada atención a episodios poco relevantes y, como bien apuntaba Ulysses, dejar pasar oportunidades para destacar momentos en que un número de gran comedia estaba servido en bandeja (¿cierto agotamiento de las fuerzas creativas de Berlioz?). Pero en esta ocasión la obra se me ha pasado en un suspiro y escenas como la final del primer acto, que en la primera audición me resultó prolija y poco relevante, se ha demostrado reveladora del espíritu tierno de esta ópera.

¿Quién dijo que las versiones no importan? Huyan como del mismo diablo de la de Barenboim, que puede hurtar el disfrute de esta joyita.

¿Pagar tributos era entonces un privilegio? Sí que han cambiado los tiempos. Tal vez los funcionarios y sacerdotes lo que hacían era cobrar los tributos.

En cuanto a Nabucodonosor, aún recuerdo el trabalenguas que era para mí su nombre cuando lo estudiaba (muy hábil, el tío Verdi, dejándolo en Nabucco, mucho más comercial). Pero luego aún fue peor: vinieron Hammurabi, Suppiluliuma y algunos más. Claro que, de salir en la ópera, hubieran sido Ham y Sup.

Cierto, sí que te lo has leído más de una vez.
El privilegio era la exención tributaria. Se les obligó a pagarlos.

6. PERSONAJES

Tras los personajes reales, vamos por los ficticios, los de la ópera.

He procedido a la escucha atenta de todos ellos, varias versiones, anotando sus matices, su tesitura... Hasta me he vestido como ellos, aprovechando las rebajas, para introducirme en sus roles e indagar así en sus perfiles sicológicos y dramáticos... Han sido horas de duro trabajo.

Lo único que he sacado en claro es que se llama Nabucco porque el resto del nombre llevaba a confusión sobre su sexo: no sabían si era un señor o una monja. Así que al final, he optado por "yernear" un poco y sacarlo de Internet. Hay que aprovechar la tecnología.

Bueno, ya en serio y a veces en sirio, cinco son los personajes principales de esta ópera:

Nabucco o Nabuccodonosor: Rey de Babilonia, padre de Abigaille y de Fenena, aunque de la primera con una esclava y de la segunda con la reina, se supone. Su cuerda es la de barítono, una de las más lucidas del repertorio. Aunque es el que da nombre a la ópera, su presencia es menos habitual de lo esperado aunque muy efectista. Su límite agudo es sol₃. Tiene momentos en que su voz ha de sonar poderosa y autoritaria, digna del gran dominador del mundo, junto con otros de arrepentimiento y súplica, en ocasiones humillante. En el estreno milanés lo interpretó Giorgio Ronconi. No sabemos si se quedó como su apellido.

Abigaille: Hija bastarda de Nabucco con una esclava, hermanastra de Fenena y aspirante al trono de su padre. Papel tremendo para una soprano dramática de coloratura, con saltos de escala criminales, agudos imponentes (do₅) y graves importantes (si₂), más de dos octavas. Siempre de mal humor y exasperada, salvo en el final. Una de las causas por las que esta ópera no se representa más. No es fácil encontrar sopranos que quieran hincarle el diente y las que lo hacen, salvo que quieran quedar áfonas, abandonan en unos años. Papel estrenado por Giuseppina Strepponi, más tarde esposa de Verdi.

Zaccaria: Sumo sacerdote de Israel (aunque yo creo que debería serlo de Judá). Bajo de gran estatura musical, ya que por abajo alcanza el fa^#₁ y por arriba dos octavas más (fa^#₃). También debe sonar imponente, porque es el que conduce a su pueblo en el exilio, enfrentándose al Rey. No es fácil encontrar un buen intérprete. Tiene dos arias magníficas. El primero en la historia fue Prosper Dérivis.

Fenena: Hija legítima de Nabucco y sucesora natural al trono, odiada por ello por su hermanastra. Su relación de amor con el hebreo Ismaele crea una interesante historia en segundo término, parecida a la de Aida con Radamés, que hace menos lineal la trama. Papel para mezzosoprano, aunque a veces se le confía a una soprano lírica, ya que tiene que llegar al la₄. Por abajo, si₂. No es un rol muy extenso, participa en tercetos y concertantes, aunque al final tiene una pequeña aria protagonista. Lo estrenó Giovannina Bellinzaghi.

Ismaele: Hebreo con las hormonas a flor de piel que se enamora de Fenena hasta las cachas sin importarle nada más. Vamos, como Orlando Bloom en Troya, aunque un pelín más valiente. Es un papel poco protagonista para tenor lírico, de ahí que tradicionalmente no lo interpreten grandes voces, lo que en ocasiones desluce el resultado final. Su extensión es importante, del si₁ al si^b₃. ¿Sería bueno el de Corrado Miraglia?

El resto de personajes, el Gran Sacerdote de Baal (bajo), Anna (hermana de Zaccaria, soprano) y el oficial Abdallo (tenor) no tienen mucho relieve, aunque participan en los momentos corales.

Sí, sin embargo, lo tiene el coro, no sólo en el famoso "Va pensiero" que en Italia es norma bisar, sino ya desde el principio de la ópera, y en varios pasajes como los finales de dúos, cabaletas o actos. Como las primeras obras de Verdi, es una ópera muy coral.

La orquesta, claro, también es muy importante. Consta de los habituales instrumentos de cuerda (violín, chelo, viola, contrabajo, suegra...), además de flautín, dos flautas, dos oboes, cuernos inglés, dos clarinetes, dos fagotes, cuatro trompas, dos trompetas, dos trombones, trombón bajo, timbales, bombo, platillos, tambor, triángulo y dos arpas. Su gran momento es la magnífica obertura. El director del estreno fue Eugenio Cavallini.

En breve empezamos con los actos y momentos musicales, que os veo inquietos.

7.- ARGUMENTO.

No creo que haga falta ponerlo porque quien más quien menos ya lo conoce. Pero como hay que rellenar, lo pongo.

Como era habitual en la época, cada acto lleva un título que anticipa el desarrollo de la obra.

La ópera empieza con una magnífica obertura, en la que se pueden escuchar las melodías que luego saldrán en la ópera.


Acto I: Jerusalén.

La acción empieza en Jerusalén, capital del Reino de Judá, donde van a entrar los babilonios (en el libreto les llama “asirios”, pero son babilonios) y entonces se ponen todos a rezar como locos. Tarde ya.

Entra Zaccaria y dice: “Tranquilos, que Mortier nos salvará"... ¡Ah, no, que el Zaccaria que entra es otro, un sacerdote. Y lo que dice es que tiene un as en la manga, una rehén: Fenena, la hija del Rey Nabuccodonosor. No tenemos ni idea de cómo un sacerdote de un pueblo minúsculo que va a ser arrasado por un ejército imbatible tiene en su poder a la hija del Rey de ese ejército. Se supone que la había apresado cuando iba a hacer “tralarí tralará” con un judío llamado Ismaele. Eso si no se la zumbó él, que ya se sabe, “todo es bueno para el convento” y llevaba la puta al hombro (con perdón).

Ismaele tiene un ojo en Fenena pero otro en el horizonte, así que ve entrar al ejército babilonio. Los judíos se cagan por la pata abajo pero Zaccaria les dice que sean fuertes, primero en la cavatina “D'Egitto là sui lidi” y luego en la cabaleta “Come notte”.

Sperate, o figli!...D'Egitto là sui lidi por un bajo celestial.
Lo mismo pero con la cabaleta Come notte cantado por Ramey.

[Apunte de culturilla general, que intentará ser breve e infrecuente: curioso que la hija se llame Fenena, similar a gehenna, que en hebreo antiguo significa “infierno”; si bien realmente era un valle cercano a Jerusalén utilizado como vertedero de basuras y que tiempo atrás los cananeos sacrificaban niños a su dios.]

Esto no le hace mucha gracia a Ismaele, que le dice a su churri que está cada vez más mona, pero entra Abigaille, hermana de Fenena, que les chafa el momento con un bello y belliniano terceto:

Io t'amava!... Il regno, il core., con Dimitrova, Domingo y Valentini-Terrani
Otra versión de Dimitrova pero con unos compañeros menos conocidos, W. Hollew y M. Yauger.

Llega por fin Nabuccodonosor, que como su caballo no tenía GPS se había perdido en el casco viejo de Jerusalén. Tuvo que destruir manzanas enteras hasta llegar al escenario. Zaccaria aprovecha para hacerse el gallito con la hija de este, diciendo que si no se pira la degüella. Pero Ismaele le quita el cuchillo y Zaccaria se queda más solo que la orquesta del Real tocando Lulú. Por orden del Rey el ejército saquea, quema y destruye lo que queda de la ciudad mientras los judíos maldicen a Ismaele.

Final del acto I.

A todo esto, la cavatina de Zaccaria creo que es mi momento verdiano preferido.

Desde luego es magnífica. Yo me llevé una sorpresa con esta ópera cuando la oí por primera vez, porque creía que sólo era el "Va pensiero". Y no.