Con el término del plazo encima, continúo...
Cuadro II
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Luego de solazarse en fustigar la doble moral de la Kabanicha y de Dikoj, la música del preludio que precede a la apertura del telón sobre el paisaje nocturno, sugiere el tañir de una guitarra, la de Váňa, que se desenvuelve sobre el motivo de la conciencia, esta vez sí, auténticamente atormentada por consideraciones morales, de Káta y Boris.
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El motivo musical está completamente invadido por dos sentimientos: El temor y el deseo, que se agitan en el espíritu de Káta y Boris
El motivo inquieto de las cuerdas en sordina, es una copia del motivo que dominaba el inicio de la obertura, y que ya fuera evocado en el motivo del oboe, en el cuadro primero de este acto: Es la voz del temor, del sentimiento de culpa, y de los oscuros presagios que atenazan el corazón de Káta, y también de Boris.
Un segundo motivo sinuoso en las cuerdas, breve variante distendida del primero, parece dar libertad al deseo imperioso, que se ha mantenido reprimido durante ya la mitad de la obra.
El breve interludio concluye con la ejecución simultánea de los dos motivos, el original y su derivado, dando paso a una anticipación de la melodía de la balada de Váňa, canto cosaco, que se desenvuelve sobre la melodía de la gitarra, imitada por el arpa, y el pizzicati de las cuerdas.
Mientras Váňa espera a Varvara en el jardín, se divierte con una canción que trata sobre una joven alegre como ella.
Po zahrádce devucha jiz
ráno se procházela,
do potoka na své líce
casto pohlízela!
Una mañana, la rubiecita
Por el jardin placenteramente paseaba
Y en la fuente resplandeciente
Por el sol, se reflejaba
Váňa se sorprende con la aparición de Boris, quien también ha recibido un mensaje de una joven, que lo cita para encontrarse con ella ahí. En la conversación, Boris le confiesa que se trata de Káta quien le ha dado la cita. Váňa le manifiesta sus reparos y le conmina a no “perder la cabeza”. Están en esta conversación, cuando llega Varvara, muy alegre entonando la canción de Váňa, que este secunda, y los dos se van a caminar a lo largo del río, dejando a Boris solo, a la espera de Káta, que pronto aparece en escena.
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Lo cíclico, con su carga de significado dramático, es la regla que trasunta toda la música asociada a la pareja Váňa – Varvara. Así se nos muestra al entrar Varvara en escena, cantando la ya familiar frase rítmica que se le asocia en el acto primero, y reconocemos, ahora, su asociación a un motivo folclórico de dos estrofas y un alegre coro, en el que interviene Váňa:
Varvara:
Za vodou, za vodickou, muj Vána stojí,
za vodou, za vodickou, muj Vána stojí
Váňa:
Tovar nakupuje carevne svojí,
tovar nakupuje carevne svojí.
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Cuando Kát’a aparece, Boris le declara fogosamente su amor. La primera reacción de Káta es de resistencia, de un rechazo mal contenido, a la declaración amorosa de Boris, y al contacto físico con este. La conciencia del pecado, el sentimiento de culpa, el límite de la perdida del autocontrol, y el abandono a sus sentimientos, se suceden vertiginosamente.
El abandono voluptuoso del último pudor, repercute, amplificado, en la orquesta.
Desde este momento, la trama instrumental es hegemonizada por el lánguido motivo del “Pecado mortal”, que culmina en un Maestoso sobre un fondo agitado, tras la declaración de Káta:
Tvoje vule nade mnou vládne! Coz to nevidís?
Soy esclava de tus deseos, ¿no lo ves...?
El motivo instrumental se interrumpe con la llegada de la otra pareja.
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Váňa y Varvara vuelven. Varvara le explica a Váňa las precauciones que ha tomado en caso de que la Kabanicha las buscara, y su complicidad con Glasa.
Mientras Váňa y Varvara nos “distraen” con estos irrelevantes asuntos, Boris y Káta se entregan, fuera de escena, a su pasión.
La música, desde aquí hasta el final del cuadro, se desenvuelve en una interesante duplicidad: La pasión culpable fuera de escena, y el amor alegre, a nuestra vista. El motivo del “Pecado mortal”, de fondo, acompañado por el canto, en la lejanía, de Boris y Káta, se combina con la frase musical de Varvara, en una tenue orquestación superpuesta.
Uz dávno jsem te znala!
¡Desde siempre te conozco...!
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Cuando Váňa y Varvara escuchan las voces extasiadas de la segunda pareja, los llaman (a través de versos de otra canción popular) diciéndoles que es hora de volver a casa.
Vsecko domu, domu,
vsecko domu, domu!
A já domu nepujdu!
Ahora váyanse todos a casa
Ahora váyanse todos a casa
Que yo en casa no estaré
Los últimos momentos apasionados de Boris y Káta, son sugeridos por un Lento Espressivo, que surge de los arpegios en el arpa, y que evoca lejanamente al tema de Káta.