L'Incoronazione: La voz, las voces
No descubro nada nuevo si digo que en LIP es esencial
recitar cantando. Pero no pensemos en largas tiradas de
recitativo secco. Aquí los pasajes en recitativo son melodiosos y expresivos, nunca monótonos; es un recitativo qie tiende al arioso. El uso profuso de los ariosos ó
mezz’arie, como los llamaba el compositor Virgilio Mazzocchi, da una mayor continuidad e interés a las líneas vocales.
Aún más que en
Il ritorno d’Ulisse, se han hecho más homogéneos en LIP el
recitar cantando, las arias, los
ritornelli y los motivos característicos, sin abandonar por completo las formas madrigalescas. Monteverdi no utiliza profusamente el
bel canto, a la manera de algunos compositores del entorno romano como Luigi Rossi en
Il palazzo d’Atlante incantato (1642).
Conforme a las ideas platónicas, Monteverdi quería expresar con su música diversos efectos –los sonidos de la naturaleza, los estados de ánimo de sus personajes–, y consideraba que “desde que había reparado en que no había suficiente variedad de sentimientos, intentaba obtener esta variedad a través de la instrumentación” (carta a Alessandro Striggio, 4-II-1628). Sin embargo, Monteverdi pensaba que también en la polifonía podían expresarse los afectos del texto, en la postura contraria a los miembros de la
Camerata Fiorentina, que consideraban que el texto sólo podía expresarse satisfactoriamente con una textura de monodía acompañada. En LIP, Monteverdi fue capaz de transmitir con voces e instrumentos todas las pasiones, estados de ánimo y afectos: sensualidad, exhuberancia, languidez, tristeza, lejanía…
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En LIP se prefiguran varios tipos de arias que se sistematizarán con el tiempo. Esto hace que sea una ópera imprescindible y realmente innovadora. Así, “Apri un balcon, Poppea… Sogni, portate a volo” (Ottone) es
el primer ejemplo de serenata en la historia de la ópera. La
primera canción de cuna presente en una ópera es la maravillosa “Oblivion soave”, cantada por Arnalta a Popea, y
la primera aria infuriata es “Destin! Se stai lassù”, en la primera intervención de Ottavia ¿Hay quien siga pensando que LIP es una antigualla sin interés, cuando fue tan rompedora?
El
uso del coro es característico de las óperas venecianas del momento. Si en
L’Orfeo los coros de ninfas y pastores eran fundamentalmente líricos –con matices, ya que comentan la acción a modo de coro griego tras la escena de la Mensajera–, en LIP hay varios grupos (alumnos de Séneca, tribunos, cónsules, lictores, coro de amorcillos del final) que funcionan como elementos de la escena de una manera dramática, visual y también en silencio, pues en ocasiones el término “coro” no designa lo que hoy entendemos por tal, sino que simplemente hace referencia a un grupo de gente que no necesariamente canta, sino que puede bailar, gesticular ó hacer una aparición muda a manera de simples figurantes ó comparsas. En la ópera veneciana de tipo heroico, los coros se utilizaban como figuración en escenas de masas. Además, en LIP no hay un coro final a manera de epílogo.
La ópera veneciana de esta época es una
ópera “para cantantes”, y no deben taparse las voces con una gran plantilla instrumental en el foso. Es preciso mantener un equilibrio entre las voces y los instrumentos, que tendrían una mayor participación en los
ritornelli exclusivamente instrumentales. Con el impresionante arte vocal desplegado por el compositor/es, las partes instrumentales (sinfonía del principio,
ritornelli, música del momento de la coronación…), parecen de mayor simplicidad, pero son en realidad uno de los mayores problemas de la partitura, que se reduce a la línea del bajo y a las partes vocales.
Para Denis Arnold, LIP no podría haber sido escrita sin los madrigales concertantes de Monteverdi:
“Los lamentos de Ottavia y Ottone, los galanteos del
valletto y su doncella, el erotismo de Poppea, todo ello se ha visto en los magníficos libros de madrigales donde, de alguna manera, es más asequible que en la ópera. La puesta en escena de cualquier ópera es una tarea llena de riesgos, especialmente las de Monteverdi por lo poco que sabemos de su orquestación y del estilo de su
mise–en–scène […]. Sin embargo, para los madrigales sólo se necesitan algunos cantantes, un clave, y a veces algunos instrumentos de cuerda” (ARNOLD, Denis: Monteverdi:
Madrigales. Barcelona, Idea Books, 2004, p. 64).
LIP tiene un innegable carácter camerístico: no hay grandes escenas de conjunto, se articula sobre partes solistas y abundantes dúos.
Es el mayor triunfo de la voz y del texto cantado que imaginarse pueda.