La ópera sigue siendo uno de los pocos lugares en donde todavía es posible escuchar a un cantante sin ninguna amplificación.
Los recitales, los musicales, la televisión, los cabarets, algunas iglesias, usan alguna forma de amplificación, pero no lo hacen, en líneas generales, los teatros de ópera.
Que las cuerdas vocales de una persona puedan llenar de sonido musical un teatro con, muchas veces, miles de personas, por encima de toda una orquesta, nos llena de admiración, porque semejante proeza exige no sólo una capacidad innata, sino también un largo adiestramiento y una intensa concentración.
Una voz bien preparada que canta ópera es un instrumento maravilloso que puede crear efectos musicales impresionantes, muy bellos y dramáticos.
La voz operística por lo general entra dentro de tres categorías: tonos de pecho, registro medio y tonos agudos.
La facilidad del movimiento desde las notas graves hacia las notas agudas, con cambios graduales en la calidad de la voz, tipifica la voz operística bien adiestrada.
Dicha voz debería tener un bello timbre, suficiente volumen, flexibilidad y control.
Para la realización de sus dramas, Wagner exige de sus cantantes condiciones a las que no todos pueden acceder.
En la declamación, las voces deben moverse en toda la amplitud de su registro, y pasar bruscamente del alto al bajo y viceversa.
Otra característica reside en los ataques, en descubierto, de las notas agudas o agudísimas prescriptas para todas las voces y en el uso de amplios intervalos ascendentes y descendentes.
Son habituales los saltos de octava en los momentos de tensión dramática, pero a veces las distancias son más grandes, especialmente en la voz de soprano.
Dentro del registro de soprano las hay de varios tipos, y según la bibliografía que una consulte:
Tiple: la más alta, con un registro que llega fácilmente hasta el Do agudo y aún más allá, como La Reina de la Noche,
Ligera o de coloratura: es la que abarca las notas más agudas de la tesitura de soprano, es una voz más bien pequeña y no muy potente, pero como su mismo nombre define, es la más ligera y ágil de todas, cosa que la convierte en la más adecuada para el canto ornamentado, y para lucir en las florituras de toda clase que han escrito determinados compositores, (Lucia di Lamermoor),
Doubrette: muy parecida a la anterior, aunque su timbre y tesitura suelen ser más graves,
Lírica: es una voz ágil aunque menos que la ligera, y aguda aunque menos que la ligera, pero que, en cambio es más grande, es más potente, y amplia considerablemente su cualidad y su riqueza en el registro medio y grave, por esto, es una voz más adecuada para introducir un sentimiento amoroso en eso que canta, más expresiva y con mayor volumen que las ligeras, no tiene, sin embargo, agudos tan firmes, (Mimí de La Boheme, Margarita de Fausto, Micaela de Carmen, Liú de Turandot)
Spinto: supera en potencia y expresión a la lírica pues debe alcanzar notas más agudos y más graves que éstas, es una voz que pierde la agilidad de la lírica, que es más grande, más potente y más consistente que las anteriores, que se le pide menos agudos y que en cambio, saca potencia y lucimiento en la zona mediana y la zona grave de la tesitura de soprano, (roles como Tosca o Leonora o Manon),
Dramática: vos más amplia y potente, Verdi, para la gran mayoría de los papeles femeninos protagonistas, quiso una soprano con una voz grande, con personalidad, y potente como para enfrentarse con garantías a las crecidas orquestas que él empezaba a crear, pero, a la vez, que fuera ágil y que pudiera satisfacer adecuadamente, no las inacabables y complicadísimas coloraturas propias de las ligeras, pero si determinadas agilidades y adornos que, puntualmente, él les hace cantar (Elvira de Ernani, Amelia de Un Ballo in Maschera),
Falcon: voz intermedia entre soprano dramática y mezzosoprano, casi equivalente a la mezzo ligera,
Wagneriana: esta última es la hochdramatischer Sopran o soprano aguda dramática como Isolda, Brunilda y Kundry.
La soprano wagneriana es la menos común de las sopranos, y con frecuencia sólo aparece una grande en cada generación. Es una soprano dramática especializada en los más difíciles papeles de Wagner, papeles que exigen una gran fuerza vocal, resistencia, potencia, y un registro amplio y expresivo.
Impresiona la potencia de su voz, bastante grande como para superar la intensa orquestación wagneriana, pero también debe ser bella y dramáticamente expresiva, puesto que muchos de los personajes para soprano wagnerianas son los más complejos dramáticamente y los de psicología más penetrante entre todos los papeles operísticos escritos para soprano. También pueden ser cantandos por una mezzosoprano dramática (por ejemplo, el rol de Siglinde).
Muchas de las cantantes wagnerianas provienen del registro mezzo y luego pasaron al de soprano.
Entre los tenores también los hay de varios tipos y según el autor que se siga:
Ligero: es el que tiene la voz más aguda de los cuatro tipo de tenores que hay, pero también el que tiene la voz más pequeña y poco potente , es una voz muy ágil capacitada para una perfecta vocalización y para entonar agilidades, como el Conde de Almaviva o Lindoro,
Cómico: en Francia también se le conoce como tenor trial,
Lírico: es el quizás más equilibrado de todos, tiene una voz suficientemente potente como para llenar un teatro sin problemas, es una voz más grande que la del tenor ligero, y por lo tanto acostumbra a ser más rica de color y de matice, pero no es demasiado pesada como para tener que evitar los agudos (Cavaradossi en Tosca, Edgardo en Lucia, Alfredo en La Traviata),
Spinto: de mayor potencia y expresión que el tenor lírico, cuenta con el repertorio más amplio de esta cuerda, es un tipo de tenor que cubre más o menos la misma tesitura que el tenor lírico, aunque las notas sobreagudas no le aparecen tanto en la partitura, pero que tiene una voz bastante más grande y bastante más potente que éste, que le permite hacer frente a orquestas mucho más densas. (Don Alvaro de La Forza del destino, Radamés de Aida, Canio de Pagliacci)
Dramático: es el tipo de tenor que tiene que tener la voz más pesada, porque también es quien tiene que salvar las orquestas más potentes, es el que acostumbra a tener la voz más pesada, por lo tanto le cuesta más levantar la voz hacia los agudos y, sobretodo, es el que tiene que ser más resistente, porque tiene que aguantar los papeles más largos y cansadores, es una voz de gran potencia en la octava central y en los graves, pobre en los agudos, (Otello,Calaf de Turandot).
y el más auténticamente wagneriano que es el Heldentenor o tenor heroico: esta es la más difícil y exigente categoría de tenores drampaticos porque se especializa en los complejos papeles wagnerianos como Lohengrin, Siegmund, Sigfrido, Tannhäuser, o Parsifal.
La resistencia para un gran esfuerzo vocal es uno de los requisitos fundamentales de este tipo de cantante que encuentra en Tristán su aplicación integral, con frecuentes intervalos amplios y difíciles, especialmente en el ascenso, y un volumen que debe medirse, como en todos los casos, con la densidad orquestal.
En general tienen partes muy largas con grandes acompañamientos y orquestaciones poderosas.
No sirve que sean roles solamente cantados bellamente, sino que necesitan expresividad dramática puesto que son personajes psicológicamente complejos, un enorme volumen de voz para hacerse oír por encima de una gran orquesta.
Richard Wagner quería ante todo que la imagen de sus héroes fuese perfecta, quería bellos cantantes y no aceptaba ningún defecto físico.
La figura de Sigfrido debía ser figura valiente y vigorosa, nada de petisito y regordete.
Wagner pretendía que los cantantes sobre el escenario fueran escuchados sin esfuerzo (cosa que no es sencilla, debido al papel de la orquesta), e insistía que quería actores que supieran cantar.
Encima de todas esas exigencias, no es fácil ser un intérprete wagneriano, pues los papeles de sus obras suelen ser bastantes cansadores y pesados desde el punto de vista físico.
En el caso de Sigfrido se acentúan las exigencias vocales pues su naturaleza épica le exige una declamación más imperiosa e incisiva.
Sigfrido es el papel más largo en la historia de la ópera, sobrepasando en unos veinte minutos a Hans Sachs.
El texto es muy difícil, y hay que decirlo muy rápido.
Es también agudo, y además en el tercer acto se presenta (en comparación) una Brunilda fresca.
Las extensas pausas en el Anillo, sin canto, son tremendamente dramáticas, están llenas de vida, llenas de ricos matices temáticos y exigen a las intérpretes un sentimiento profundamente expresivo que no tienen nada que ver con las fórmulas rutinarias usadas habitualmente.
La obra escénica de Wagner está llena de episodios donde el juego escénico se basa en el gesto mudo que hace necesario que los cantantes sean, además, buenos actores.
El primer Sigfrido es G. Unger, después vinieron Lauritz Melchior, Max Lorenz, Set Svanholm, Bernd Aldenhoff, Wolfgang Windgassen, Ludwig Suthaus, Hans Hopf, Gerald McKee, Jess Thomas, Alberto Remedios, Manfred Jung, René Kollo, Reiner Goldberg y Siegfried Jerusalem.
La evolución de Brunilda, la convierte en un personaje fascinante y nada fácil de interpretar, por eso actualmente es muy difícil encontrar una cantante que sea capaz de representar Brunilda en toda la Tetralogía.
En La Valkiria, Brunilda debe aparecer como una altiva diosa e inocente doncella, dulce y luego llena de compasión por la hembra humana y de admiración por el amor entre humanos.
Pero en Sigfrido, debe convertirse en una mujer sexy, enamorada, que pierde su virginidad, para finalmente, en El Ocaso de los dioses transformarse en una mujer madura despechada, vengativa, y de fuerte carácter, una heroica mujer responsable de restaurar el orden en el mundo.
Antes había intérpretes que hacían las tres Brunildas, pero ahora normalmente se escoge una cantante distinta para cada una de las jornadas.
Después de Amalia Materna como la del estreno, las Brunildas más conocidas han sido:
Marjorie Lawrence, Kirsten Flagstad, Helen Traubel, Astrid Varnay, Martha Mödl, Margaret Harshaw , Birgit Nilsson, Régine Crespin , Nadezda Kniplová, Helga Dernesch, Rita Hunter, Gwyneth Jones, Jeannine Altmeyer, Hildegard Behrens y Eva Marton.
Una voz más grave y aterciopelada que la de los tenores es la de los barítonos, pero casi nunca cuenta con agilidades como la de éste ni las necesita.
Entre los barítnos los encontramos ligero o cantante, buffo, bajo verdiano, y bajo-barítono.
Estos últimos son los que cantan los papeles wagnerianos, como Wotan, porque este personaje puede ser también cantando por un bajo.
Los barítonos wagnerianos o bajo.barítonos pueden ser notables en el escenario y tienen papeles maravillosos en las obras de Wagner.
El primer Wotan el del estreno, es F. Betz.
Wotan es un personaje complejo que necesita un cantante sutil, elocuente y poderoso, ya que debe ser representado en tres edades diferentes: primero un Wotan joven y arrogante en El Oro del Rin, luego un Wotan maduro y serio en La Valkiria, y finalmente un dios anciano, resignado y distante en Sigfrido cuando aparece como El caminante (en algunas puestas en escena aparece silencioso y mudo en El Ocaso de los dioses).
Los Wotan más conocidos en escena han sido:
Friedrich Schorr, Ferdinand Frantz, Hans Hotter, Sigurd Björling, Hermann Uhde, George London, Theo Adam, Dietrich Fischer-Dieskau, Rolf Polke, Norman Bailey, Donald McIntyre y James Morris.
Pedimos disculpas a los wagnerianos por la ausencia de muchas figuras prominentes, hay omisiones que lamentar, pero la exhaustividad hubiera sido tediosa a la par que imposible.
El espacio de éste hilo no nos permitía poner a todos los grandes intérpretes wagnerianos, con lo cual tuvimos que seleccionar, con un criterio totalmente arbitrario, solo algunos.
Esta lista, por supuesto, permanece abierta a todo aquel que desee agregar a sus cantantes preferidos.
Última edición por Jalu el 23 Ene 2006 4:26, editado 1 vez en total
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