LEONORA (IL TROVATORE)
A pesar de que es un rol que no siempre aparece en la lista de los grandes papeles de Callas, este servidor piensa que la Leonora de Il Trovatore es de las interpretaciones callasianas ante las cuales hay que ponerse de rodillas. Lo que implica que, en mi opinión, Callas es la más grande Leonora de la que exista registro completo (y hago cierta matización porque siempre hay que dejar la puerta abierta cierta duda frente a la carencia de una grabación completa con la Ponselle, pero aún así…).
Otras Leonoras muy famosas han ofrecido timbres de mayor esplendor y dulzura: Milanov, Caballé o Price vienen a mi mente. Pero cada una, a su manera, ha fallado en uno u otro aspecto musical o dramático del papel. Milanov tenía a su disposición un timbre muy hermoso y unos pianissimi que flotaban en las líneas melódicas largas, pero cuando Verdi pide un canto de agilidad, unos trinos o simplemente un recitativo cargado de dramatismo, el barco va haciendo aguas. Caballé está cerca de lo ideal, pero se come todos los trinos y los sustituye, en el mejor de los casos, por trémolos más o menos resueltos. Y a Price la superan su pésima articulación italiana, sus problemas con el ritmo (alguna vez hagan el ejercicio de comparar el final de la escena del convento de la grabación de Price-Mehta con la de Callas-Karajan y verán lo que digo) y su grave lleno de humo.
Callas debuta el papel de Leonora en Ciudad de México, el 20 de junio de 1950, acompañada de un reparto encabezado por el tenor checo Kurt Baum, Giulietta Simionato y el gran Leonard Warren, siendo esta la única oportunidad en la que el barítono norteamericano compartió escena con Callas.
En esta primera lectura del papel Callas está pletórica de voz, pero aunque algunos señalan que es su mejor Leonora, yo no estoy de acuerdo. La noto muy exhibicionista (interpola un mi bemol sobreagudo en Tacea, y otro al final de la cabaletta) y falta todavía cierta pulitura musical que con el tiempo conseguiría. De todas formas, el manejo del claroscuro en el fraseo, la calidad de las agilidades y los trinos, la pone ya por encima de cualquiera de sus competidoras.
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El segundo encuentro de Callas con el papel de Leonora también está documentado en registro de audio. Se trata de las funciones llevada a cabo a finales de enero de 1951 en el Teatro San Carlo de Nápoles, bajo la dirección de Tullio Serafin. El Manrico es un ya decadente Lauri Volpi (protestado por una parte del público, según aparentemente se aprecia de un audio de muy poca calidad), la Azucena es la magnífica (aunque débil en el agudo) Cloe Elmo y el Conde es un discreto Paolo Silveri. Esta Leonora se nota más trabajada desde el punto de vista musical, pero hay cosas que Serafin hace en la dirección, especialmente el tempo un poco acelerado en el D´amor sull´ali rosee, que se me hacen molestas (Callas, al igual que en México, incluye el re bemol sobreagudo hacia el final del aria, detalle que desaparece en las siguientes interpretaciones).
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En febrero de 1953, Callas canta sus únicas funciones de Il Trovatore en La Scala (para 1955 estaban pautadas otras representaciones, pero al final del Monaco pidió que se cambiara la ópera por Andrea Chenier, de lo que hablaremos luego), con Votto en el podio y Gino Penno, Ebe Stignani y Carlo Tagliabue como sus compañeros de escena.
En mi opinión, esta es la Leonora más equilibrada de Callas en lo que respecta a vocalidad e interpretación. En D´amor sull´ali rosee consigue finalmente esa atmósfera irreal y ensoñadora que echo de menos en México y que se perfeccionará en la grabación de Karajan. Además, cierra la página con un memorable trino combinado con messa di voce que es para que a uno se le caiga la mandibula.
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Durante ese mismo año 1953, Callas canta en puestas en escena de Il Trovatore en el Covent Garden (Simionato, Johnston, Walters, bajo la dirección de Erede), en la Arena de Verona (Danieli, Zambruno, Protti, con Molinari-Pradelli en el foso) y en la Opera de Roma (Barbieri/Pirazzini, Lauri-Volpi, Silveri y Neri, bajo la batuta de Santini). Ninguna de estas funciones está documentada.
En noviembre de 1955, Callas cantaría lo que serían sus últimas Leonoras en escena. Dos funciones en la Lyric Opera de Chicago, dirigidas por Nicola Rescigno. En ambas el tenor fue Jussi Bjoerling, mientras que se alternaron Ebe Stignani y Claramae Turner en Azucena, y Ettore Bastianini y Robert Weede como el Conde de Luna.
Esta fue la única vez que Callas y Bjoerling cantaron juntos, y el gran tenor sueco declaró que María Callas era la más grande Leonora con la que había compartido escena, comentario que no resultó nada divertido para Zinka Milanov cuando se enteró. Asimismo, Rudolf Bing, quien estuvo presente en una de las funciones, escribió que se notaba que Callas entendía todo lo que cantaba, mientras que Bjoerling no.
La gran tragedia de este último Trovatore es que aparentemente la primera función fue grabada (imaginen ese Trovatore con Callas, Bjoerling, Stignani y Bastianini), pero el registro se habría destruido accidentalmente.
Callas lleva su Leonora a los estudios de EMI de la mano de Herbert von Karajan, en agosto de 1956. A pesar de que la voz ha perdido frescura, especialmente en el registro alto, donde aparecen estridencias, la interpretación se ha hecho aún más refinada. La acompañan la excelente Azucena de Fedora Barbieri y un reparto masculino fuera de sitio: Giuseppe di Stefano (reemplazando a un Richard Tucker que se negó a grabar con Karajan) y Rolando Panerai. En esta grabación Callas incluye un verso de la cabaletta “Tu vedrai che amor in terra”, la cual nunca cantó en vivo.
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Nuestra soprano continuaría incluyendo el aria del Acto IV en sus conciertos, de los cuales se conservan en audio y video, respectivamente, los testimonios del concierto de Atenas, en 1957, y del de la Opera de Paris, en 1958, a los cuales ya nos hemos referido en otras entradas de este hilo. Las interpretaciones siguen siendo estupendas, a pesar de que la voz acusa mayor deterioro, especialmente si la comparamos con los registros de principios de los 50.
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Existen grabaciones en estudio de las dos arias de Leonora registradas por Callas en los 60s, pero son apenas un triste recuerdo de lo que fue la Leonora de Callas. Les dispenso del sufrimiento.