Acto IV:
Aquí tengo que hacer una puntualización otra vez: en la grabación que he colgado se sigue el orden previsto por Mussgorsky en su revisión, es decir, primero va la escena en la que Boris muere y en segundo lugar la escena en la que Dmitri llega triunfante a tierras rusas.
Escena 1:
-Track 06: se celebra el consejo de los Boyardos. La música y la cháchara atropellada de unos y otros nos sitúa en el marco de las intrigas palaciegas...en este ambiente desordenado, entra Shuisky (3:15) y, como siempre, trae noticias siniestras (3:32):
Al dejar al zar el otro día
con el corazón afligido,
y velando por su bien,
miré, casualmente,
por una rendija de la puerta.
¡Ah, lo que vi, boyardos!
Pálido, bañado en sudor frío, temblando,
murmurando palabras extrañas
con los ojos brillantes,
atormentado por un sufrimiento secreto,
nuestro zar languidecía.
De pronto palideció,
miró fijamente hacia una esquina,
gimiendo y espantando
a espíritus malignos...
La noticia cae como una bomba en el consejo, Shuisky insiste: ha oido a Boris gritar “fuera, niño, vete!” (4:41)...al decir esto oimos al propio Boris (4:44), entrando, alucinado, perseguido por el fantasma de su remordimiento.
-Track 07: la primera frase de Boris no puede ser más terrible: “¿Quién dice asesino?”, seguida de una alucinada, tranquila, serena y hermosa frase (00:11) “Zhiv, zhiv malyutka” (el pequeño está vivo), como si la música le ayudase a hacer realidad sus deseos.
Atención al enorme pianissimo orquestal y posterior silencio (00:32 a 00:52) que nos meten en la piel de un Boris que necesita mucho tiempo para aclarar sus ideas y poder hablar racionalmente. Boris inicia su intervención con calma y cierta serenidad (00:53), hasta que Shuisky (de nuevo él!!) le anuncia que un monje desea hablar con él (1:33), siempre con esa línea de canto sinuosa que lo caracteriza.
Boris concede audiencia al monje, diciendo:
Quizá la conversación con el venerable
pueda calmar el remordimiento
de mi espíritu agotado...
Atención (2:30) a cómo la dice Reizen, con esa tensión que clama a compasión, de un hombre atormentado que busca algún respiro (qué nobleza de canto, Dios mio!).
-Track 08: el monje es Pimen. Oimos (00:02) una de las melodías que lo caracterizan. Y entrada triunfal de Mikhailov (00:18), con un piano magnífico, suave, noble al que contesta igualmente fantástico (00:37) Reizen (duelo de titanes del canto grave).
Pimen comienza su largo relato, como la narración de Shuisky, pieza clave en esta ópera, si la primera desencadenaba la locura de Boris, esto lo precipitará a la muerte. Dice Pimen:
Un día, a la hora de vísperas,
vino a mí un pastor, un hombre ya viejo,
Y me reveló un maravilloso misterio.
«Cuando era niño, me dijo, quedé ciego,
y desde ese momento hasta mi vejez,
no distinguí el día de la noche.
En vano busqué curación
por medios sencillos o secretos,
en vano rocié mis ojos
con agua curativas de pozos santos, en vano.
Y me acostumbré a la oscuridad de tal modo
que ni aún en sueños
veía objetos antaño vistos,
y sólo soñaba sonidos.
Una vez, en un sueño profundo,
oí una voz infantil que me llamaba,
y decía claramente:
"¡Levántate, abuelo, levántate!
Ve a la ciudad de Uglich,
a la catedral de la Transfiguración, y allí,
reza sobre mi tumba.
Has de saber abuelo, que soy...
¡el zarevich Dimitri!
Dios me ha recibido
en el coro de sus ángeles,
y ahora hago grandes milagros en Rusia"
Desperté, medité un rato,
tomé a mi nieto conmigo
y me puse en camino.
Y apenas había inclinado mi cabeza
sobre la tumba,
cuando sentí una gran felicidad
y las lágrimas empezaron a manar
abundantes, suavemente,
¡y vi la luz del día, a mi nieto y la tumba!"
El canto de Mikhailov es tremendo, no sabría qué destacar de él...atención, entre otros muchos detalles, a con qué compasión nos cuenta que el viejo no pudo curar su ceguera (1:36) o a cómo imita la voz angelical de Dmitri, el niño muerto apareciéndosele en sueños al viejo (2:43)o la alegría del viejo al volver a ver (4:07) simplemente abandonaos al canto ligado, como de violonchelo, de Mikhailov, a la variedad de acentos, al tono noble, en fin, maravilloso.
También me gustaría llamar vuestra atención sobre cómo Mussgorsky introduce (3:22) a las cuerdas agitándose nada más pronunciar Pimen la palabra “Yo soy Dmitri, el zarevich”.
Boris grita, no puede más (espléndida explosión orquestal), ha llegado la hora de enfrentarse directamente a su mayor miedo. Se desploma y suplica ver a su hijo. Es el fin.
-Track 9: He aquí una de las dos o tres mejores despedidas, plegaria y muerte de Boris Godunov que yo conozca. Reizen nos da una lección de canto y de intensidad emocional incontestable.
Atentos a la primera frase: “Adios, hijo mío, me muero!” y a cómo inmediatamente adopta un tono más terrible (00:39) para decirle a su hijo: “no preguntes cómo obtuve el trono”. En 00:47 Boris recupera fuerzas para comentarle a su hijo que él será el próximo Zar (legítimo orgullo paterno), para caer en la disonancia más terrible (1:07) e inculcarle a su hijo las normas de reinado más básicas (empezando por no confiar en los boyardos –1:21).
El lamento de Boris llega a un momento cumbre cuando le pide a su hijo que cuide de su hermana (2:33- maravilloso Reizen, en pianissimo, lleno de emoción e intensidad sin perder ni un milímetro la línea de canto), esa inocente paloma que él tanto ama (3:03-espeluznante pianissimo de Reizen)momento en el que se derrumba, suplicando a Dios en estos sus últimos momentos (3:17).
Reizen inicia su súplica con un lamento terrorífico (3:19), diciendo la palabra “Señor” (Gospodi) casi con terror, como si temiese encontrárselo allí mismo (nuevo pianissimo en 3:47). Pero no pide por él, sino por su hijo, con unas frases maravillosas:
Desde las alturas inalcanzables
derrama tu luz bendita
sobre mi inocente hijo...
tierno y puro...
¡Fuerzas celestiales,
guardianes del trono eterno,
preservadlo con vuestras brillantes alas
de la desgracia y el mal y de la tentación!
Aquí os recomendaria que os fijáseis sólo en la letra, en cómo Reizen, con una dicción insuperable va desgranando cada palabra, cada sílaba, con qué amor, con qué devoción...un momento de magia, hasta esa palabra final “tentación” -5:22- dicha con un hilo de voz.
Las campanas suenan, como cuando fue coronado, pero ahora suenan a muerto (espectaculares graves en 5:50. EL coro suena fuera de escena. Boris sabe que va a morir, lamentándose crudamente de todo lo que ha hecho para llegar a esta situación. Fiodor, su hijo, suplica (6:49), pero la escena es completamente patética: campanas, nobles observando cómo muere, un hijo pequeño que quedará ahora en manos de los boyardos, el fantasma de un niño muerto...terrible muerte para una persona. Con razón (7:32) clama Boris:
Ah, muerte cruel!
¡Cuán fieramente me atormentas!
Para luego, como un león herido (7:48 ) gritar (espectacular agudo de Reizen) “aún soy zar!!” en un último aliento de orgullo, que enseguida se apaga en sus últimas palabras (8:14) “Perdonadme, perdonadme”, inertes, terribles (impresionante Reizen, un pianissmo tremendo).
La escena acaba con la orquesta realizando una coda que no puedo describir con palabras, tal es la intensidad emocional que hay...sólo hay que oirlo para comprenderlo.
Otro día comento la última escena, por ahora basta!!
Última edición por El idiota el 24 Dic 2007 17:26, editado 1 vez en total
|