En 1854 lee una reciente publicación del filósofo alemán Arthur Schopenhauer que lo deja profundamente impresionado y habría de cambiar por completo su modo de componer.
Schopenhauer plantea una jerarquía dentro de las artes, dentro de la cual la música es la más perfecta. En su libro “El mundo como voluntad y representación” plantea que nosotros, humanos, somos esencialmente deseantes animales irracionales, y que todos nuestros esfuerzos por reformarnos o controlarnos son inútiles.
Nuestra sexualidad, nuestros anhelos, nuestras esperanzas dominan por completo nuestra personalidad y, dado que nuestros apetitos no pueden ser jamás satisfechos estamos siempre proyectando nuestra felicidad al futuro, siempre estamos preparándonos para vivir. Schopenhauer eleva el pesimismo a un principio filosófico. La infelicidad es la condición humana y la muerte es la única solución.
En marzo de 1856, Wagner concluye la partitura de La Walquiria y en setiembre empieza a escribir la de Sigfrido (Siegfried).
Su ideal de El Hombre Nuevo aparece en la figura de Sigfrido-Siegfried (quien encarna el ansia reformista nacional del movimiento Joven Alemania).
En 1857 concluye el primer acto de Sigfrido e interrumpe su trabajo de composición de la partitura de El Anillo para consagrarse enteramente a Tristan e Isolda (Tristan und Isolde) y retomar El Anillo varios años después.
Las divagaciones filosóficas pesimistas de Schopenhauer habrán de tener un poderoso efecto en la terminación de El Anillo, pero la idea de que nada puede cambiar para mejor se opone a la idea central de El Anillo que Wagner ha escrito.
Como Wagner ya ha terminado el texto y no lo quiere rescribir, decide reflejar las teorías de Schopenhauer directamente a través de la música.
La partitura de El Anillo es un intento de expresar una filosofía de vida con música y no con palabras. En su ambicioso proyecto de traducir ese pesimismo en música, comienza a desmantelar la forma de la armonía. Al no resolver inmediatamente los acordes, Wagner genera una expectativa en el oyente que desea la resolución.
El la retrasa de manera que crea un estado de tensión que se nos hace por momentos insoportable, y al final, capaz que los resuelve todos juntos (como en El Anillo).
El primer resultado de la influencia schopenhaueriana es Tristan e Isolda, amantes que solo pueden unirse en la muerte.
Wagner quiere mostrarnos como la condición humana es conducida por el deseo que nunca puede ser satisfecho.
Nos muestra como funciona el Inconsciente pocos años antes de que Freud lo teorizara.
La primera parte de El Anillo tiene que ver con la socialización de la humanidad, basada en el pecado original. El motivo de donde deriva todo el drama, hasta a la muerte de Sigfrido, es la idea de que sólo quien renuncie al amor podrá adquirir el poder sobre el oro
:-"Solamente el que renuncie al amor podrá dominar el mundo."
Escribe la Tetralogía en franca y decidida oposición con el mundo del melodrama ochocentista y de la ópera tradicional.
Su situación en Zurich se complica debido a que en agradecimiento a su protector Wesendonck por haberlo salvado de las deudas y mantenerlo, Wagner termina durmiendo con la esposa de éste, Mathilde (Wagner no es una persona agradecida).
Cuando Minna encuentra una carta de amor dirigida a Mathilde arma un escándalo, abandona Zurich en abril pero vuelve en julio.
La pelea entre las dos mujeres obliga a Wagner a marcharse escandalosamente de la casa de los Wesendonck a Venecia en 1858, adonde termina la partitura del acto II de Tristan e Isolda en 1859. Dicen que el personaje de Isolda está inspirado en Mathilde.
Es expulsado ésta vez de Venecia por problemas con la policía sajona que interviene para limitar su estancia, y el 24 de marzo se traslada primero a Lucerna, donde termina e Tristan e Isolda, y luego a París, adonde llega en septiembre con Minna.
La mayor parte del año 1860 y los primeros meses de 1861, Wagner los pasa rescribiendo las dos primeras escenas de Tannhäuser y haciendo numerosas modificaciones en los detalles de la partitura.
Tannhäuser y Lohengrin señalan el camino hacia el Drama Musical, la renovación de la música escénica que lleva a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico.
El 13 de marzo de 1861 se representa la nueva versión de Tannhäuser en la Opera de Paris, gracias a sus contactos políticos con la princesa Metternich logra que Napoleón III dé la orden de que se monte Tannhäuser en la Opera de Paris.
La obra es retirada de cartel escandalosamente después de la tercera representación (dificultades con la orquesta y su director, Pierre-Louis-Philippe Dietsch, y con el protagonista el famoso tenor Albert Niemann, además de una protesta de índole política del público contra la tendencia pro austríaca de Napoleón III).
La crítica musical francesa lo ataca con virulencia, sin embargo, estas influencias políticas lo beneficiarán más tarde para lograr una amnistía.
La primera vez que oye Lohengrin completa en un escenario es con ocasión de un ensayo en la Ópera de Viena, el 11 de mayo de 1861, pero un número de intrigas en su contra vienen a complicar la situación, y el proyecto queda abandonado (no llega a representarse).
En 1862, en la Zewandhaus de Leipzig, finge no reconocer a Brendel, el editor de aquel panfleto antisemita (quien había sufrido molestias a raíz de aquella publicación) lo que según el compositor “
me divirtió (...), mi conducta afectó mucho al parecer, al pobre diablo” (porque Wagner es sistemáticamente desagradecido con todos sus benefactores, sean Brendel o Meyerbeer o Wesendonck, o incluso el director judío Hermann Levi, quien dirige el estreno de Parsifal).
Termina de escribir el libreto de Los maestros cantores de Nüremberg (Die Meistersinger von Nürnberg) en Paris y se marcha a la ribera del Rin a componer la música. Allí se encuentra con su amante Mathilde, lo visitan sus amigos el matrimonio de Cósima y von Bülow, y comienza una tormentosa relación clandestina con Cósima además de un cierto número de aventuras amorosas pasajeras.
El 25 de marzo de 1862 Wagner solicita al rey de Sajonia una amnistía, luego se separa otra vez de su esposa Minna (la abandona definitivamente cuando ella se enferma).
Dirige Lohengrin en Frankfurt y Los maestros cantores en la Gewandhaus de Leipzig.
En 1863, ofrece conciertos en San Petersburgo, Moscú, Praga, Budapest, Breslau y Karlsruhe. Con el dinero que recauda en esas giras se instala en una extravagante casa en Penzing, cerca de Viena, pero su vida dispendiosa lo lleva a endeudarse nuevamente.
Tiene muchas dificultades para montar sus propias obras, numerosos detractores, y si no fuera por la aparición de un nuevo mecenas no sabemos que hubiera pasado con su música.
El estrafalario Rey loco Ludwig II, quien a la edad de dieciocho años asciende al trono de Baviera, es un entusiasta seguidor de la obra de Wagner. Lo que lo acerca a Wagner no es su música, sino su pasión compartida por los cuentos de la mitología teutónica.
El rey, quien sueña con su propia Disney World, crea su propio mundo de fantasía y se hace construir Neuschwanstein, un castillo lujosísimo decorado al estilo de las obras épicas de Wagner, época en la que le hubiera gustado vivir.
Todas las habitaciones están pintadas con los personajes wagnerianos, y el castillo copia el estilo grandioso del pasado mitológico.
El 7 de octubre de 1864, Ludwig II firma con Wagner un contrato para que éste termine El Anillo: Wagner recibirá 15.000 florines de modo inmediato, y otra suma igual a la terminación del proyecto. Ese mismo mes, Wagner se muda a una casa nueva y notoriamente lujosa en la Briennerstrasse de Munich.
Wagner decide que el rey no está loco si admira tanto su obra, y retoma Sigfrido para realizar la orquestación del segundo acto.
La parte literaria de El Anillo es escrita empezando por el final y de deducción en deducción, pero la orquestación es hecha en el orden en que los cuatro poemas se suceden.
El mismo Wagner nos dice:
-“Ningún asunto me atrae si no se me presenta por entero; debe aparecérseme no sólo en su contextura literaria, sino también en la musical. Antes de escribir un solo verso he de estar previamente embriagado por el perfume musical de mi creación; todos los cantos, todos los motivos característicos, están ya en mi mente... el detalle de ejecución musical no es más que un trabajo lento y reflexivo, que ha sido precedido por la verdadera labor de la concepción.”-
En el Anillo intenta hacer una fusión de dos tipos de lógica narrativa: la dramática y la épica, pero eso le trae un problema musical. La música puede contar una historia directamente; puede reflexionar, rememorar el pasado e insinuar lo que sobrevendrá, pero ¿puede hacer todo esto al mismo tiempo?
Wagner está convencido de que sí, y tras experimentar durante un largo período (y teorizarlo) halla una solución.
El resultado es su famoso sistema de motivos conductores (Leitmotiv en alemán) y una forma musical novedosa.
Wagner comienza desmantelando la forma en que la armonía había sido utilizada hasta entonces. La música nunca volvió a ser la misma.
El 10 de noviembre de 1865 se ve forzado a marcharse de Munich luego una desagradable contienda pública inflamada por sus extravagancias y los rumores de su adulterio con Cósima, ya que era amigo del marido.
Es muy criticado y poco querido por sus detractores. Incluso se lo acusa de ser el responsable de la muerte a los 29 años del joven tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld cuando canta el agotador papel de Tristan y coge un resfriado en un escenario expuesto a corrientes de aire.
En 1865 Cósima da a luz una niña a la que llaman Isolda, que es en realidad hija de Wagner, pero es inscripta como hija legítima de Hans y Cósima Bülow (vuelve a repetir la historia de su madre, es tan hipócrita que en el bautismo de la niña Wagner es el padrino). El dinero recaudado se esfuma muy pronto, y las deudas de juego que contrae le enfrentan nuevamente con una seria amenaza de encarcelamiento.
Luis (Ludwig) II, el rey loco, consiente en saldar las deudas de Wagner a la vez que le concede una generosa pensión.
En 1866, finalmente, muere su esposa Minna, enferma y sola, y Wagner se instala con Cósima en la hermosa villa de Triebschen a orillas del lago de Ginebra.
En 1867 tienen una hija llamada Eva (nacida como Bülow pero que será mas tarde reconocida y llamada Eva Wagner), y en 1869 un hijo llamado Sigfrido (a Wagner le preocupa mucho el parecido que le atribuye con su padrastro Ludwig Geyer y reaparecen sus dudas con respecto a su propio padre).
Escribe varios textos políticos, entre ellos “El alemán y la política alemana”.
En 1868 se hace amigo del filósofo Friedrich Nietzsche, quien admira la audacia con que Wagner pone el arte en la cúspide de todas las posibles series de fines de la vida burguesa; la arrogancia con que se niega a ver en el arte solamente una bella cosa secundaria; la voluntad de poder con que impone su arte a la sociedad, unida con el hechizo, la magia y el sacerdocio. Pero ésta relación habrá de terminar muy mal. Nietzsche espera que la actitud burguesa sea superada por el espíritu wagneriano y la empresa de Bayreuth, pero Wagner lo desilusiona.
En 1869, Wagner es elegido miembro de la Academia Prusiana de las Artes y pasa varias semanas en Triebshen con Judith Gautier (su siguiente conquista amorosa y musa inspiradora de Parsifal) y su marido Catulle Mendes (admirador y amigo hasta ese momento de Wagner).
En agosto de 1870 se casa con Cósima en la iglesia protestante de Matthäus.
Su vida está signada por los escándalos y los litigios.
Wagner modifica sus antiguas opiniones socialistas y anarquistas en favor de una visión reaccionaria de la Deutschtum y de la supremacía alemana.
La visión que de sí mismo tiene como mediador a través de su arte entre intereses políticos opuestos se torna sumamente chauvinística.
En las dos últimas décadas de su vida, Wagner intenta borrar públicamente las improntas de su mala reputación escribiendo una autobiografía (“Mein Leben” o “Mi vida”), calculada para brindar a su familia y sus seguidores la “verdad inalterada”, pero la mayoría de sus estudiosos coinciden en que ésta autobiografía está llena de contradicciones, distorsiones, exageraciones, incoherencias, y tergiversaciones al servicio de enaltecer su vida victimizándose y dejar mal parados a sus detractores.
Los que lo conocen lo describen como extravagante, arrogante, egocéntrico, colérico, megalomaníaco, misógino, irascible y presuntuoso; pero también dicen que puede ser encantador en el trato, y divertido.
Su temperamento lo inclina a lo grandioso, lo monumental, busca el camino de las magnas expresiones y de los sentimientos más solemnes, en un afán de trascendentalismo.
Es seductor y tiene éxito con las mujeres, (y debido a un complejo de Edipo obviamente mal resuelto le gustaba robarle las esposas a sus amigos) con quienes mantiene relaciones de sometimiento. Cósima no puede decir o hacer nada que su marido no avale, ella misma escribe al editor Julius Fröbel en 1867:
-“
Usted sabe bien que yo siempre me abstengo de expresar cualquier opinión contraria al maestro, sus ideas acerca del arte se han convertido en nuestro credo”-
Reedita su panfleto antisemita, lo cual demuestra que no se trató de un pecado de juventud. Está obsesionado con la superioridad de la raza germánica, la supremacía de su cultura, solamente los escandinavos y anglosajones se salvan de sus diatribas.
En la mayor parte de los dramas musicales de Wagner, comenzando con
“El holandés errante”, el personaje principal masculino comete alguna clase de delito, y debe esperar la redención en las manos de una mujer.
En 1874 tiene lugar la primera Exposición Impresionista que causa en la pintura el mismo efecto que la música de Wagner: así como los impresionistas abren el camino hacia la pintura abstracta, Wagner abre el camino hacia la música abstracta.
Para la institución musical Wagner es un chiflado hasta que, gracias a la ayuda económica del rey loco, a quien le gusta rodearse de opulencia y hace gastos estrafalarios a expensas del estado de Baviera, el músico puede construir el Festspielhaus de Bayreuth (se pronuncia bairoit), en esa pequeña ciudad de Baviera cerca de Nüremberg, un teatro destinado exclusivamente a la representación de sus dramas musicales, cuya complejidad supera con mucho la capacidad técnica de las salas de ópera convencionales de su época.
Al mismo tiempo y con ese dinero se construye una lujosa casa a la que llama Wahnfried.