Tampoco en los Yelmo de Oviedo el sonido era atronador, ni mucho menos.
Disfruté muchísimo de esta
Walküre, en la que hubo sorpresas muy agradables después de la incertidumbre inicial del retraso en el comienzo (¿habrá cancelado Kaufmann?, pensé
).
–No estoy en absoluto de acuerdo con los recelos que algunos foreros sienten hacia esta
nueva producción del
Ring, que sin duda el Met amortizará todo lo posible. La tremenda maquinaria escénica tiene todo tipo de posibilidades, y a veces da sus problemas. Pero lo que vimos ayer no resultaba repetitivo respecto a lo visto en
Rheingold, y mucho menos cansino. En primer lugar, el concepto fue muy sobrio (es cierto que
Rheingold se presta mucho más a la espectacularidad, ya sólo por la diversidad de las situaciones del argumento), aunque para nada soso. Frente a los muchos movimientos de la maquinaria en
Rheingold y el colorido apabullante de las proyecciones y las luces –el Rhin, el Nibelheim, la subida al Walhalla–, aquí la gama cromática es de enorme austeridad: tonos verdegrisáceos para los troncos de la cabaña de Hunding, gris piedra para el peñasco de Brünnhilde, los tonos rojizos del círculo de fuego, y nada más. Todo un mentís a quien mirase con lupa este segundo título de la Tetralogía por comparación con lo que Robert Lepage hizo en el primero. Está claro que un director de escena tan inteligente no iba a caer en la trampa de lo repetitivo. Escasísimo
atrezzo por otra parte, pero lo justo, no faltaba ni sobraba nada. Y precioso el solemne carro de Fricka, por cierto.
–Me gustó muchísimo el Wotan de
Bryn Terfel, un dios "muy humano" en su sufrimiento, que para nada resulta un gigantón ridículo. Coincido con Naietta en la admiración hacia la lectura que hace del rol el cantante galés. Ya me había gustado en
Rheingold, y mis expectativas no se vieron defraudadas en absoluto.
–Disfruté al máximo con la Sieglinde de
Eva Maria Westbroek, que parecía haberse dejado en casa el vibrato que suele tener. Una Sieglinde lírica y hermosa. Pero la gran sorpresa de la noche fue su "gemelo"
Jonas Kaufmann. Suscribo al pie de la letra el fabuloso análisis que Gino hace del Siegmund de Kaufmann. Como mínimo, es un cantante desconcertante y muy digno de ser tenido en cuenta, siempre y cuando deje el repertorio italiano, del todo inadecuado para él. Parecía haberse encontrado a sí mismo en este estupendo Siegmund
–Correcto
Hans Peter König como Hunding (sí, los hay que dan más miedo) y fabulosa
Stephanie Blythe, la mejor cantante de la noche. Nada chillona, por cierto. Estupendo el duo con Wotan, saltaban chispas, como debe ser.
–Me gustaron las
ocho walkirias supernenas. Una de ellas era
Wendy Bryn Harmer, la cantante que había hecho Freia en
Rheingold. Precioso el diseño de vestuario para ellas; qué bonitas las faldas, en la misma tela, pero todas con cortes diferentes. Y muy acertados los tocados, huyendo del sempiterno y en ocasiones ridículo casco con alas, transformado en una estilizada diadema con alas
high-tech. Bonito.
–Una
Walküre donde lo que más desapercibido pasa es su protagonista femenina es un problema.
Deborah Voigt, habitual del Met, estuvo correcta, pero sin más. También digo que la encontré mejor, vocalmente hablando, que en su
Fanciulla de enero, pero no fue suficiente.
–Esperaba más de
Levine y la orquesta: las voces estuvieron muy por encima de lo que salía del foso.
Con todos los matices apuntados, para mí fue una magnífica noche de ópera. Qué pena que se acaben las retransmisiones de esta temporada
: ya estoy deseando ver la mitad del
Ring que nos queda, programado en la próxima temporada del Met. La sala estaba casi llena, y fue un placer saludar de nuevo a Nibelheim; no nos veíamos desde la COINFO.