Bueno, pues comencemos este recorrido por nuestros
cantantes rusos con un buen puñado de tenores de la época zarista.
Como sabemos, Rusia, a comienzos del siglo XX era un país sumamente pobre, con grandes desigualdades sociales y gobernado por una dinastía en franca decadencia, los Romanov (en el poder desde el siglo XVII):
El siglo nació convulso: la derrota contra Japón (1905), la pre-revolución de ese mismo año y la entrada del país en la I Guerra Mundial sentaron las bases del descontento y, en suma, de la Revolución de 1917.
En cambio, desde el punto de vista artístico/operístico, Rusia estaba en una situación escelente. Dos grandes teatros de ópera (Mariinsky de San Petersburgo y Bolshoi de Moscú) y, sobre todo, la benéfica influencia de la escuela italiana de canto (recordemos que, entre otros, Battistini fue un asiduo en Rusia) colocaron el germen de una estirpe de excelentes cantantes que llegaría a los años 50 y luego moriría para siempre.
Copio lo que, en el hilo sobre Lisitsian (nuestro cantante de agosto), comentó Gino:
"A finales del S. XIX dos cantantes italianos frecuentaron la Rusia Imperial: Mattia Battistini y Angelo Masini. De hecho Battistini cantó allí veintitrés temporadas (desde 1892), siendo el favorito de la nobleza y llegando a trabar amistad primero con el Zar Alejandro III y luego con Nicolás II.
El caso es que ambos crearon escuela en Rusia. Por un lado tenemos esa relación de Battistini con Lisitisian y por otro Rodolfo Celletti ha llegado a decir que Lemeshev fue el último tenor "alla Masini". Angelo Masini fue un gran rival de Gayarre en el Real, y su voz fue descrita por Lauri-Volpi como "un violín que hace saltar las lagrimas" (Voci paralelle). Ya cantó tanto en Moscú como en San Petersburgo en 1876 y fue tan adorado por la aristocracia como Battistini.
Naturalmente, a lo largo de las décadas que pasaron en Rusia y Polonia (entonces parte del Imperio) ambos transmitieron las bases de la escuela clásica de la que fueron últimos exponentes: en el horizonte de occdiente aparecían ya Bellincioni, Caruso y Ruffo".
Y en el horizonte de Rusia, añado yo, aparecieron los Ershov, Damaev, Sobinov, Smirnov...
. Tenores todos ellos en los que podemos apreciar las peculiaridades del canto italiano sin ningún problema: emisión fácil, timbres claros (en la mayoría de casos), utilización sabia de los recursos del canto (por ejemplo el falsete reforzado) etc.
NOTA: Las fotografías que acompañan este hilo son de la época, realizadas por el fantástico fotógrafo Prokudin-Gorskii, tomadas de su exposición en la librería del Congreso de los EEUU:
http://www.loc.gov/exhibits/empire/. Al no haber muchos testimonios gráficos de estos cantantes, he optado por utilizar fotos que, más bien, lo que hacen es ambientarnos en aquella apasionante época...
Vamos allá con estos tenores:
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Ivan Ershov, nacido en 1867 era mecánico de ferrocarriles hasta que alguien tuvo el buen oido de ficharlo para el canto. Cantó en el Bolshoi un repertorio que abarcaba del Arturo de I Puritani a Tristán (ahí es nada). En realidad, Ershov es un testimonio más de ese tipo de tenor ya extinguido capaz de afrontar papeles dramáticos y papeles belcantistas.
De su voz, preciosa, timbrada y con un color muy atractivo, oimos en primer lugar “Versez! Que tout respirez” (en ruso, por supuesto) de “El profeta” de Meyerbeer, donde nos da muestras de su empuje, pasión y buenos agudos, para luego cantarnos, como quien no quiere la cosa (la facilidad en el agudo y en el grave es pasmosa) la escena de la forja de “Siegfried”. En tercer lugar, volvemos al profeta con el aria: "Por Berthe moi je supier".
Apreciaremos en los tres casos, la facilidad para el canto, la incisividad del fraseo, la belleza tímbrica (aun a pesar de tener más de cien años la grabación) y el carisma de Ershov.
Uno de los grandes todoterreno del canto tenoril. Grabaciones todas ellas de 1903 (magistralmente restauradas, por cierto).
Ershov-1
Ershov-2
Ershov-3
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Nikolai Fjgner nació en 1857 y estudió en Napoles, donde cantó en multitud de ocaciones, así como en otros teatros italianos, para luego establecerse en San Petesburgo. Tenía una voz no muy agraciada y él, consciente de ello, explotaba al máximo sus cualidades como recitador y como actor, por las que se convirtió en favorito del público y de los compositores, estrenando por ejemplo, la Dama de Picas de Tchaikovsky.
Precisamente, Fjgner, el primer Hermann, nos canta aquí “Perdóname, celestial visión” del primer acto de la Dama de Picas. Aparte del hecho histórico de poder escuchar este papel en la voz de quien lo estrenó bajo la supervisión del propio Tchaikovsky, podemos oir cómo, en efecto, la voz no es muy bonita, pero la intensidad de la interpretación es alucinada, como si cantase en medio de un estado febril...en escena tenía que poner los pelos de punta! Grabación de 1901, dedicada a todos los que creen que Hermann es primo de Turiddu...
Fjgner
Vasilij Damaev nació en 1878 y cantó no sólo en Rusia sino también en París y Londres.
Tiene un timbre que me atrae mucho y su canto, tiene una tensión y una comunicatividad impresionantes (uizá demasiado enfático en algún momento). Algunos sonidos abiertos afean su interpretación de “Duerme, hermosa mía” de la ópera “Noche de Mayo” de Rimsky-Korsakov.
Grabación de 1910.
Damaev
En cambio, la propiedad de acentos en el recitativo y la belleza tímbrica lucen en su aria de Sadko (grabación de 1912):
Damaev2
Andrei Labinsky nació en 1871 y tuvo una larga vida de 70 años como cantante y profesor.
En primer lugar, le oiremos el aria de Dubrovksy de Napravnik. En ella podemos observar muy palpablemente las características de la esucela ruso-italiana: timbre claro, emisión ligera y un ascenso al agudo final en un falsete que luego regula con mucho gusto:
Labinsky
En segundo lugar, el arios de Lensky de Evgeni Onegin, en el que canta, de nuevo, al más puro estilo de la escuela rusa...dicción magnífica, fraseo en su sitio, sentido del ritmo y de la musicalidad impresionantes...grabaciones de 1905.
Labinsky2
David Juzhin, tenor nacido en 1868, de carrera centrada en los teatros de provincias. Aún así, la única grabación que queda de él (hasta donde yo sé) es ésta, en la que, con la voz en su sitio y los agudos como cañones, nos impacta cantando “Pour Berthe, moi je soupire” de “El profeta” de Meyerbeer. Si éste era el de provincias, no quiero imaginarme a las estrellas... Grabación de 1902.
Juzhin
Alexandr Davydov nació en 1872. Cantó durante 17 años en el Mariinsky de San Petesburgo, aunque su fama venía, sobre todo, de su buen hacer como cantante de canciones y Lieder. Prueba de ello es su interpretación (como siempre en ruso) de “Il segreto” de Tosti. Grabación (fantástica) de 1901, con más italianitá que muchas otras...
Davydov
Alexandr Bogdanovich nació en 1874 y fue protegido de Sobinov (véase abajo), al darse cuenta de que este chico podría ser su heredero en su repertorio. Aquí nos canta “El amor es un sueño delicioso” de la ópera “La princesa lejana” de Bleichmann. La pasión, el lirismo y la delicada utilización de las sfumature hacen de él todo un artista. La voz, además, es hermosa, con un vibrato muy atractivo (para mí, claro). Grabación de 1905.
Bogdanovich
Bien, estos no son todos los tenores que cantaban a primeros de siglo en la madre Rusia, porque había otros dos que eran los divos, el sol y la luna, dos modos de entender el canto, los dos magníficos:
Leonid Sobinov y Dmitri Smirnov. Con ellos continuará este hilo, de momento os dejo con todos estos entrañables cantantes, a caballo entre el siglo XIX y el XX...