Empiezo por decir que a mí el “Rey Roger” me gustó ya cuando la escuché por primera vez en la transmisión por radio del Liceu hace unas temporadas. El desarrollo desde el canto litúrgico del coro inicial a la música orientalizante del segundo y la apoteosis final con el aria de Roger me pareció un descubrimiento. Luego la busqué por ahí y me hice con el DVD de esta misma versión de Madrid (incluso con el mismo reparto –o casi-) cuando la dieron en la Bastilla y me lo he visto/escuchado bastante. Entendámonos: no es, desde luego, la ópera del siglo, pero está llena de momentos inspirados, se escucha bien y, sobre todo si los cantantes están dignos, llega a ser muy interesante.
Así que fui con ganas a la función de ayer. Y en líneas generales no me decepcionó. La orquesta estuvo bien y Daniels la llevó dignamente –a momentos algo atropellada y lo que es peor apabullante para los cantantes que quedaron bastante cubiertos en momentos fuertes- pero con buen resultado global. Y el coro muy bien, tanto en escena como desde fuera.
De voces supongo que los expertos comentaréis de todo, porque ninguno es excelso aunque todos son más que suficientes: Kwiecien, el Rey, justo de volumen, no sobrado en los agudos (aunque por otro lado no me parece que la partitura sea muy exigente a ese respecto) pero matizado, buen actor y en resumen adecuado para el papel. Roxana me gustó bastante sobre todo en la preciosa aria del segundo acto, cuando abre la parte “oriental” de la partitura. El tenor Hartmann como el pastor dionisíaco fue tal vez el que menos me impresionó, aunque lo poco convincente tal vez fuera en parte problema de la puesta en escena, ahora hablo de eso. Pero fue el que más dificultades tuvo para proyectar la voz por encima de la orquesta, y globalmente, a mi juicio, el de línea de canto más tosca. En fin, como hubiera dicho un ilustre forero “entre suspenso y aprobado… venga aprobado”.
Y la escena de Warilowski. Que conste que yo no fui de los que le abuchearon en el paraíso (porque, por lo que me contaron, en butacas fue aplaudido) sino que aplaudí su puesta muy currada, llena de detalles y a menudo con bellos resultados. Pero también plagada de insensateces: Siddharta y los “escenográfos” del foro, por favor, decidme que c*** representan los Mickey Mouse, porque todavía no lo capto, como sobre todo no entiendo por qué tenían que ponerse a hacer gimnasia en el momento culminante del aria de Roger al sol. Ni entiendo por qué la orgía se convierte en una escena de geriátrico rijoso, ni en realidad entiendo que la pulsión homosexual de Roger (aunque me parezca tan legítimo enfocar la función en esa lectura como si lo hubiera hecho en la lectura religiosa, que también cabría) le tiene que llevar a chutarse hasta el coma del principio/final. Básicamente, será la edad pero no entiendo el por qué de estas puestas en escena tan imaginativas que no dan la menor pista sobre lo que está pasando. Tuve que leerme el resumen del programa para saber en el tercer acto si Roxana se ha muerto en algún momento (¿y si no qué hace allí su cadáver flotante omnipresente, por más que dé pie a una de las imágenes más bonitas de la obra con Roger reflejándola encima de ella?) o si el que se ha largado es el pastor por más que reaparezca enmascarado de Mickey. En fin, que las libertades de tiempo y lenguaje teatral me parecen más convincentes en, digamos, una Salomé, que todos sabemos de qué va, que en una obra desconocida donde el regisseur, en este caso el chico Warilowski, podía dar alguna pista clara…
Disculpad el rollo, pero alguien tiene que empezar, ¿no?