VERDI: DON CARLO
Sobre el autor:
Autor: Giuseppe Verdi (Roncole, Parma, Italia (en ese momento, bajo dominio Francés), 10 de Octubre de 1813 – Milán, Italia, 27 de enero de 1901.) Uno de los compositores italianos de ópera del siglo XIX más conocidos. Es autor de algunos de los títulos más populares y representados del repertorio, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore. Nace en Roncole, que por entonces se encontraba en el dominio Francés. Hijo de campesinos, estudió música en Busseto, bajo la protección de los esposos Barezzi. A los 25 años de edad se instala en Milán. Su primera ópera, Oberto, Conte di San Bonifacio, se estrenó en la Scala de Milán, con escaso éxito, pero logra su consagración con su tercera ópera, Nabucco, estrenada en alla Scala en 1842. Su obra destaca por su intensidad emocional, sus melodías armónicas y sus caracterizaciones dramáticas. Transformó la ópera italiana, que hasta entonces utilizaba argumentos tradicionales, libretos anticuados y enfatizaba la parte vocal, para crear una entidad musical y dramática unificada.
Época del autor: romanticismo
Otras óperas del compositor: Oberto, Conte di San Bonifacio; Un giorno di regno; Nabucco; I Lombarda alla prima Crociata; Ernani; I due Foscari; Giovanna d’Arco; Alzira; Attila; Macbeth; I masnadieri; Il Corsaro; La Battaglia di Legnaro; Luisa Millar; Stiffelio; I vespri siciliani; Un ballo in maschera, La Forza del destino.-
Sobre la ópera:
Estreno: Versión Francesa: París, 11 de marzo de 1867. Revisiones en italiano, Teatro alla Scala, 10 de enero de 1884 (en 4 actos) y Módena, 26 de diciembre de 1886 (versión de 5 actos en italiano).
Características de la Obra: Originalmente, Grand-Operá en 5 actos, con dos revisiones, que la convirtieron en una ópera en 4 y 5 actos.-
Génesis de la obra: La Opera de París le encargó a Verdi esta obra como parte de los actos que rodearían la Exposición Universal 1867. La obra fue concebida al estilo de la Grand Operá francesa, en cinco actos. Luego de su estreno frances, Verdi redujo la obra a cuatro actos y utilizó una traducción al italiano para ello. Dos años más tarde Verdi decide escribir una tercera versión, rescatando el primer acto y suprimiendo otras partes (como el ballet que siempre se incluía en una ópera francesa). Esta version es la que se ha venido representando con más frecuencia. La ópera fue poco representada durante la primera mitad del siglo XX, pero durante el período de la posguerra se ha convertido en parte del repertorio de la ópera estándart.
Libreto: François Joseph Méry y Camilla du Locle, basado en el drama Dom Karlos, Infant von Spanien de Schiller. Para las versiones en italiano, se utilizó la traducción de Achille de Lauzierees y Angelo Zanardini.
Argumento: La princesa Isabel y su paje Teobaldo, se han separado del grupo de cazadores en el bosque de Fontainebleau, no lejos de París. El príncipe Carlos, hijo de Felipe II de España, va a contraer matrimonio con ella, y solo manifiesta su alegría. La princesa no conoce a su prometido, y el príncipe se presenta como un miembro del cortejo español, pero pronto se revela como su prometido, y ambos confiesan su mutuo amor. Pero regresan los hombres de España, para traer mensaje del Rey Felipe II, que pide la mano de la princesa Isabel. Isabel acepta el matrimonio, llena de tristeza, por el bien de ambos pueblos.
(en la versión de 4 actos, todo esto ya ha pasado al momento de comenzar la opera)
En el claustro del monasterio de Yuste, junto a la tumba de Carlos I, el abuelo del principe Carlos, se escucha el cántico de los monjes. Al amanecer, Don Carlo lamenta el casamiento de su padre con la mujer que ama. Llega Rodrigo, el Marqués de Posa, recién llegado de Flandes. Siente angustia por los problemas de su amigo el príncipe, y así s eentera de su amor por su ahora madre. Rodrigo le aconseja abandone Madrid, y que obtenga permiso de su padre para marchar a Flandes y demostrar su valor ayudando al pueblo oprimido de aquellos estados. Ambos jóvenes se juran amistad eterna y piden a Dios fuerzas para luchar por la libertad.
En el jardín de las damas de la reina, el paje Teobaldo acompaña una canción de la Princesa de Éboli. La Reina llega, y poco después llega Rodrigo, de regreso de París. Entrega a la Reina una carta de su madre y al mismo tiempo desliza entre sus manos una nota de Don Carlo, solicitando verla. La Reina acepta, todos se retiran y llega don Carlo. Pide en principio la ayuda de la Reina para persuadir a su padre lo nombre gobernador de Flandes, pero termina perdiendo el control de sí mismo, declarándole apasionadamente su amor. Ella se aparta, y don Carlo huye precipitadamente. Arriba entonces el Rey, disgustado por ver a la Reina sola, y despide entonces a la Condesa d’Aremberg que debía permanecer como su dama de compañía, enviándola de regreso a Francia. Todos, consternados, se retiran. Pero el Rey le pide a Rodrigo charlar con él. Felipe le ofrece a Rodrigo un favor, a cambio de su servicio en las batallas. Rodrigo pide que libre de su miserable situación a Flandes, donde los protestantes están siendo perseguidos, pero Felipe, inconmovible, solo advierte al Marqués que se cuide del Gran Inquisidor. Sin embargo, el Rey comienza a confiar en Rodrigo y estima su honestidad, confesándole incluso sus sospechas acerca de la relación entre Isabel y su hijo Carlos, pidiéndole a Rodrigo que los vigile de cerca.
Don Carlo recibe una nota anónima, señalándole una entrevista en el jardín de la Reina, durante un baile de máscaras. El príncipe supone que la nota es de la misma Reina, y se presenta. Llega incluso a declararle su amor, a la mujer oculta tras la máscara de la Reina. Pero no se trata de ella, si no de la princesa de Éboli, con quien la Reina intercambió máscaras más temprano, para poder salir de la fiesta. La princesa en un primer momento está feliz, pues también ama a Carlos profundamente, pero se da cuenta que las palabras de éste iban dirigidas a otra al obserbar la reacción de Carlo cuando se saca la máscara, y al darse cuenta de que la máscara es de Elisabetta, comprende el corazón de Carlo. Furiosa de Celos, la princesa de Ébolli le advierte que está determinada a una dura venganza. Rodrigo llega, intenta aliviar la situación, pero la princesa está ciega de furia. Cuando ella se marcha, Carlos y Rodrigo vuelven a jurarse amistad total, y el príncipe confía a Rodrigo unos documentos secretos, de importancia vital, relacionados con los líderes revolucionarios de Flandes.
Poco después, en una plaza frente a la catedral, todo está preparado para un auto de fe. La multitud canta en honor del Rey. Pero llega don Carlo, al frente de una comisión de seis diputados flamenco, y se postran en súplica frente al Rey. Don Carlo se adelanta, y pide a Felipe que lo nombre gobernador de Flandes, para probar su capacidad para ser rey en el futuro. Felipe rechaza la petición y don Carlo, fuera de sí, desenvaina su espada en presencia del monarca. Felipe pide desasrmen al príncipe, pero nadie se atreve a hacerlo. Después de unos momentos de estupor, es Rodrigo quien desarma a su amigo el príncipe, recibiendo así el título de Duque en reconocimiento.
Más tarde en su despacho, el Rey reflexiona sobre la situación, y ha mandado a llamar al Gran Inquisidor. El rey pregunta qué castigo debe administrarse a su hijo, y el Inquisidor le aconseja la pena de muerte, señalando que Dios sacrificó a su propio Hijo para salvar a la humanidad, él puede sacrificar el suyo para salvar su reino. Luego, el Inquisidor pide a Felipe entregue a Rodrigo, sospechoso de conspirar contra la Iglesia, pero el Rey se resiste. El Inquisidor, antes de abandonar la estancia, le recuerda a Felipe que ni siquiera el Rey está por encima de la Inquisición. Entra entonces Isabel, y pide justicia: le han robado su joyero. Pero el joyero lo tiene el mismo Rey, quien lo abre, encontrando una miniatura del príncipe Carlos. Ella le recuerda, ante su reclamo, que antes de ser Reina estuvo comprometida con el príncipe, pero el Rey no escucha explicaciones. La Reina se desmaya ante el insulto de su marido, y Felipe llama por ayuda, acudiendo Rodrigo y la princesa de Éboli. Ésta última ha sido quien, por celos, ha entregado el joyero al Rey, y se reprocha su acción. Cuando Felipe y Rodrigo se han marchado, le pide perdón a la Reina por su traición, pero no solo le confiesa su amor por Carlos, si no que que ha sido también amante del Rey. Isabel le ordena abandonar la corte, marchándose al exilio o a un convento, dejando sola a la princesa en el despacho del Rey. Allí descubre la órden de ejecución para Carlos, y decide ayudar al príncipe antes de partir de Madrid.
En un calabozo, Carlo recibe la visita de Rodrigo. Éste viene a despedirse: la Inquisición encontró los documentos del príncipe en su poder, y lo está buscando. Rodrigo ha hecho esto con la esperanza de salvar a Carlos para que pueda liberar a Flandes. La venganza del Rey y de la Inquisición no se hace esperar, y Rodrigo es herido. En sus últimos momentos, le dice a Carlos que la Reina se econtrará con él al día siguiente. El Rey, rodeado de dignatarios, llega para devolver su espada a don Carlo, pero éste acusa a su padre de ser cómplice de la muerte de Rodrigo, y le revela que en realidad éste ha hecho todo para salvarlo a él. Fuera, se escucha el clamor de la multitud, levantada por la princesa de Éboli, pidiendo la libertad de Don Carlo. Las puertas se abren, la princesa ayuda a escapar al infante, pero el Gran Inquisidor aparece y ordena a la multitud postrarse en homenaje al monarca elegido por Dios.
Isabel, invadida de profunda tristeza, espera sola en el Monasterio de Yuste, arrodillada ante la tumba del Emperador Carlos I, la llegada de don Carlo. Finalmente aparece, se despiden tiernamente, reconociendo su mutuo amor, que solo podrá cumplirse en otra vida. Pero el rey Felipe y el Inquisidor llegan, junto con la guardia, a buscar a Carlo. Cuando los soldados van a apresar a los enamorados, se abre la tumba del Emperador Carlos y de ella emerge una visión, con hábito de monje, que se lleva a Don Carlos con ella, ante el espanto de todos los presentes.
Momentos Destacados: Fontainebleu…foresta inmensa…/ Io la vidi (aria Carlo)
L’ora falte è suonata (conjunto Elisabetta, Carlo, Lerma, Coro)
È lui ! Desso….L’infante! (dúo Carlo-Rodrigo)
Tra queste mura…/Nel giardin de bello (Canción del Velo -Èboli)
Io vengo a domandar (dúo Carlo-Elisabetta)
Non pianger, mia compagna (aria Elisabetta)
Restate! Presso alla mia persona (dúo Felipe-Rodrigo)
A mezzanotte (dúo y terceto Carlo- Éboli – Rodrigo)
Ella giammai m’amò (aria Felipe)
Son io dinanzi al Re (dúo Inquisidor-Felipe)
Ah! Sii maledetto, sospetto fatale (cuarteto Felipe-Rodrigo-Eboli-Elisabetta)
O don fatale (aria Eboli)
O Carlo, ascolta (aria Rodrigo)
Tu che di vanità conoscesti (aria Elisabetta)
Grabaciones recomendadas:
Don Carlo: Mario Filippeschi, Antonietta Stella, Boris Christoff, Elena Nicolai, Tito Gobbi, Giuilio Neri, Plinio Clabassi. – Orquesta y Coro de la Opera de Roma. Dir.: Gabriela Santini – EMI - 1954
Don Carlo: John Vickers, Gré Brouwenstijn, Boris Christoff, Fedora Barbieri, Michael Langdon, Joseph Rouleau – Orquesta y Coro del Covent Garden. Dir.: Carlo María Giulini – Myto Records – 1958
Don Carlo: Carlo Bergonzi, Renata Tebaldi, Nicolai Ghiaurov, Grace Bumbry, Dietrich Fischer-Dieskau, Martti Talvela, Tugonic Franc – orquesta y Coros de la Royal Opera House, Covent Garden. Dir.: Sir Georg Solti – DECCA – 1965
Don Carlo: Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Ruggero Raimondi, Shirley Verte, Sherrill Milnes, Giovanni Foiani, Simon Estes – Ambrosian Opera Chorus, Orquesta de la Royal Opera House. Dir.: Carlo María Giulini – EMI – 1971.-
Qué esperar de la obra: Don Carlo tiene la suntuosidad y la articulación típicas del drama lírico francés. Verdi alcanza en ella grandes momentos de dramatismo. En lo referente a la elaboración instrumental, el compositor demuestra haber recibido un notable impulso proveniente del contacto con las corrientes europeas.
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