1912, un año difícilHacía ya dos años que el Maestro recorría el mundo acompañando a su más reciente ópera (
La fanciulla del west), la cual lo llevó a Londres, Marsella, Roma, Viena y Berlín para los estrenos en los Teatro más importantes dichas ciudades.
Enrico Caruso, Emmy Destinn y Pasquale Amato en el estreno de La fanciulla.Tampoco hacía ya mucho tiempo había fallecido Ramelda, su hermana preferida, lo cual lo sumió en una profunda tristeza. y por si esto era poco, en junio de ese mismo año, moriría también su amigo y mecenas, el editor Giulio Ricordi. Se aproximaban años de incertidumbre, de crisis creativa, en los cuales el Maestro descartaría varios proyectos operísticos.
Otros proyectosPoco después de su muerte, Puccini fue tentado con un nuevo proyecto: la realización de una ópera basada en "
Una tragedia florentina", obra de Oscar Wilde, con la que Ricordi había insistido al Maestro años antes. Tan pronto como obtuvo los derechos, Illica y él coimenzaron a trabajar en el libreto; pero dos meses más tarde decidieron abandonar el proyecto.
Luego fue seducido por otra obra: "
Two wooden little shoes", de Ouida (seudónimo de Maria Louise Ramé), e intentó conseguir los derechos con todas sus fuerzas. Convencido de que su proyecto sería un éxito, publicó en el
Corriere della sera que pensaba componer una ópera basada en el libro. Pero no pasó mucho tiempo hasta que le llegaron malas noticias: Pietro Mascagni tenía en mente lo mismo.
Franchetti, Mascagni y PucciniComo había sucedido años antes con La bohéme (tanto él como Leoncavallo componían al mismo tiempo óperas basadas en la misma obra), Puccini estaba convencido de que triunfaría y no le importó seguir adelante con su proyecto. El problema radicaba en la obtención de los derechos de autor, que como se extendían hasta el año 1958, eran casi imposibles de obtener. La editora austríaca Herzmansky-Doblinger le ofreció firmar un contrato, pero Puccini rehusó hacerlo, ya que el quería los derechos en su totalidad.
Luego le sugirieron usar el mismo argumento, pero cambiando el texto, a lo que también rehusó por miedo a una demanda. En 1915, los derechos salieron a la venta en un remate y fueron adquiridos por Ricordi y cedidos a Puccini, para que finalmente pudiera comenzar a trabajar. En el verano de ese mismo año, Adami comenzó a elaborar el libreto de "
I due zocoletti" en Torre del Lago, asisitido por Puccini. Las cosas comenzaron a complicarse: mientras Adami luchaba con el tercer acto, Don Giacomo había hecho unos bocetos, pero se había cansado y quedado sin ideas, por lo que el proyecto fue abandonado.
Un tiempo desoués, Mascagni obtuvo los derechos de la obra y comenzó la composición de la ópera
Lodoletta, estrenada finalmente el 30 de abril de 1917 en Roma con Rosina Storchio en el papel principal.
NACE UNA NUEVA ÓPERALuego del proyecto fallido que involucraba la
Tragedia florentina de Wilde; Puccini escribió una carta al libretista Luigi Illica, recomendando utilizar la obra que había visto pocos meses antes,
La houppelande, de Didier Gold. Debido a razones políticas (se avecinaba la Primera Guerra mundial), ambos cortaron su relación amistosa y profesional (cuando Illica murió, en 1919, Puccini expresó su pesar, pero ni se molestó en ir al funeral), por lo que no obtuvo respuesta.
El Maestro estaba decidido a utilizar el argumento del grand-guignol para su próximo proyecto: una serie de tres óperas cortas relacionadas entre sí, las cuales debían ser representadas en una sola noche; pero le faltaba un libretista que siguiera al pie de la letra sus instrucciones. Salió a la luz en nombre de Giovacchino Forzano (que, oh coincidencia, había escrito el libreo de la
Lodoletta de Mascagni), quien era escritor, periodista, abogado, médico y barítono. Forzano rechazó el proyecto de
Il tabarro, pero accedió a escribir los libretos de las otras dos óperas por una simple razón: le gustaba escribir libretos basados en sus propias ideas, no en argumentos descritos previamente.
Éste le recomendó a Ferdinando Martini, gobernador de Eritrea, que aceptó el proyecto. Sin embargo, Puccini no quedó satisfecho con el resultado. Llamaron entonces, a Giuseppe Adami.
Puccini con Adami y Simoni, libretistas de TurandotUna vez que aceptó, Puccini le escribió una carta en la que le expresaba su punto de vista sobre el drama y cómo debía ser el libreto:
"What i’m concerned for is that the Lady Seine should be the true protagonist of the drama.. The life-style of the boatmen and stevedores dragging out their wretched existence in the traffic of the river, resigned to their lot, is in complete contrast to the longing that throbs in Giorgetta’s breast-a yearning for dry land, regret for the noisy clamour of the suburbs, for the lights of Paris. Love snatched at for the odd quarter of an hour is not enough for her. Her dream is to escape, to tread the pavements, to leave the cabin on the water where her child died…these are gleams and shadows that must give the crime a sharp and delicate flavour, like an etching"Adami supo captar a la perfección la esencia de la carta, y una semana después, el libreto estaba listo. Ahora faltaba lo más importante: la música.