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Vicente Simón (1899 – 1963)
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Copio aquí la información que aparece en una de las mejores páginas para los amantes de la
zarzuela.
Nació en Zaragoza, el 10 de diciembre de 1899. Su padre, pintor y escultor, tenía un taller de restauración y platería muy cerca del Pilar. Sus primeros estudios los realizó en el colegio de los Hermanos Maristas, al tiempo que ayudaba en el taller familiar. Como el chico mostraba disposición, cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes y, con el tiempo, llegó a ser un buen especialista. Pero lo que verdaderamente le gustaba era cantar; por eso, en sus ratos libres, se aplicó también al estudio de la música y el canto. La buena relación de su padre con el Cabildo le permitió ingresar en los Infanticos del Pilar y, posteriormente, en el Orfeón Zaragozano. Al cambiarle la voz, cantó como barítono en iglesias, reuniones familiares y espectáculos benéficos.
Orgulloso se mostraba de sus modestos triunfos hasta que, un buen día, pasó por Zaragoza el barítono donostiarra Eulogio Villabella (el padre del excelente tenor Miguel Villabella, del que hablaremos en breve – Nota del posteador-
) y, después de escucharle, dictaminó que su educación vocal estaba equivocada (no hay nada nuevo bajo el sol
). Vicente no era barítono, sino tenor, y un gran tenor.
Había que empezar de nuevo. Sin haber cumplido los dieciocho años, y tras vencer la oposición familiar, se trasladó a Barcelona para educar adecuadamente su voz. Durante su estancia en Barcelona y para poder pagarse las clases, trabajó durante tres años en una casa de vidrieras artísticas.
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Su servicio militar lo realizó en Marruecos, donde resultó herido en el desastre de Annual (1921). Con su voz amenizaba el campamento, dando conciertos a soldados y oficiales; y cuentan que el propio general Sanjurjo lo sentó a su mesa. Una vez licenciado volvió a Barcelona. Se colocó como restaurador en el Museo Municipal y, a la vez, abrió su propio taller de pintura, escultura, policromía y arte religioso. Cada vez con mayor interés continuó dando lecciones de canto. Fueron sus maestros la mezzosoprano wagneriana Concepción Callao y, especialmente, el tenor
Luis Canalda, que había estrenado en San Sebastián LA LLAMA, de Usandizaga. Los sábados y domingos cantaba en los cines tras la proyección de la película. Su temor al fracaso le hizo anunciarse como Víctor Smith, manteniendo las iniciales V. S. (Vicente Simón) (no me extraña; si es que los baturros, querido Stiffelio, sois más brutos que un arao
).
Empezó a dar audiciones ante empresarios y directores hasta que al fin, por azar, tuvo la oportunidad de sustituir al tenor anunciado en IL BARBIERE DI SIVIGLIA que se representaba en el Teatro del Bosque, en la barcelonesa barriada de Gracia. Le acompañaron la soprano Elvira Serra, el barítono Ricardo Fuster y el bajo Gabriel Olaizola. Este último estaba contratado para estrenar en el Teatro Eslava de Madrid, la obra de Amadeo Vives NOCHE DE VERBENA. Sabía que el compositor buscaba un tenor adecuado y animó a Vicente para que se trasladase a la Villa y Corte. El maestro Estela le probó de madrugada,
después de una función, y telegrafió a Vives de que ya contaba con el tenor deseado. Tenía cuanto se precisaba: juventud, distinción, soltura en el diálogo y una voz de gran belleza. Su primer triunfo, el 21 de diciembre de 1929, fue reconocido por todos. El 5 de abril de 1930 estrenó, en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, EL RUISEÑOR DE LA HUERTA, de Leopoldo Magenti.
A partir de ese momento, los éxitos se sucedieron: El maestro Serrano le contrató para dar a conocer por toda España LA DOLOROSA, su papel más constante, llegando a cantarla más de 1.400 veces
; LUISA FERNANDA, sustituyendo a Pepe Romeu a los cinco días de su estreno en Barcelona, y cantándola durante ciento cincuenta y nueve noches con Matilde Vázquez y Emilio Sagi-Barba; alternó con Miguel Fleta
en DOÑA FRANCISQUITA y con
Juan García en LA PICARONA. El 31 de marzo de 1934 estrenó LA CHULAPONA en el Teatro Calderón, junto a Selica Pérez Carpio y Felisa Herrero. Perteneció a las Compañías de Moreno Torroba y Marcos Redondo y después se constituyó en empresa.
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A lo largo de esos años no abandonó su otra actividad y llegó a decorar el techo del Salón de Sesiones del Palau de la Generalitat de Barcelona. Terminada la Guerra Civil, prosiguió con su oficio. En el Museo Municipal de Barcelona está el lienzo “San Cosme y San Damián”, que fue el primero que restauró en su juventud.
Consideró como el mayor orgullo de su vida artística el haber sido invitado por el Ayuntamiento de Sevilla para interpretar en la catedral, durante la Semana Santa de 1931, el tradicional MISERERE de Eslava. Reconocido como uno de los grandes tenores de su época, llegó a estrenar treinta y seis obras.
Falleció en Madrid, el 12 de enero de 1963, a consecuencia de un paro cardíaco.
Grabaciones completas:
La viuda alegre, Mi costilla es un hueso, Los claveles. Ed.: Gramófono-La Voz de su Amo (1932-1941)
La del manojo de rosas. Ed.: Odeón (1936)
Alma de Dios, Los de Aragón, La alegría de la huerta. Ed.: Montilla (1954-1958)
Fragmentos y selecciones:
La Dolorosa, Gent del camp, La reina ha relliscat, El renegado o La historia de Juan Valdés, Luisa Fernanda, La chulapona, La tabernera del puerto. Ed.: Gramófono-La Voz de su Amo (1930-1936).
La chulapona's first three stars: Selica Pérez Carpío (Manuela), Vicente Simón (José María), Felisa Herrero (Rosario).
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Escuchamos
Ese pañuelito blanco con María Teresa Planas, de La Chulapona de Moreno Torroba. Año 1936.