De acuerdo, ahí van mis comentarios y –cuando salgan- colgaré las críticas de los especialistas.
Primero, para mí fue una noche muy especial, todos sabemos qué significativa es la experiencia de escuchar en vivo a un cantante que conocemos por grabación y por radio. Además, es un cantante tan emblemático para el foro que los tuve a todos ustedes como interlocutores mentales durante la función
Por si no se han dado cuenta, yo adoro al Teatro Colón, no solo por su famosa acústica sino por la calidad de su sonido. Pero es un teatro muuuuuuy grande y el repertorio de Flórez está concebido para teatros más chicos, así que la duda era: ¿cómo va a funcionar en el Colón? De hecho, un ex director del teatro hizo ese comentario por la radio el día anterior. Y funcionó muy bien, proyectaba perfectamente. El director (Frizza, no lo conocía) manejó además la dinámica con mucha inteligencia y la voz de Flórez solamente se perdió un poco en el centro –como era esperable en un tenor de voz tan liviana- en momentos de mucha orquesta.
Por otra parte, los teatros de herradura clásica tienen una característica muy peculiar: aunque haya 2000 ó 3000 personas dan una increíble sensación de intimidad que ayuda al contacto con el cantante. Y Flórez tiene una actitud muy encantadora –nada soberbia- que hace que el público simpatice enseguida con él. De hecho, ya entró ovacionado y así siguió toda la noche.
Las dos primeras arias estuvieron impecables, aunque un poco frías. Era de esperar que se soltara definitivamente con el Cessa, pero allí fue cuando se dirigió al público para disculparse por su estado de salud y asegurar que iba a dar lo mejor de sí en esa situación (público comprensivo, lo aplaude merecidamente) Así que nos quedamos sin sobreagudo, pero con una muy buena interpretación que hay que valorar más teniendo en cuenta su estado.
En la segunda parte hubo una Furtiva lacrima muy emotiva y el Ah mes amis en el que aguantó todos los does heroicamente. Y solamente un extra, La donna è mobile (“aaaaaah” excitado del público cuando empezó la orquesta) Supongo que todos sentíamos la misma ambivalencia: por una parte queríamos más y, por otra, daban ganas de decir “déjense de aplaudirlo a este muchacho y que se vaya a la cama, que está destruido”.
Trataré de escuchar por la radio la función del miércoles y les cuento. Baci,
Maddalena