OREST
El papel de Orest, de nuevo, nos plantea problemas de caracterización: el papel es poco exigente (Sol1 bemol a Sol3 bemol), pero requiere, de un lado, una voz capaz de ser solemne y de cantar de modo elegante y reposado y, de otra, una voz capaz de superar la orquesta en el exultante final de su dúo con Elektra.
Así, es usual que voces que consiguen un gran impacto en la primera parte del dúo pasen apuros en la parte final. Además, las voces baritonales en ocasiones no consiguen el efecto de solemnidad buscado pro Strauss mientras que voces más de bajo-barítono o bajo se quedan varadas a poco que la partitura se empina.
Pero bueno, aquí, como primer acercamiento a Orest oiremos al, para mí, Orestes perfecto:
HANS HOTTER, quien dio una lección magistral de cómo se canta este breve papel en su grabación en estudio de 1953 (junto a una Varnay que se crece, como siempre, con él a su lado).
Oigámoslo:
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Su acercamiento al papel es casi camerístico, nada exagerado (como de costumbre). Su entrada es de una solemnidad abrumadora y si nos fijamos sólo en sus intervenciones, resulta fascinante cómo poco a poco va pasando de esa solemnidad a la curiosidad, el interés y, finalmente, la ilusión por el reencuentro con su hermana...emocionante cómo la llama ("Elektra! Elektra!"), espeluznante susurro en "Orest lebt!" y, finalmente, espléndido "Die hunde auf dem Hof erkennen mich, und meine Schwester nicht?". Impresionante.