"El konzept tiene que llegar a la zarzuela" (Siddharta en el descanso)
De decepcionante cabe calificar la nueva producción de Luisa Fernanda que presenta el Teatro de La Zarzuela como punto fuerte de la actual temporada. Una pena, porque siempre es un placer escuchar la obra maestra de D. Federico Moreno Torroba.
El naufragio comienza por la dirección musical de
Cristóbal Soler. Morosa, anodina, destensionada, de tempi mortecinos y somnolientos. Continúa por el desastroso Javier Moreno de
José Manuel Zapata, que se encuentra en un estado vocal lamentable. Lo siento de veras, porque es una pena ver a un cantante español que ha tenido cierto predicamento, cantar la famosa romanza "De este apacible rincón de Madrid" con la voz totalmente desimpostada, calando continuamente, ni un sonido firme, ni un sonido afinado, ni un sonido en su sitio. Un auténtico suplicio. Culminó cantando las bellísimas frases "Luisa Fernanda cariño mío, con que nobleza me pagas tú..." en un ridículo y raquítico falsete. No podía creerlo. Además, totalmennte envarado en escena, con un ridículo traje de húsar, con el el que parecía un domador o un jefe de pista de un circo.
Poco satisfactoria, asimismo, la protagonista que interpretó
Cristina Gallardo-Domás en un estado vocal comatoso. Timbre desgastado y leñoso, emisión oscilante, agudos estridentes. Sobreactuada y con unos diálogos presididos por una pronunciación totalmente extraña, acentuación afectadísima y amanerada. En mejor tono, la Duquesa Carolina de
Yolanda Auyanet, de vocecita ligera y gatuna, pero que canta con elegancia y pulcritud. El mejor del elenco vocal fué al barítono
Juan Jesús Rodríguez en el fantástico papel de Vidal Hernando. Si bien se echa en falta una mayor variedad en el fraseo y un mayor juego de contrastes dinámicos, que impidan la sensación de monotonía, es difícil encontrar hoy día, una voz de barítono más bella y noble. En fin,absolutamente inadmisible la soprano que abordó el papel de Rosita. Hay un puñado de sopranos en el coro del Teatro de La Zarzuela, que lo hubieran cantado infinitamente mejor.
La producción, aparentemente muy costosa, en la que se utiliza proyección de imágenes en pantallas led, resulta insatisfactoria. Por un lado, el uso de la tecnología podría haber producido un mayor impacto visual, algo como más rompedor (ya que se utiliza la tecnología punta) y/o impactante, porque se limitan a proyectar imágenes como de papeles pintados de una producción modesta o antigua. Es curioso como una producción genuina de papeles pintados como la Aida de Mestres Cabanes del Liceo, consigue mayor efecto de fondo y perspectiva que una en la que se utilizan los avances tecnológicos actuales. Al final, cuando Javier Moreno llega derrotado a la finca de Vidal, se hace la noche, aparece un cielo negro y estrellado, que simboliza la oscuridad que llega a la vida del terrateniente extremeño, así como a esa vida en común con Luisa Fernanda, que va frustrarse inmediatamente.
La dirección escénica casi no existe y no encontré apenas diferencias con las muchas Luisas, que había visto a compañías de zarzuela tipo Amengual. Eso sí con mucho menos dinero. Así las cosas, ya saben lo poco amigo que soy del konzept, pero cuando el sagaz Sr. Siddharta pronunció en el descanso la frase que abre esta crónica, casi que le daba la razón, aún resistiéndome.
Dentro de esa corriente de querer "modernizar" la zarzuela (aunque sea arrancándola sus esencias), acercarla a nuevos públicos o hacerla más "internacional", se amputaron gran parte de los diálogos, se "adaptaron" los mismos y se eliminó el verso. Una pena.