Como algunos de ustedes sabrán, me
ofrecí gustosamente a cooperar con
@lm@viv@ en la ópera del mes de enero. Así que, amigo, acá cumplo con lo prometido:
Contexto histórico de Oberto, Conte di San Bonifacio
Antes de comenzar, quisiera dar fe de errata y aclarar un par de puntos de la biografía de Verdi que alguna vez
escribí. La primera es acerca de que era un mediocre pianista:
Citar:
… Verdi era, no obstante mediocre pianista…
Que no es estrictamente de esa manera, ya que, según se dice, Giuseppe Alinovi, maestro de capilla de la ciudad de Parma (ciudad a la cual se presentó Verdi para rendir los exámenes del concurso para ganar el puesto de maestro de capilla de Busseto) y colega estimado del gran Paganini, había afirmado que el futuro compositor de óperas era el Paganini del piano. De hecho, su padre, Carlo Verdi, le había comprado una espineta a la edad de cinco años.
Así como:
Citar:
… se interesaba poco por los aspectos teóricos de su arte…
También hay reseña que, en los mismos exámenes antes mencionados, Alinovi evaluó a Verdi en una prueba de composición. Este le había dado a Peppino, a las ocho de la mañana el tema para una fuga a cuatro voces, la cual el joven entregó a las seis de la tarde. Se dice que su lectura llenó de gozo al maestro parmesano. Posteriormente le diría a su único alumno, Muzio, que una de las claves de la composición estaba en hacer “fugas y canones; canones y fugas.”
En una carta a
Barezzi (no
Varezzi, otro error que cometí…
) el 29 de febrero (año bisiesto de 1835):
“El sábado, después de almorzar, hacia las tres de la tarde, fui a presentarme ante Alinovi. Me tomó un examen completo: ejecución, canto, acompañamiento con partitura, improvisación. Le toqué mis
Variaciones, que debí repetir, porque le gustaron mucho y quiso escucharlas mejor. Luego me puso delante diversos fragmentos de óperas que me negué a tocar porque las conocía. Me hizo acompañar, entre otras cosas, un dúo de Donizetti, cuya partitura estaba llena de errores (creo que lo hizo a propósito, para que yo los corrigiera durante la ejecución). Todo salió perfectamente bien y Alinovi se mostró satisfecho. Para demostrarle al maestro que era capaz de descifrar rápidamente piezas nuevas, le pedí una obra compuesta por él. Me mostró un
Laudate muy bello, que toqué sin dificultad. Luego tocamos con Alinovi una sonata de Herz a cuatro manos, y quedo muy satisfecho […]”
Por lo tanto, pido mil disculpas por los errores que cometí. Una vez aclarados estos, paso a reseñar la historia de cómo Verdi compuso Oberto, Conte di San Bonifacio.
Cuando Verdi estuvo alojado en la casa de su futuro suegro, Barezzi, y estudiando en Milán, pudo presenciar lo que fueron sus primeras óperas en la Scala. Comenzó a frecuentar los cafés y bibliotecas de los alrededores del legendario teatro. Peppino comenzó a codearse en este mundillo con importantes personajes y representantes de este tipo de espectáculo en la ciudad. Verdi descubrió allí entonces que era a esto a lo que se quería dedicar como músico: a la escena lírica y no a la música religiosa que tendría que interpretar siendo maestro de capilla. Uno de tantos personajes, Pietro Massini (al cual no pudo ver durante un año debido al viaje de Peppino a Busseto para presentarse a la postulación del puesto de maestro de capilla. Puesto al que renunció tiempo después de haberlo obtenido), que era amigo a su vez de los del Teatro dei Filodrammatici y director de la sociedad filarmónica de la ciudad, lo contactó, antes de que el joven Verdi fuera a presentarse a las pruebas en Busseto, con el conde Ottavio Tasca, conocida personalidad del mundo literario milanés, que le prometió vagamente un libreto, del cual nunca escribió una sola línea. Esto debido a la idea expuesta por Verdi de querer componer su primera ópera (idea que fue una de las principales causas de la renuncia al puesto de maestro de capilla)
Una vez estando de regreso a la capital lombarda, Verdi retomó el proyecto con la firme intención de llevarlo a cabo. Massini le recomendó verse con un colaborador de la Gazzetta Privilegiata y de la Rivista Europea, Antonio Piazza y consiguió que este escribiera un libreto. Posteriormente el texto fue revisado por Solera y se convertiría en Oberto, Conte di San Bonifacio.
Más adelante, se casa por primera vez, con Margherita Barezzi, por lo cual debió realizar los viajes correspondientes a la boda y la luna de miel.
Una vez de vuelta en Milán, hubo terminado la ópera que entonces tenía por nombre Lord Hamilton, texto inspirado en una obra de Walter Scott. Verdi estaba impaciente por llevar a escena su creación, pero sabía que Milán era para él inalcanzable en ese momento. Otro amigo de Peppino, Demaldé, le recomendó probar suerte en Parma. Una vez allí, tocó puerta tras puerta, e incluso envió una súplica a la archiduquesa de Parma, Maria Luisa, pero nada dio resultado. El empresario del Teatro Regio le hizo ver la triste realidad: no había posibilidad alguna de asumir tal riesgo de montar una ópera de un compositor cuya fama sólo se limitaba a algunos pueblos del país llano parmesano. Demaldé siguió insistiendo, pero fue inútil. Verdi que era orgulloso, juró que no le daría a su tierra natal la primicia de la obra.
Probaron suerte en Milán, donde Massini pidió que intercediera ante Bartolomeo Merelli, ex libretista de Donizetti y empresario de la Scala desde 1834. Éste, con el mismo argumento de su colega parmesano, no quiso saber nada del asunto. Prefería éxitos seguros con la obras de Bellini, Donizetti y Mercadante. Bellini había muerto y muchos eran los músicos que postulaban al Teatro para presentar sus obras a falta de las de Vincenzo. Pero a Peppino le jugaba en contra su edad: era demasiado joven y se le consideraba sin experiencia. En adelante fueron ocurriendo muchos hechos en la vida del compositor, entre las cuales se cuenta la muerte de su primera hija, Virginia. También los fueron ocurriendo a nivel milanés, dentro de los cuales comienza a haber agitación durante las primeras muestras de patriotismo. Pasado un tiempo, Massini (que ya no era director de la sociedad filarmónica) le presentó a Borromeo y al ingeniero Francesco Pasetti. Estos le propusieron representar su ópera en una velada a beneficio del Pio Istituto Teatrale, fundado por el duque Carlo Visconti di Modrone, para ayudar a los artistas caídos en la miseria. No era entrar por la puerta grande, pero le ayudaría para salir del anonimato.
Las cosas avanzaron mucho mejor de lo previsto. Los organizadores de la velada de beneficencia le pidieron a Verdi algunos retoques al mediocre libreto. Así se transformó de Lord Hamilton a Oberto. Algunos musicólogos opinan que Piazza le entregó al joven maestro dos libretos: Lord Hamilton, y otro con el nombre de Rocester, y que Peppino tomó lo mejor de ambos para hacer Oberto. Aún así, el compositor bussetano estuvo a punto de quedarse en el anonimato por dejar el proyecto a último momento, debido a que no le gustaron los cantantes. Pero, inesperadamente Merelli tuvo un cambio de opinión en el último momento. Decidió darle una oportunidad a Giuseppe. Primero debía representar la ópera en el Pio Istituto, para después ponerla en la futura temporada de la Scala. A Verdi le encantó el elenco de cantantes principales elegidos por Merelli. Todos ellos estrellas del bel canto. El tenor Napoleone Moriani, famoso intérprete de Donizetti y conocido como el tenor de la bella muerte, apodo dado por el público por su arte de morir en escena, la soprano Giuseppina Strepponi, y el barítono Giorgio Ronconi. Este trío fue recibido con entusiasmo por el joven Peppino, sobretodo por la Strepponi, su futura esposa, a la cual consideraba una gran interprete.
Desgraciadamente, el tenor debió desertar debido a una laringitis que lo sacó de escena del primer acto de
I Puritani. Después le siguió la soprano que argumentó su retirada debido a que estaba agotadísima después de cantar una
Lucia y un
Elixir de Amor. Merelli debió entonces buscar un reemplazo, lo que significó aplazar el estreno hasta la temporada de otoño. Esto significó inestabilidad económica para el joven Verdi, ya que, si bien el empresario de la Scala no le ofrecía más que la mitad de las ganancias si es que vendían la ópera a alguna editora, como la
Ricordi. Durante este transcurso muere el segundo hijo de Verdi, Idilio Romano. Una vez llegado el momento, Merelli pidió a Verdi que corrigiese algunas partes del libreto y que trabajara con el poeta Temistocle Solera. Ambos se complementaron muy bien. Cuando se hubo dado los últimos retoques a la partitura, se retomaron los ensayos, hacia octubre de 1839. Merelli ya había renunciado a llamar a la Strepponi (a la cual le había ofrecido un excelente contrato a la altura de la Malibrán), y convocó para el rol de Leonora a la destacada soprano Antonieta Raineri-Marini, cuyo marido, Ignazio Marini, también fue contratado para interpretar al conde de San Bonifacio. El personaje de Riccardo estuvo a cargo del tenor Lorenzo Salvi.
El estreno se llevó a cabo el 17 de noviembre de 1839, en la Scala. Como dijo Verdi después, no fue un éxito triunfal, pero lo suficientemente grande como para que Merelli organizara funciones extraordinarias, fuera de abono. Posteriormente se vendió la ópera a la casa Ricordi, donde Giovanni Ricordi le ofreció un contrato de que le diera a su editora los derechos de sus futuras óperas… pero eso ya es otra historia
Espero no haberles dado mucha lata…
Saludos
Bibliografía: Verdi y su tiempo, de Pierre Milza, Traducción de Silvia Kot, 1ª edición 2006 El Ateneo, Buenos Aires, Argentina.