Sparafucile, venti scudi
Este papel excede con mucho el típico personaje característico. En primer lugar su participación en la trama está lejos de ser decorativa. En segundo lugar, su caracterización no es unidimensional, sino que tiene diferentes caras, matices y zonas de sombra. Además Verdi fue generoso con él, más con la calidad que la cantidad de su música. Su entrada en escena es anunciada por la cuerda grave; el violonchelo solista entona una especie de contradanza que comenta todo el dúo. Es la música de Sparafucile la que domina la página, Rigoletto sólo puede dejarse envolver en este nocturno, imitando en muchos momentos el semideclamado del asesino. Esto es un reflejo de la situación de ventaja de Sparafucile (su insinuación sobre los rivales de Rigoletto) y su propia seguridad profesional. Para Sparafucile es una mera negociación en la que le interesa atraer el interés de un posible cliente. Por ello es impensable escuchar a un cantante que intimide innecesariamente al Bufón con un canto estentóreo (Talvela) o terrorífico (Neri) en pasajes que deberían sonar más bien socarrones y arrogantes como “Soglio in città uccidere” y “È questo il mio stromento”. Asimismo, el tono confidencial del dúo debía acentuarse al darle su nombre (nada fácil cantar esa frase sobre mib repetidos en piano) y de la misma manera Rigoletto debería responder
sottovoce (“E dove all’occasione?”) Incluso su salida de escena (fa2) debía de ser cantado a media voz. La cuerda grave despide al fascinante personaje.
De los requisitos nombrados, Vinco y Ghiaurov cumplen al cantar con voz mórbida y bien modulada con el carácter nocturno y secreto del dúo. Por supuesto, Ghiaurov resulta más gallardo con su magnífico timbre, pero Vinco concluye la página
sottovoce (y así inicia con enorme coherencia Fischer-Dieskau – siempre el más sumiso y amedrentado de los escuchados – su “Pari siamo") Sin embargo quienes crean con mayor fortuna la atmósfera de conspiración son Zaccaria y Gobbi, que cantan toda la página casi a susurros (bien que con voces muy modestas y sin los soberbios acompañamientos de Giulini y Kubelík) El caso contrario del estupendo Siepi, además en estado de gracia, pero que luce demasiado su resonante voz, solo modulada en “Sparafucil mi nomino” (además prolonga el fa grave sin razón) Le acompaña mucho mejor MacNeil, siempre más sutil que Protti. Merece la pena detenerse en la versión de Italo Tajo, que en algún momento resulta algo ampuloso pero alternando sonidos ligerísimos y, lo que es más sugerente, es el más irónico y casi diríamos que simpático al relatar su
modus operandi (no se puede escuchar su “Chi voglio attira” sin sonreír) De esta manera, más que un malvado común, tenemos un personaje en el que fácilmente Rigoletto puede verse reflejado por el distanciamiento con el que considera su trabajo, aunque éste sea matar gente.
http://www.box.net/shared/90ollpge8w Niccola Zaccaria
http://www.box.net/shared/lv25au78kw Cesare Siepi (MacNeil)
http://www.box.net/shared/z8axdzg8w4 Cesare Siepi (Protti)
http://www.box.net/shared/ibzlvizwkg Italo Tajo
http://www.box.net/shared/usoy3bfggw Nicolai Ghiaurov
http://www.box.net/shared/3pnj5n18gg Ivo Vinco
Y de propina, para el Monsieur Werther, la versión de Merrill y Tozzi:
http://www.box.net/shared/vtipoxr8k8
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