Génesis de la obra
A Puccini le gustaba acompañar a sus obras en sus primeros pasos por el mundo. A menudo, estos viajes significaban para él, importantes etapas en la gestación de la obra siguiente; por lo cual iba a los teatros a inspirarse.
Según decía, aquello que le impactaba en el escenario (aún sin importar el idioma), lo consideraba como tema para una ópera.
En una estadía en Londres, acompañando a su amada Tosca, encontró la inspiración para la que sería su ópera más amada. En el Duke Of York theater se representaba “Madame Butterfly: la tragedia de una japonesa”, adaptación realizada para teatro por David Belasco de una novela de John Luther Long.
En enero de 1898, Belasco había leído la historia en la Century Magazine y vio escondida en ella un drama para la escena. Adaptó la historia, y el 5 de marzo de 1900 la estrenó, teniendo mucho éxito.
Blanche Bates representando a Butterfly en la obra de Belasco.
Puccini vio la obra, pero no entendió nada (ya que su nivel de inglés era muy básico); pese a eso, se percató del amor y el sufrimientote la niña, y se conmovió con su suicidio (que fue idea de Belasco).
Según palabras del dramaturgo, luego de la función, Puccini fue corriendo a abrazarlo y pedirle autorización para ponerle música a su obra; a lo que Belasco, conmovido, aceptó. Los biógrafos de Puccini dicen que eso nunca sucedió (ya que tenía una personalidad más bien, huraña) y que decidió poner música a la obra un tiempo después.
Puccini, Toscanini, Belasco y Giulio Gatti Casazza
Pasaron meses hasta que Giulio Ricordi pudo obtener los derechos de la obra; en varias cartas, Puccini escribía a su editor con impacientes expectativas:
Citar:
“Querido señor Giulio, le agradecería que me escribiera si ha sabido algo desde Nueva York, respecto al tema norteamericano...”
El 7 de abril de 1901 llegó la noticia más esperada: Ricordi obtuvo los derechos y Puccini podía empezar a trabajar.
Se decidió contratar a Illica (el poeta) y Giacosa (el encargado del dramatismo de texto), con los que había trabajado anteriormente. No pasó mucho tiempo hasta que surgieron los primeros conflictos: la obra de Belasco era una pieza en un acto largo, y según la costumbre de la época, la ópera debía tener tres actos.
Puccini con Illica y Giacosa, sus libretistas predilectos Giacosa pensó en desarrollar el tercer acto en el consulado estadounidense, con lo que lograría un efecto antagónico a los otros dos, estrictamente japoneses. Puccini planteó que la obra debía dividirse en dos actos, de lo contrario se atenuaría su sustancia dramática (decía: “el drama debe cerrarse sin interrupciones: rápido, efectivo, horrible”). Illica y Giacosa le hicieron ver la imposibilidad de esta idea.
Puccini debía ser asesorado sobre la música japonesa; Illica le aconsejó visitar en Milán a la actriz japonesa Sada Yacco, a quien tomó como modelo para Cio-Cio-San.
Sada YaccoLuego se puso en contacto con la esposa del embajador en Roma, Madame Ohyma, quien le enviaba música y le daba todo tipo de consejos (como el de cambiar el nombre del pretendiente de Butterfly, ya que Yamadori es nombre de mujer).
A juicio de los autores y del editor, la obra estaría terminada y sería estrenada en 1903.
El 23 de febrero de 1903, Puccini y su familia tuvieron un accidente automovilístico, donde Giacomo queda malherido.
Puccini, aficionado a los automóvilesNo podía trabajar, ya que le era imposible sentarse al piano; estaba desesperado y llegó a pensar que su carrera había terminado.
Meses después, tuvo una importante mejora y con aprobación de su médico, viajó a Paris para presenciar el estreno de la versión francesa de Tosca.
Allí, instrumentó el segundo acto y envió cartas a Ricordi, indicándole que había compuesto el intermezzo de su obra (inspirado en el de Cavallería Rusticana, que había tenido mucho éxito), y que pronto estaría lista para su estreno.
En su casa en Torre del Lago, se dedica a trabajar en las últimas escenas de la ópera. Dos meses después, el 27 de diciembre de 1903, concluye la obra.
Luego, se dirigió a Milán, donde Ricordi acuerda con La Scala para estrenar la ópera el 17 de febrero. Se había arreglado que Rosina Storchio y Giovanni Zenatello cantasen los papeles principales.
Todos los indicios apuntaban al éxito, aún cuando se coincidía que la versión en dos actos tenía varios puntos débiles.
Giovanni Zenatello y Rosina Storchio
ESTRENO EN LA SCALASe dio con el siguiente reparto:
Cio-Cio-San –
Rosina StorchioPinkerton –
Giovanni ZenatelloSuzuki -
Giuseppina GiaconiaSharpless -
Giuseppe de LucaGoro -
Gaetano Pini-Corsi
Dir –
Cleofonte Campanini
Lo que sucedió ese 17 de febrero de 1904 en La Scala es un enigma sin resolver.
Mucho hablaron de una conspiración organizada por los rivales de Puccini (Mascagni y Giordano, entre ellos); el caso es que la obra fue un fracasso notorio.
Hay un testimonio de
Giovanni Pozza, crítico del célebre “Corriere della sera”:
Citar:
“El largo primer acto – ¡demasiado largo! – fue escuchado con gran frialdad. A su final, sólo aplaudió un reducido sector del público […]. No fueron sino algunas plebeyas manifestaciones de desagrado las que dieron impulso al aplauso que resultó […] más cálido y entusiasta. Luego de que los cantantes se presentaran frente al telón, salió al escenario en maestro Puccini […] y en ese instante pareció caer sobre su persona un odio incomprensible y de furiosa violencia […].
Se advirtió con desagrado la aparición de temas musicales ya escuchado en “La Bohéme”; algo que fue irrazonable, peligroso y desagradable […].
No quiero vaticinar nada, pero en el futuro, muchos pasajes del primer acto serán escuchados con sorpresa por aquellos quienes ayer no repararon siquiera de ellos […]. No obstante, el maestro tendrá que avenirse a realizar muchos cortes. La fluidez de la acción de diluye en demasiados detalles.
El segundo acto fue peor acogido, ¿Toda la culpa es atribuible al autor? ¿O a gran parte del público? […]
La nueva ópera no pasó el examen […]. Insisto en que, abreviada y aligerada de algunos pesos, tendrá éxito. Contiene pasajes muy bellos y está escrita de manera brillante […]”
Continuará...